lunes, 29 de octubre de 2007

José Martí en un libro para niños.

Publicado el miércoles 17 de octubre del 2007

ARTURO ARIAS-POLO
El Nuevo Herald

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José, un libro destinado a los niños sobre la vida y obra del patriota e intelectual cubano José Martí, será presentado hoy por la editorial Lectorum en el Centro Cultural Español (CCE) de Coral Gables. El volumen pertenece a la colección escrita en verso Cuando los grandes eran pequeños, original de la puertorriqueña Georgina Lázaro, que se propone familiarizar al lector infantil de forma amena con el entorno histórico y el legado de personalidades tan relevantes de la cultura hispanoamericana como Sor Juana Inés de la Cruz, Julia de Burgos, Pablo Neruda y Jorge Luis Borges.

''Lo novedoso de José es cómo se sintetizó un tema tan ambicioso en pocas páginas. Las ilustraciones de la pintora cubana María Sánchez cautivan por su colorido y su capacidad para apresar la esencia de la cubanía. Es asombroso cómo se pudo abarcar la trayectoria martiana desde su nacimiento hasta su exilio en España. La idea de recurrir a los versos octosílabos recuerda la musicalidad de los Versos sencillos de José Martí y es una manera de motivar a los niños a seguir investigando en la obra del apóstol'', dice el escritor e investigador Antonio Orlando Rodríguez, a cargo de la presentación del libro.

Georgina Lázaro comenzó su carrera literaria hace once años después de ejercer el magisterio. Desde entonces ha publicado más de 40 libros, entre los más conocidos se encuentran El flamboyán amarillo, El mejor es mi papá y ¡Viva la tortuga! Su primera colaboración con María Sánchez en Cuando los grandes eran pequeños ha sido una de las claves del éxito de este proyecto por tratarse de una artista plástica cuya obra incluye una vasta iconografía de José Martí. El público que asista a la actividad de esta noche tendrá la oportunidad de conversar con ellas y con Teresa Mlawer, presidenta de Lectorum Publications. Más tarde, representantes de la librería Universal venderán el libro, que tiene un valor de $14.99.•

aarias-polo@herald.com

domingo, 28 de octubre de 2007

Valdés Galarraga vuelve sobre Martí.

1 de octubre del 2007

Periódico Granma

Ramiro Valdés Galarraga, autor de varios libros martianos, tiene ahora en imprenta un nuevo volumen, Tres mujeres en la vida de José Martí, investigación que trata sobre la influencia que ejercieron en el Maestro sus relaciones con Carmen Miyares Peoli, María García Granados y Carmen Zayas-Bazán.

Actualmente en proceso de edición por la Editora Política, el texto exalta la figura de Miyares Peoli, "quien permaneció y trabajó con él los últimos 15 años de su existencia", afirmó este escritor e investigador en entrevista con Granma.

"Ella fue el alma gemela que tanto soñara Martí —apuntó Valdés—, ya que contribuyó, con insoslayable amor, al empeño más caro de la vida del Maestro, la libertad de Cuba. Fue la mujer que lo apoyó en todos los sentidos, en sus alegrías, tristezas y vicisitudes y en lo más importante para él: la organización del Partido Revolucionario Cubano y la gesta de liberación".

Respecto al vínculo del Apóstol con María García Granados, a quien inmortalizó con el poema La niña de Guatemala, Valdés Galarraga lo caracteriza de "romance platónico", vivido durante los apenas siete meses que Martí residió en el país centroamericano.

El autor describe los lazos matrimoniales con Carmen Zayas-Bazán Hidalgo: ella también "fue mujer capaz de hacerlo expresar los más profundos sentimientos", de acuerdo con este libro para el cual su autor invirtió dos años de pesquisa y cuyo prólogo está a cargo del periodista Julio Acanda.

"Los comentarios en sus cartas a Mercado —explica Valdés Galarraga— y las experiencias relatadas en su viaje de luna de miel no dejan lugar a dudas acerca de la fuerza de ese amor. Cuando, por razones de seguridad personal y problemas familiares, Martí tuvo que salir de México, le dejó a su prometida una pulsera de compromiso que tenía grabada una significativa palabra: ‘Espérame’."

