domingo, 26 de noviembre de 2006

El apóstol no lo entendería, yo tampoco.

Oscar Sánchez Madan
Bitácora Cubana, 26 de noviembre de 2006 - Matanzas

Ningún patriota cubano, serio, podría creer que el apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, el más brillante de nuestros pensadores, hubiese promovido alguna vez la triste idea de fundar en la isla un régimen semi-feudal como el castrista, que explota a los trabajadores y los condena a vivir esclavizados en una horrible miseria.

A pesar de las infinitas mentiras con que algunos detractores comunistas, que vinculan a Martí a las ideas leninistas, y de la forma grosera con que estos han distorsionado su pensamiento, el héroe nacional de Cuba durante su relativamente corta, aunque fructífera, vida, logró diseñar para su patria un admirable proyecto humanista y liberador que en nada se asemeja al espantoso sistema totalitario y de esclavitud posmoderna, que le impuso a la nación, especialmente a los trabajadores, la actual dictadura bonapartista con su fracasada ideología, rechazada hoy en el mundo entero.

Si para la privilegiada nomenclatura bolchevique los trabajadores somos simples mercancías de las que esta se vale para obtener sus lucrativas ganancias, como lo fueron para los colonizadores europeos Ti Noel, Mackandal y el resto de los negros esclavos africanos del Haití descrito por Alejo Carpentier, en su reconocida novela “El reino de este mundo”, para José Martí, quienes producen y prestan elementales servicios a la nación constituyen una apetitosa levadura de la que se alimenta para su sostenimiento el país.

En múltiples ocasiones el apóstol dejó bien clara su posición en relación con los trabajadores. Para él un pueblo es independiente, cuando quienes trabajan se benefician sin temor alguno de la participación en una economía libre. En tal sentido escribió, en 1884, en un trabajo publicado en la revista La América, de Nueva York, lo siguiente: “La independencia de los pueblos y su buen gobierno vienen sólo cuando sus habitantes deben su subsistencia a un trabajo que no está a la merced de un regalador de puestos públicos, que los quita como los da y siempre tiene el susto, cuando no contra el armados en guerra, a los que viven de él”.

Para el maestro la única manera de alcanzar la verdadera libertad de una nación y de los trabajadores, es garantizar el respeto a la propiedad privada, que es la que verdaderamente produce riquezas, así lo manifestó en una carta que con fecha 12 de agosto de 1886, envió, desde Nueva York, al director del periódico hondureño La República.

En dicha misiva señala: “No hay más remedio de asegurar la libertad en la patria y el decoro en el hombre que fomentar la riqueza pública. La propiedad conserva los Estados, un déspota no puede imponerse a un pueblo de trabajadores”. Mas adelante señala: “No hay acaso por ahora tarea mas patriótica en nuestros países que la de abrir campo ancho al trabajo personal y al erario fuente viva que permite la rápida creación de las vías y conductores de riquezas”.

Sabio el apóstol, cuando en ese mismo documento señala, que “allí donde los hombres no tienen un seguro modo honesto de ganarse el pan, no hay esperanzas de que se afirmen las libertades públicas”.

En la Cuba, donde impera desde hace medio siglo un despreciable régimen totalitario de corte marxista leninista, que ha fuego y sangre ha logrado someter a quienes a diario sudan la camisa, sacrificándolos en favor de las ambiciones personales de un grupúsculo de acomodados bolcheviques, algunos de los cuales no ejercieron por mucho tiempo sus profesiones u oficios, las ideas de Martí, sobre los trabajadores, están aun por materializarse. Es un deber moral y patriótico de cada cubano lograrlo.

Me resulta escandaloso el hecho de que un Estado que se autoproclama martiano, defensor de los obreros y campesinos y protector de los humildes, no les permita a estos percibir un salario promedio mensual que supere los 16 dólares y les impida fundar sindicatos independientes y ejercer el derecho a la huelga, expresarse libremente, y en fin, vivir en democracia.

Martí no podría entender que un estado que lo usa a él como bandera, en sus batallas políticas, se apropie del 95% del salario de los trabajadores, a quien encarcela cuando defienden sus derechos, aun por medio de acciones no violentas. Eso, el apóstol no lo entendería; yo, amigos lectores, tampoco.

sábado, 25 de noviembre de 2006

Inauguran en universidades dominicanas plazas dedicadas a José Martí.

Dos plazas dedicadas al Apóstol de la independencia de Cuba, José Martí (1853-1895), quedaron inauguradas este viernes en el Centro Universitario Regional de Santiago (CURSA) y la Universidad Abierta para Adultos (UAPA), en República Dominicana.

Los bustos del también conocido como Autor Intelectual del Asalto al Cuartel Moncada, fueron develados por el subdirector de la Oficina del Programa Martiano, Fernando Vecino, el embajador cubano, Juan Astiasarán, y autoridades universitarias.

En las modernas instalaciones del CURSA, en las afueras de esta ciudad del Norte dominicano y a 166 kilómetros de la capital, el rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Roberto Reyna, presidió la actividad de su filial.

Radamés García, director del recinto académico donde estudian unos 13 mil estudiantes en 23 carreras, destacó la presencia de Martí en esa ciudad en dos momentos del siglo XVIII, cuando preparaba la Guerra Necesaria en su Patria.

Vecino felicitó al CURSA por la hermosa plaza dedicada a una de las más grandes figuras americanas, en sus múltiples facetas de político, combatiente, pensador, periodista, filósofo, poeta y precursor del modernismo literario.

En ambos lugares, el también diputado cubano elogió la creación del escultor Andrés González, donde la imagen en piedra pareciera convertirse en un llamado a la acción y la lucha por las ideas, en defensa de las cuales murió en combate.

Al concluir, el rector Reyna pronunció una conferencia magistral sobre la vigencia del pensamiento martiano y destacó la trascendencia de su legado, sintetizado en el aforismo "Patria es Humanidad", por encima del tiempo y las generaciones.

Reyna invitó a los universitarios y al pueblo a descubrir a Martí en el amor, la virtud, la amistad, el patriotismo, la solidaridad, la firmeza frente a las adversidades, la confianza en sus ideas y el valor de su ejemplo.

Reiteró el agradecimiento de la UASD al Gobierno cubano y a su presidente Fidel Castro, por tomarnos en cuenta en este homenaje a Martí e invitarnos a beber en la fuente de sus ideas.

El rector de la UAPA , Angel Hernández, destacó el honor de tener la imagen de Martí en la plaza homónima a la entrada del recinto donde estudian casi cinco mil alumnos en ocho carreras, y subrayó sus valores humanistas para Nuestra América.

En ambos actos estuvieron presentes autoridades académicas, de la provincia Santiago y personalidades invitadas.(PL)

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Citar a José Martí.

Algunos intelectuales cubanos hacen lecturas parciales del fragmento de la carta dedicada a su amigo Manuel Mercado.

Carlos Sotuyo, Miami
miércoles 22 de noviembre de 2006 6:00:00

Ha sido práctica de la enseñanza y de los políticos citar a Martí e interpretar sus afirmaciones como si fueran ellas mismas obras acabadas y no partes de un cuerpo más extenso y de ciertas circunstancias históricas. Una de esas lecturas parciales y que, por tanto, distorsionan el significado mismo del texto, es la que suele hacerse por algunos intelectuales cubanos del conocido fragmento de la carta que Martí le escribe a su amigo Manuel Mercado el día antes de morir en combate.

Me refiero a estas palabras: "…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber (…) de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América". Los detractores de Martí lo califican de demagogo por el hecho de postularle a Cuba la misión de impedir la expansión norteamericana sobre el resto de nuestros países.

Si se lee la carta es evidente que Martí no postula a Cuba esa misión. En ella se expresa claramente una estrategia que personalmente ha asumido. Es el hecho mismo de la independencia de Cuba lo que impide a tiempo que Estados Unidos se extienda sobre las antillas. No está Martí creando un ejército para enfrentarse al poderoso norte; él sabe que ante la primera gran república moderna —a la que él mismo llamó en un artículo en que se opone a la anexión, la nación "más grande de cuántas erigió jamás la libertad"— lo que debe construirse no es una fortaleza militar, sino una democracia republicana.

Si continuamos leyendo la carta a Mercado, en el quinto párrafo, Martí le dice a su amigo que el estado de guerra en Cuba, en sí mismo, ya impedía la anexión. Conocedor de la política norteamericana, Martí sabía que Estados Unidos jamás aceptaría la anexión de un país en guerra, ni iba a contraer el compromiso odioso y absurdo de abatir con sus armas una guerra de independencia americana.

Para algunos puede resultar exagerado el temor de Martí por la expansión norteamericana. Pero basta leer la propia carta a Mercado para entenderlo. Ya en el tercer párrafo cuenta a su amigo cómo Eugenio Bryson, corresponsal del periódico americano The New York Herald, lo sacó de la hamaca para hablarle de la actividad anexionista y su conversación con Martínez Campos, quien le dijo a Bryson que "España prefería entenderse con los EE UU a rendir la Isla a los cubanos".

Si a estos puros hechos del momento, sumamos los artículos que aparecían en la prensa americana de la época pidiendo la anexión, los comentarios de los políticos, las declaraciones de los funcionarios que proponían a España la compra de la Isla —que fue el método que Estados Unidos empleó durante ese siglo para hacerse de Luisiana o de Alaska, por ejemplo—, se comprende que cualquier político responsable debía de tener razones para preocuparse, a menos de que fuera un anexionista, o que le importara un bledo la independencia de su país.