Pero, según las investigaciones de Valdés Galárraga, las dificultades económicas, físicas, políticas "y, por qué no, amorosas", laceraron la vida matrimonial de Martí.

Considerado uno de los estudiosos más acuciosos del Apóstol, Ramiro Valdés Galarraga (La Habana, 1919), es autor de los libros Diccionario del pensamiento martiano (2002), del cual acaban de publicarse 15 000 ejemplares en su cuarta edición; José Martí, los padres y las siete hermanas (2004); y Planeta tierra, principales accidentes geográficos (2004). (A.P.B.)

sábado, 1 de septiembre de 2007

Martí encuentra su paisaje.

Por Samuel Feijoo
Cañasanta.com

Sumario: Martí conoció en su niñez un paisaje que nunca olvidaría. La palma surgía en sus discursos como estandarte natural. La primera noche de Martí en Cuba: duerme sobre la tierra amada. Martí carga un rifle y 40 cápsulas. Gómez le nombra Mayor General bajo unos platanales. Le sorprende una orquesta vegetal. El 25 de abril: primer combate en el paisaje. Funge de enfermero. Presencia un fusilamiento en la manigua. Nombres de árboles cubanos. Martí muere en su paisaje.

Desde niño, cuando su padre le llevara una temporada al agreste Hanábana (Matanzas), José Martí se entró en el paisaje cubano, y el paisaje entró en él, con una pasión tan secreta como decisiva. La incandescencia poética, que en Martí fuera un íntimo sello personal y afán siempre nostálgico, cifró la naturaleza isleña con una gloria demasiado sedienta en el estilo de su vida toda. El amor al paisaje natal, acrecentado en el exilio, sobre todo cuando la tierra amada padece bajo el dominio extranjero, deviene angustia cerrada para los hombres con demasiado sueño (con demasiada vida) en sus frentes. Para Martí Patria y palmeras blancas, abiertas y sonando a la brisa matutina, se confundían en un solo cuerpo luminoso, arrastrador. Martí se sentía atraído con gran violencia, tanto por su Patria políticamente opresa como por el paisaje delicioso que la centraba, fijado en su niñez de pupilas absortas ya para siempre vencidas por el monte mágico. Es de notar que en la carta escrita a su madre, a los nueve años de edad, desde Hanábana, el primer elemento de paisaje que nombra es "río", un río crecido. También será el último que nombre, horas antes de caer en Dos Ríos...

Para leer todo el artículo, hacer clic [aquí]

miércoles, 29 de agosto de 2007

Niño mexicano venció a José Martí en el ajedrez.

Con apenas siete años de edad, derrotó al también cubano Agustín Mendiola en presencia de asiduos a ese tipo de partidas, incluido un funcionario del gobierno mexicano.

Juventud Rebelde
Por: Luis Hernández Serrano
Correo: digital@jrebelde.cip.cu


Andrés Ludovico Viesca Gutiérrez

Nuevos elementos sobre el niño mexicano que ganó a José Martí la única partida de ajedrez que hasta ahora se le conoce, acaban de ser revelados por el joven investigador martiano, natural de Camagüey, Axel Li Cabrera.

Aparecen en el documentado reportaje Indicios del ajedrez en José Martí, publicado en el último número de la revista Opus Habana, dirigida por el doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, y correspondiente a los meses de febrero/junio del presente año.

Aunque el reportaje aborda en general la vinculación del Apóstol con el ajedrez, el joven Axel —del equipo editorial de esa revista— menciona al sabio niño ajedrecista en todas las páginas y en más de 20 momentos, e incluye, entre otras, la foto del muchacho, de cuyo paradero nunca más se supo, y de los dos cubanos presentes en el tope.

Andrés Ludovico Viesca Gutiérrez, nacido en la ciudad de Parras de la Fuente, en Coahuila, México, el 8 de abril de 1869, venció al Maestro, quien tenía 23 años en el momento de aquella partida famosa, efectuada en octubre de 1876, en la casa del cubano Nicolás Domínguez Cowan (1840-1898) y propiciada por otro cubano, Andrés Clemente Vázquez (1844-1901), ambos residentes en tierra azteca.