El hacedor, no el profeta

A esta polémica de las citas descontextualizadas contribuyen varios hechos: el estilo mismo, aforístico, de José Martí es uno. Habrá siempre una tendencia a convertir sus frases en apotegmas; pero esa no ha de ser la tarea de los intelectuales, para quienes un texto requiere de una interpretación íntegra. Otro factor es la carencia de estudios sistematizados de la obra de José Martí, aproximaciones que estén a salvo de la misma tendencia a la frase y a la idea aislada.

Abunda la tergiversación de las ideas de Martí con motivos políticos. Presentan a José Martí como un soñador, y no vemos en él al hombre que hizo lo que dijo: el hacedor, no el profeta —aunque hay profetas hacedores—. Nos reta además el hondísimo alcance de los estudios que escribió Martí sobre Cuba, Latinoamérica y Estados Unidos: la gravedad de la idea se resuelve en el encomio ligero o la iconoclasia de moda. Y finalmente creo que nos ahoga el fracaso —nuestro, muy contemporáneo— del proyecto de la República—. Entonces los hay que eligen ir a las raíces no para resembrarlas, sino para arrancarlas del subsuelo.

Mostrarán original de dibujo que un niño realizara al Apóstol cubano José Martí.

El original de uno de los cuatro dibujos que Bernardo Figueredo Antúnez realizara al Apóstol se ha guardado con celo durante 113 años.

Por: Luis Hernández Serrano
Correo: digital@jrebelde.cip.cu
22 de noviembre de 2006 01:52:10 GMT

El primer niño que dibujó a José Martí en toda la historia, al parecer, fue el dominicano Bernardo Figueredo Antúnez, hijo del camagüeyano Fernando Figueredo Socarrás —secretario y ayudante de Carlos Manuel de Céspedes—, y de la manzanillera Juana Antúnez Antúnez. El dibujo original —inédito hasta hoy—, se conserva todavía.

Según el licenciado Jorge Rolando García Perdigón, museólogo-especialista del Museo Casa Natal de José Martí, de Ciudad de La Habana, el original de uno de los cuatro dibujos que el muchacho realizara al Apóstol, guardado con celo durante 113 años, se expondrá en esa institución próximamente.

Hecho con tinta negra, a plumilla, sobre una cartulina, donde el maestro está de frente y de medio cuerpo, el dibujo se mantiene nítido y en buen estado. Mide 11,2 centímetros de largo por 7,5 centímetros de ancho.

El niño Bernardo, a la edad de 14 años, dibujó al autor de La Edad de Oro el sábado 23 de diciembre de 1893, cuando Martí tenía aún 40 años. Lo acompañaba en el coche Pullman de un tren que se dirigía de Cayo Hueso a Nueva York.

Bernardo, estudiante de Pintura de la Academia Abney, en Cayo Hueso, le hizo primero tres dibujos al Apóstol, en papel cuadriculado español, a fines de 1892 o principios de 1893, que no aparecen en la primera iconografía martiana, hecha en 1925 por Arturo O. de Carricarte, pero sí en la de Gonzalo de Quesada y Miranda, publicada por la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado en 1985. Sin embargo, el cuarto es ahora que se publica por primera vez, en Juventud Rebelde.

Fernando y Juana se casaron en 1873 en la manigua cubana. Tras el Pacto del Zanjón, en 1878, se mudaron para Santo Domingo, donde nació el niño el primero de julio de 1879. De allí la familia pasó a vivir a Cayo Hueso, ciudad en la que conoció a Martí durante su primera visita a ese lugar, en 1891.

El Apóstol volvió al Cayo a mediados de 1893 y ocasionalmente se albergó en la casa de ellos. Tanto afecto sintió el Apóstol por el niño pintor, que le dedicó así un ejemplar del libro Stanley’s History or Through the Wilds of Africa (Historia de Stanley o Atravesando África): «A Bernardo, que es de los mejores de este mundo, porque es bueno, José Martí, N. York, 27 de julio de 1893».

Bernardo participó en la guerra de 1895 y alcanzó el grado de teniente. Al final de la lucha se fue a vivir a La Habana, donde desempeñó importantes cargos en el sector bancario. Murió con 93 años, en la capital cubana, el 27 de febrero de 1972.

martes, 21 de noviembre de 2006

Martí en The New York Times.

Posted on Tue, Nov. 21, 2006
CARLOS RIPOLL

El Partido Revolucionario Cubano se formó en Cayo Hueso y Tampa a principios de 1892. De regreso a Nueva York, Martí quiso integrar en el partido los grupos del exilio que allí lo apoyaban. A ese efecto se celebró una reunión de cubanos y puertorriqueños en el Military Hall, del Bowery. Por ese acto aparece en The New York Times por vez primera el nombre de Martí; dicen los titulares del 7 de marzo que se promovía una revolución y que los partidarios de la libertad de Cuba recaudaban fondos para la causa (Promoting a Revolution. Friends of Cuban Liberty Raising Funds for the Cause).

Mientras en Washington crecía el impulso expansionista, entre los cubanos aumentaba el número de los que estaban a favor de la anexión de Cuba a los Estados Unidos; un artículo en el periódico anunciaba a grandes titulares el 2 de agosto de 1892: Cubans Favor Annexation. Martí, antiimperialista, se lanzó entonces con mayor fuerza a torcer el ''destino manifiesto'' que de tiempo atrás se anunciaba para su patria.

A partir de ese momento, The New York Times sigue a Martí en su campaña por la Florida. Desde Cayo Hueso informa un corresponsal sobre su llegada procedente de Tampa. Lo recibió en el muelle una multitud de cubanos, recorrieron las calles precedidos por una banda de música y se dijeron discursos sobre el progreso de la conspiración en la isla. Luego, en Jacksonville, mil quinientos emigrados fueron a escuchar a Martí.

A partir de entonces el periódico se refiere con frecuencia a Martí como el ''general Martí'' (Gen. Marti). El 12 de marzo de 1893, desde Cayo Hueso afirma que la marina americana tenía listos dos cruceros para impedir una expedición armada a las órdenes de Martí (It is positively known that Gen. Marti will go with the expedition against Cuba); y con espíritu de burla reproduce la noticia de que los cubanos hacían prácticas militares en la playa, y que cuando no tenían fusiles llevaban escobas al hombro (If the supply of guns runs low, brooms are substituted).

Cientos de dibujos, quizás miles se han hecho de Martí. Que se sepa, el más antiguo es el que aquí se ofrece. Apareció en el periódico el 15 de abril de 1893 con una reseña de actos en San Agustín, Ocala, Tampa, Cayo Hueso y en el Hardman Hall, de Nueva York: era por el aniversario de la fundación del Partido Revolucionario Cubano. Otro aporte curioso que aparece en The New York Times es la traducción de un escrito de Martí anunciando el progreso de los planes para la guerra. Con el apoyo del general Máximo Gómez, en Santo Domingo, Martí estaba muy satisfecho de haber logrado también el del general Antonio Maceo, en Costa Rica. Escribió así una circular que el periódico tradujo y publicó en parte poco después: ''Somos un ejército de luz'', decía el original. ''No hay sorpresa ni desacuerdo que pueda detener nuestro camino hacia el triunfo. Los héroes de Cuba hoy trabajan juntos ¡Bendita sea nuestra patria!'' (We are an army of light. There is no surprise or discord that can check our march to victory The Cuban heroes are working together God bless our country!).

Iniciada la guerra, tres días después del Grito de Baire, en un despacho desde La Habana del 27 de febrero de 1895, The New York Times tilda de arrepentidos y cobardes a los que habían preparado la insurrección (Cuban Rebels Penitent. Those Who Were Fierce in New York Are Like Doves Elsewhere). El 1 de abril desembarcaron cerca de Baracoa Antonio Maceo, Flor Crombet y 21 hombres; y diez días más tarde, cerca de Santiago de Cuba, Martí, Gómez y sus 4 acompañantes. El 22 de abril, para desprestigiar la revolución dice el periódico que los insurrectos eran casi todos negros, con jefes incapacitados, y que el general Maceo se había suicidado (Cuba's Rare Insurgents. Mostly Negroes, With Poor Arms and Incapable Leaders. Maceo Kills Himself in Chagrin).

La noticia de la muerte de Martí la dio The New York Times el 21 de mayo. Tiempo después repitieron una infamia que empezó a circular a raíz de Dos Ríos: que hombres de Maceo, siguiendo sus instrucciones, lo habían asesinado. Después informó el periódico sobre el traslado del cadáver a Remanganaguas, a San Luis y al cementerio en Santiago de Cuba. De nuevo allí lo identificaron, y con cierto sarcasmo el periódico afirma que desde el punto de vista legal, y en toda la extensión de la palabra, ''el incomparable Martí'' estaba muerto (The one and only Martí is literally and legally dead).

El álbum de Clemencia Gómez en Villa Clara.

Fue José Martí quien reveló su existencia.

Por: Narciso Fernández Ramírez
18 de Noviembre de 2006

Vanguardia ofrece detalles desconocidos acerca del álbum de la hija mayor del Generalísimo Máximo Gómez, que incluye pormenores de su publicación y la dedicatoria que a ella le hiciera José Martí.

Es precisamente el Héroe Nacional quien revela la existencia de tan íntimo documento en una crónica publicada en la edición del periódico Patria el 29 de abril de 1893.

Muy propio de la época —en que la mayoría de las jóvenes recogía en un documento los testimonios y recuerdos de sus mayores afectos—, la hija mayor del matrimonio del dominicano Máximo Gómez y la cubana Bernarda Toro poseía el suyo desde que su padre se lo compró en la ciudad norteamericana de Nueva Orleáns, el 28 de enero de 1885, fecha coincidente con el cumpleaños 32 de José Martí.