«Con apenas siete años de edad —refiere Axel Li— el pequeño derrotó consecutivamente al también cubano Agustín Mendiola y a Martí, en presencia de un nutrido grupo de asiduos a ese tipo de partidas, incluido un funcionario del gobierno mexicano».

En ambos casos el niño jugó con las piezas blancas y demostró un talento inusual, pues hacía unos escasos meses que había aprendido los movimientos y las reglas del ajedrez.

El encuentro ajedrecístico lo dio a conocer Andrés Clemente Vázquez, el 24 de octubre de 1876, en el artículo titulado Una gloria mexicana, en su revista La Estrategia Mexicana, e incluía una foto del niño. Después introdujo la noticia en La Habana, en 1893, y más tarde lo puso en su libro En el ocaso, en 1898, donde afirmó: «Esta es la única partida de ajedrez que se conserva, del promovedor de la actual insurrección en Cuba».

Andrés Clemente Vázquez describió así al pequeño Ludovico: «Aprendió a leer y a escribir él solo. Dibuja y hace caricaturas. Es sumamente modesto y tranquilo, más bien melancólico, triste y reflexivo que alegre y bullicioso. Resuelve problemas bastante difíciles, casi instantáneamente. Jamás reforma las jugadas erróneas. No le gusta lo que agrada a los demás niños. No molesta al adversario, no desperdicia el tiempo, es grave y circunspecto, de mirada vaga y sombría, y conversa muy poco, como todos los grandes meditadores».

La partida histórica.

Blancas: Andrés Ludovico, Negras: Martí.
1. P4R,P4R; 2.CR3A,P3AR; 3.P4D,CD3A; 4.P5D,CDAT; 5.CD3A,P3AD; 6.PxP,PCxP; 7.A3R, C2C: 8.AR4A, CR3T;9.D3D,A4A; 10. OO,P3D; 11.P3TD, AxA; 12.PxA, C4AD; 13.D2R,A5C; 14.P4CD, AxC; 15. DxA, C2C.

viernes, 17 de agosto de 2007

Información general.

A partir de hoy 17 de agosto dejo de tener conexión estable a internet y sólo me conectaré esporádicamente.

Lamento los inconvenientes y les pido disculpas por ello.

Gracias.

lunes, 6 de agosto de 2007

El club crepúsculo de Nueva York, capítulo desconcido de José Martí.

Cubarte
Por: Imeldo Álvarez García

(Cubarte). El doctor en Ciencias Históricas Rodolfo Sarracino (La Habana, 1934), Investigador Titular del Centro de Estudios Martianos, en el 2003 puso en manos de los lectores un valioso libro relacionado con un personaje poco conocido, que protagonizó – entre el 23 de junio y el 24 de agosto de l886, en pleno gobierno de Porfirio Díaz – un incidente que puso a la soberanía de México al borde del precipicio, ante el riesgo real de una intervención más de Estados Unidos: José Martí y el caso Cutting.

En el artículo “Vindicación de Cuba” publicado en 1889 en el The Evening Post de Nueva York, Martí expresó: Amamos a la patria de Lincoln, tanto como tememos a la patria de Cutting, al rechazar, con viril indignación, consideraciones ofensivas contra nuestro pueblo.

Aunque en 1892 el Maestro lamentó que Lincoln le quiso oír al intrigante Butler el consejo de echar sobre el basurero de Cuba toda la hez y el odio que quedó viviente de la guerra contra el Sur, siempre tuvo del Presidente norteamericano una sincera admiración. (Fidel, después de enero de 1959, en su histórico viaje a Estados Unidos, fue a rendirle tributo al gran hombre).

Ahora, demostrando su categoría científica, vuelve Sarracino a sorprender con la investigación de un capítulo desconocido de las actividades de José Martí en Estados Unidos.

“Descubrir una verdad regocija como ver nacer un hijo”, dijo Martí, y hay que añadir que pocas veces le es dado a un historiador experimentar esa sensación tan elocuentemente expresada por el más universal de los políticos cubanos.

¿Cuál era la verdadera naturaleza del Club, fundado el 4 de enero de 1883?