Desde ese día, la niña, a la sazón con 12 años, había iniciado su llenado con un cariñoso reclamo a sus padres: «Mis queridos Papá y Mamá ya que tú me has regalado el autógrafo escríbeme un recuerdo tuyo. Yo te beso y te abrazo. Clemencita.»

Cuando Martí llegó a República Dominicana en 1892, en la preparación de la Guerra Necesaria, conoció de la existencia del álbum, y en él plasmó hermosas palabras que llegaron hondo al corazón del viejo mambí, de quien se había alejado abruptamente en 1884 por motivos del fracasado plan insurrecional Gómez-Maceo.

Nadie mejor que el visionario cubano para darse cuenta de que no había puerta más segura para penetrar de nuevo en el alma del patriota dominicano —al que no tenía otra cosa que ofrecer que la probable ingratitud de los hombres— que ganarse el afecto y cariño de su adorada hija, modelo de acrisolada virtud y probado patriotismo.

De ahí que, según sus propias palabras: «Hurtó el viajero su álbum a Clemencia, y le copió las páginas que sigue, y son espejo fiel de aquella casa.».

De igual manera, aprovechó el Maestro para dar a conocer también las sensibles dedicatorias escritas a Clemencia por sus padres, Gómez y Manana, así como la de su hermano Francisco, el valiente Panchito, quien caería años más tarde junto a Antonio Maceo en San Pedro de Punta Brava.

DERROTERO DEL ÁLBUM Y SU PUBLICACIÓN EN VILLA CLARA

Como señala el investigador Antonio Álvarez Pitaluga en el artículo publicado en Granma, las últimas líneas recogidas por la hija mayor de Gómez datan del 24 de mayo de 1903.

Por sus 18 páginas había transitado lo más selecto y valioso del pensamiento revolucionario cubano de fines del siglo XIX. Desde el héroe de Dos Ríos hasta la esposa del Titán de Bronce, María Cabrales. Sin que faltaran las firmas de los Mayores Generales Serafín Sánchez y Francisco Carrillo, ni las del doctor Eusebio Hernández, junto a otras más modestas, e incluso hoy desconocidas.

En 1922, muere Clemencia a la edad de 49 años sin dejar descendencia. Pasa entonces el documento a Margarita, su hermana menor, y de esta a las de su hijo Pedro Máximo Vargas Gómez, nieto del Generalísimo y sobrino suyo, quien fallece el 5 de junio de 1998 en Ciudad de La Habana a los 85 años.

En 1992, este último lo presta al maestro villaclareño Arístides Rondón, amante de la historia y amigo personal suyo, quien lo conserva en su poder y lo utiliza en varios eventos científicos.

Dos años después, Pedro Máximo autoriza su publicación, en carta que damos a conocer por vez primera. Sentidas palabras del nieto del Generalísimo que testimonian su amor por los villaclareños y la confianza depositada en el profesor Aristides, ya por entonces en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de cuyo centro es su historiador.

Doce meses más tarde, coincidiendo con el centenario de la caída en combate de José Martí y del inicio de la Guerra Necesaria, y a instancias del Dr. Ordenel Heredia, el documento se publica íntegro en el número 110 de la revista Islas de la Universidad Central de Las Villas.

Sus autores fueron el Doctor en Ciencias Pedagógicas Ricardo Pino Torrens, en misión de colaboración en Venezuela, y el propio Arístides Rondón Velázquez.

Con su edición, se daba a conocer una joya de la historiografía cubana, la cual había permanecido inédita durante más de un siglo en el seno de la familia Gómez.

Los que entonces tuvimos en nuestras manos el documento original sentimos la emoción de saber que allí, en esas amarillentas hojas rectangulares, habían plasmado sus ideas y sentimientos más íntimos hombres sumamente venerados por todos los cubanos.

Vimos y palpamos la letra nerviosa e inequívoca de Martí, la más tosca, pero bella y profunda, de Gómez, quien le escribiera a su hija frases tan amorosas como estas: "El perfume de tus castos pensamientos mantendrán siempre joven y alegre el corazón de tu amoroso Padre..."

También es sobrecogedora la dedicatoria de Bernarda Toro a su adolescente hija y la del malogrado Panchito, caído junto al Titán de Bronce Antonio Maceo en Punta Brava, quien le dijera a su hermana: "Yo te deseo una feliz vida aunque yo creo que no la tendremos hasta que no volvamos a pisar el suelo de nuestra Cuba."

Agrupación asturiana reclama atención para la plaza de José Martí.

Y. L./AVILÉS

La Agrupación Social Independiente de Avilés (ASIA) ha presentado un escrito en el Ayuntamiento en el que reclama atención para la plaza de José Martí. Esta organización considera que, una vez finalizadas las obras en la oficina de turismo, debería haberse recuperado ya los árboles que se retiraron de esta zona por motivo de esos trabajos, también cree debería resaltarse más a quién está dedicada la plaza.

En este sentido pide que el busto de José Martí sea colocado en el centro y que cuente con una placa en la que se haga una breve reseña a la biografía del personaje. También entiende ASIA que en la plaza deberían ondear permanentemente las banderas de Cuba y España, «como símbolo de la amistad permanente entre las dos naciones».

Esta organización política reclama una mayor vigilancia para la zona, para que se evite que se aparque tanto en la plaza como en otros puntos de la calle adyacente. Al respecto señala que es necesario la revisión del suelo y alcantarillado de la calle de Jovellanos, deteriorado por el paso de vehículos.

domingo, 12 de noviembre de 2006

Un hombre excepcionalmente amoroso.

Oscar Sánchez Madan
Bitácora Cubana, 12 de noviembre de 2006 - Matanzas

José Martí y Pérez (1853-1895), apóstol de la independencia de Cuba. Fue un hombre excepcionalmente amoroso. Amó a su esposa, sus padres, su hijo, sus amigos, y a todos cuantos le rodeaban, casi con el mismo amor con que el Jesús de la Biblia amó a sus amigos y a sus propios enemigos.

El régimen militar castrista, sin embargo, a lo largo de estos horribles 48 años de totalitarismo leninista, ha distorsionado groseramente la más importante faceta de su carácter: el amor.

Nos ha vendido a un Martí, que, supuestamente, odiaba a sus enemigos. En tal sentido, y malintencionadamente, los comisarios de La Habana han utilizado unas sentidas palabras de nuestro héroe nacional escritas en su primer ensayo teatral, el drama patriótico simbólico Abdala -publicado el 23 de octubre de 1869, en el único número del minúsculo periódico de su propiedad La Patria Libre-, para sembrar en nuestro pueblo un odio visceral a Estados Unidos y a las naciones y personalidades del mundo civilizado y democrático.

En dicha obra puede leerse “ El amor, madre, a la patria,/ no es el amor ridículo a la tierra,/ ni a la yerba que pisan nuestras plantas; es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca ”.

Es cierto que en estos versos el maestro define el amor a la patria como “el odio invencible a quien la oprime”, y como “el rencor eterno a quien la ataca”. Pero no debemos olvidar, que en el momento en que fue escrita y publicada Abdala, el apóstol era un adolescente de sólo 16 años, afectado por las singulares particularidades generales de esa compleja etapa del desarrollo del ser humano, donde comenzamos a ser jóvenes cuando todavía no hemos dejado de ser niños, y en la que el ímpetu, la pasión extrema y la inexperiencia están a la vuelta de la esquina esperando para sorprendernos una y otra vez, mientras nos empeñamos en conquistar la independencia de todo y todos por medio de nuestra rebeldía imberbe.

Si considerásemos cómo éramos nosotros mismos a la edad de 16 años podríamos perfectamente comprender a aquel Martí, quien casi niño escribió sobre su odio y su rencor por los enemigos de Cuba, máxime cuando sabemos que él era testigo de los maltratos físicos a que estaban expuestos los negros esclavos traídos de África por los conquistadores españoles.

Nadie puede negar que hasta los propios organizadores de sus obras completas, publicadas por la editorial Ciencias Sociales de La Habana, en 1975, reconocen que Abdala es una obra de adolescencia rebelde.

La deslumbrante carga de amor que el apóstol llevó siempre consigo no pueden ocultarla los talibanes bolcheviques de La Habana por mucho que lo intenten.
Los regímenes dictatoriales, como el castrista, necesitan, ¡de qué manera!, justificar sus actos de odio, es decir, sus crímenes. Por eso tergiversan la historia, de tal manera, que aun José Martí, amoroso, liberal, humanista y demócrata, lo transformaron, que Dios los perdone, en un ser detestable que supuestamente adoraba la dictadura de partido único y los escandalosos abusos que esta comete en nombre del pueblo y de un presunto ideal mesiánico.

En Abdala, es cierto que el héroe nacional menciona los conceptos de odio y rencor con mucha fuerza, pero la idea central de dicha obra radica en el amor que debemos sentir por la patria, la justicia y la libertad. Son estos conceptos que el maestro defiende en una carta fechada el 18 de mayo de 1894 dirigida a sus amigos, los señores Jorge Jackson y Salvador Herrera.

El Martí que ya no era un adolescente, porque para esa fecha ya había cumplido los 41 años de edad y se hallaba en la plenitud de su vida, escribe: “el amor de la patria es en mi el ardiente amor de la justicia y el bienestar del hombre y el arte de alentar su derecho sin lucha violenta e innecesaria contra todo lo cuanto se le opone”. ¡Cuan diferentes estas palabras de aquellas escritas en su adolescencia! ¿Podemos afirmar que Martí se contradice? No. Debemos entender, y eso es lo que no ha querido hacer el castrismo, que el apóstol había madurado con el tiempo.

ara comprender bien a José Martí, es imprescindible realizar un estudio serio e integral de su obra y observar su pensamiento en constante evolución. Es necesario apartarse de todo partidismo, sobretodo de posiciones oportunistas.

Definitivamente tengo que reiterar que Martí, el más universal de los cubanos, el hombre que dijo que “los niños son la esperanza del mundo, porque ellos son los que saben querer”, no albergaba odios en su corazón. No podía odiar el patriota que nos enseñó que la guerra por la independencia no se organizó contra el español, sino contra la España colonial.

Sólo los mentirosos y los oportunistas, los que integran el bando de los que odian y deshacen, pueden encontrar en Martí odio, y utilizar su figura para atacar a los supuestos enemigos de Cuba.

El apóstol amaba con la inteligencia, la pasión y la fidelidad, conque sólo un ángel puede amar al creador.

Cuba tiene un parque en Tampa.

Por Alexandra Zayas
© St. Petersburg Times


Parque José Martí - Foto de Archivo

TAMPA. Tres cuadras al este, resuenan los sonidos especiales en las 20 salas de los cines Muvico. Una cuadra al sur, los trasnochadores van de bar en bar con música de fondo. Pero por la noche, todo es tranquilidad en el verde parque cercado José Martí Park.

La mayoría de los transeúntes no le prestan mucha atención al parque de 0.14 acre en el 1301 E. de la Octava Avenida. Pocos saben que si entrasen al mismo podrían disfrutar de una visita sin necesidad de visa al suelo cubano. Así, literalmente.

Los historiadores de la University of South Florida lo comprobaron hace 30 años. Los expedientes de propiedad del Condado Hillsborough lo muestran. Los funcionarios de Parques y Recreación de Tampa lo confirman: El parque, dedicado al héroe de la independencia cubana, poeta y orador, José Martí, es propiedad de la República de Cuba desde 1956.He aquí lo que un equipo de Estudios Internacionales de la universidad encontró durante una investigación que llevaron a cabo en 1976 y que se publicó en la revista de la Sociedad Histórica de Tampa, The Sunland Tribune, en 1977:

En esos terrenos estuvo una casa de huéspedes propiedad de la patriota afrocubana Paulina Pedroso. Cuando Martí venía a Tampa, en sus esfuerzos por liberar a Cuba del dominio español, a menudo se hospedaba allí. Fue en esa casa de madera donde se recuperó de un intento de asesinato, mientras que el esposo de Paulina, un tabaquero de nombre Ruperto, lo cuidaba. Según las leyendas, el sonido de la pluma de Martí escribiendo, podía oírse afuera en el silencio de la noche.

Martí murió en el campo de batalla en 1895 y Cuba se hizo independiente. Los Pedroso se mudaron a Cuba en 1910 y vendieron la propiedad. Pasó por varios dueños y en 1951 fue comprada por un matrimonio de La Habana que quería darle la propiedad al estado cubano como un tributo a Martí.

En 1956 ellos traspasaron la propiedad a “el Estado Cubano”, o sea la República de Cuba. El gobierno de Fulgencio Batista aceptó oficialmente la propiedad y el Cónsul norteamericano en La Habana certificó la transacción.

La casa fue demolida y el gobierno de Batista donó el dinero para hacer un parque. Luego, en 1959, Fidel Castro tomó Cuba y todo se hizo confuso.

“El parque fue establecido cuando Cuba era libre y democrática,” dijo la vocera del Parques y Recreaciones de la ciudad, Linda Carlo. “Una vez que se convirtió en un país comunista, la ciudad se enfrentó al problema de ¿qué hacemos con él?’”

Los funcionarios de la ciudad decidieron que mantendrían el alumbrado y regadío del parque, pero que lo pondrían en manos de la comunidad cubano americana de Tampa. Puede que ellos no supieran cuán dividida estaba la comunidad, y todavía lo está hoy en día.

A principios de los años sesenta, el parque era el centro de enfrentamientos entre cubanos pro Castro y anti Castro, dijo la historiadora de West Tampa, Maura Barrios. Esa tensión no ha desaparecido.

En 1990 el ex Alcalde Sandy Freedman entregó la administración del parque a un grupo de activistas anticastristas llamado el Centro Histórico y Cultural Cubano, que es el que todavía lo administra.

El grupo está dirigido por el coronel retirado del ejército de los EE.UU., Orlando Rodríguez, y un grupo de ex prisioneros políticos cubanos. El abogado Ralph Fernández paga los impuestos.

En 1999 un grupo de cubanos más liberales que están en contra del embargo, pero que también consideran a Martí su héroe, se reunieron en el parque para recoger ayuda humanitaria para enviar a la isla. Los exiliados se les enfrentaron en la entrada del parque con bocinas y cartelones de protesta que decían, “Castro quiere su dinero, pero odia su valor.” Maura Barrios, que trabajó como voluntaria para recoger la ayuda dijo que la protesta se hizo intimidadora y los organizadores tuvieron que llamar a la policía.

Desde entonces, dijo Barrios, los cubanos que estén en contra del embargo no pueden entrar al parque.

El parque está abierto de 8:30 a.m. a 1:30 p.m. de lunes a viernes.

Si alguien quiere entrar al parque durante el fin de semana, tiene que llamar al número de teléfono que aparece en la entrada, que es el de la casa de Rodríguez.

“Pero es preferible si uno se ajusta al horario. Si no cada vez que alguien llega estarían llamando para que les abriesen.” Rodríguez no niega que el parque se mantiene cerrado por motivos políticos. El brazo de la estatua de Martí ha sido roto varias veces. El considera que ha sido vandalismo pro Castro.

Rodríguez dice que él y el grupo de cubanos exiliados son “guardianes” del pequeño pedazo de tierra cubana libre. Pero esa protección, dicen los críticos, es a costa de la libertad de expresión.

Definiendo la democracia.

El grupo de Rodríguez pintó de blanco la estatua de Martí que antes era de color bronce, para simbolizar la pureza del mensaje de Martí sobre la democracia y para que fuese igual a las estatus de mármol blanco de Martí que hay en Cuba.

A ambos lados del camino de entrada hay árboles en macetones con el nombre de las provincias históricas de Cuba. En los macetones hay tierra cubana traída de la provincia respectiva. Para los cubano anticastristas y pro embargo, esto es lo más cerca que estarán de su patria antes de morir – una tierra que dejaron porque sentían que habían perdido sus libertades.

Rodríguez ve cualquier indicio de simpatía hacia la Cuba de Castro como una invasión de su patria. “Nosotros representamos a la república cubana,” dijo el abogado Ralph Fernández. ¿Por qué hemos de dejar entrar a estos ‘rojillos’ a denigrar lo que José Martí defendió?”

Barrios encuentra irónico que gente que defienda la democracia limiten la libertad de expresión en territorio cubano libre.

Rodríguez dice que en definitiva algunas expresiones son una amenaza a la democracia. “Que gente que representa un sistema totalitario como el de Castro hable de libertad de expresión, da risa,” dijo Rodríguez. “Eso es lo menos que ellos representan. En medio de todo el alboroto, la estatua de José Martí tranquilamente observa todo tras las rejas la mayor parte del día.

sábado, 11 de noviembre de 2006

Apóstol cubano José Martí murió con insignia del patriota Carlos Manuel de Céspedes.

La escarapela o insignia mambisa se encuentra entre las cerca de 120 piezas que se exhibe el Museo Casa Natal del Apóstol, en La Habana

Por: Luis Hernández Serrano

Correo: digital@jrebelde.cip.cu

10 de noviembre de 2006 02:30:38 GMT

Escarapela o insignia mambisa

Escarapela o insignia mambisa. Foto: Roberto Suárez

La escarapela o insignia mambisa entregada a Carlos Manuel de Céspedes, luego de ser nombrado en 1869 Presidente de Cuba en Armas, fue la misma que llevaba José Martí en su pecho cuando cayó en Dos Ríos, en 1895.

Este distintivo, una de las piezas más importantes entre las cerca de 120 que se exhiben en el Museo Casa Natal del Apóstol, ha sido colocada en lugar preferencial de la primera sala de la institución.

El valioso objeto, que ya tiene 137 años, mide 6,6 centímetros de largo y 5 de ancho, y es una diminuta bandera cubana con sus colores. Fue bordada especialmente para Céspedes por jóvenes bayamesas, en tela de reina con mostacilla o pequeñitas cuentas de vidrio agujereadas.

El joven museólogo y especialista Jorge Rolando García Perdigón, al explicar a JR el derrotero y las características de la pieza, precisó que al ser destituido de su cargo, Céspedes la entregó de recuerdo a su secretario y ayudante, el coronel camagüeyano Fernando Figueredo Socarrás, quien la regaló a Martí a principios de 1895, cuando este partió rumbo a República Dominicana para venir a Cuba posteriormente.

Cuando fue ascendido a Mayor General por el General en Jefe Máximo Gómez, Martí puso la escarapela en su camisa, y con esta cayó. De allí la recogió el coronel español José Jiménez de Sandoval, quien a principios del siglo XX —junto con el cortaplumas y las espuelas de Martí— la entregó a Justo Gálvez, ministro de Cuba en Madrid.

En 1964 la Dirección de Patrimonio hizo llegar a la Casa Natal este símbolo, que unió para siempre en la historia a los dos jefes de las guerras de 1868 y 1895.

Develan efigie de José Martí en universidad colombiana.

La Habana, Sábado 11 de Noviembre
Por Por Alejandroi Gómez, enviado especial

Bucaramanga, Colombia, 10 nov (PL) Una efigie del Héroe Nacional cubano, José Martí, engalana desde hoy el pasillo central del edificio de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Industrial de Santander (UIS), en Colombia.

El embajador de Cuba en este país, José Antonio Pérez Novoa, y el vice-rector académico de la UIS, Álvaro Gómez, develaron la efigie de Martí, que estaba cubierta por las banderas cubana y colombiana.

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