Digamos que la membresía del Club Crepúsculo estaba integrada por grandes empresarios, científicos, militares, escritores, periodistas, intelectuales cuya influencia se extendía prácticamente a toda la sociedad estadounidense, hombres y mujeres prominentes de gran prestigio que, en sentido general, motivados por la conciencia, veían con preocupación la transición del país hacia el imperialismo, y que independientemente de precisiones ideológicas, compartían con Martí las ideas de la justicia internacional y la solidaridad humana.

Lo importante de la investigación del doctor Sarracino, es que Martí consideraba posible establecer un equilibrio, no sólo internacional, sino en Estados Unidos, que inhibiera desde el interior del Imperio en ciernes su tendencia expansionista dirigida contra el Caribe y concretamente contra Cuba, política que se sustentaba en la consolidación de la alta burguesía industrial y financiera norteamericana.

El líder de Los Caballeros del Trabajo, Terence Vincent Powderly, que dirigía esta poderosa central obrera que en 1886 había alcanzado ya la cifra de 700,000 afiliados de todos los oficios, capaz de paralizar con sus huelgas a las redes ferrocarrileras y a regiones enteras de Estados Unidos, asistía, invitado, a todas las cenas del Club, porque en ellas podía conversar informalmente con aquellos personajes y dar a conocer sus mensajes.

Martí pudo conocer a muchos de sus miembros en el parque Twilight, retiro situado en las montañas Catskill, en el verano de 1890.

A ochenta de sus socios le fue posible dirigirles la palabra en un célebre restaurante de Nueva York, en octubre de ese año, siendo ya Cónsul General de la República Argentina y Cónsul del Paraguay y en los días en que escribiera sus Versos sencillos y pronunciara el famoso discurso en Hardman Hall sobre el inicio de la guerra de los diez años.

Uno de los rasgos importantes del Club Crepúsculo era que sus miembros se inspiraban en las ideas filosóficas de Ralph Waldo Emerson y Herbert Spencer. En sus actividades participaban Walt Whitman, el poeta de Leaves of Grass; Mark Twain, el notable novelista y ensayista; Andrew Carnegie, multimillonario, “magnate del acero”, y también filántropo, escritor y amante de la paz; Henry George, autor de Progress and Poverty, economista, reformista fundador del primer partido socialista en la ciudad de Nueva York, quizás uno de los más asiduos a las sesiones del Club; James Howard Bridge, autor de Millionaire and Grub Street: cofrade contacts in the Last Century, obra biográfica en la que critica a la burguesía norteamericana; Charles Edwin Markham, poeta laureado, que dijo: “En vano construimos la ciudad, si antes no construimos al hombre” y “ponerse del lado de los oprimidos es lo único digno que puede hacerse en la vida”.

También participaban Richard Watson Gilder, editor de la revista The Century, presentador de las Obras completas de Abraham Lincoln, crítico literario y musical, escritor que Martí respetaba y que habitualmente disfrutaba de su descanso de verano en el Twilight Park; Oliver Wendell Colmes, jurisconsulto, médico con varias obras científicas publicadas, amigo de Emerson y de William James, poeta y autor de El Derecho Civil (Common Law); John Burroughs, poeta y naturalista, amigo de Whitman, que residía precisamente en las montañas Catskill cuando Martí las visitó; Henry Holt, uno de los más importantes editores estadounidenses del período, director de la primera etapa de la revista Life.

El acceso al Club Crepúsculo era uno de los recursos tácticos de Martí en su lucha por evitar la anexión de Cuba a Estados Unidos.

Veía aquel espacio como una caja de resonancia política de la lucha de los cubanos. Junto a la voluntad de los patriotas, la unidad y la decisión independentista, había que actuar en medios incontrolados por el gobierno norteamericano y en sectores de la sociedad sin duda influyentes en diversos planos.

La lección fue bien aprendida por miembros de la Junta Revolucionaria de Nueva York, los cuales, al caer el Apóstol en Dos Ríos, continuaron frecuentando los espacios estadounidenses de características equivalentes al grupo que estudia Sarracino en esta nueva obra suya. En abril de l896 dicha Junta se reunió con miembros del Club y aprobaron una resolución demandando el reconocimiento de la beligerancia del pueblo cubano.

Cuando se repasan los libros publicados por el doctor Sarracino, además de José Martí y el caso Cutting, se advierte la solidez, creatividad y calado de sus investigaciones. Esos libros son: El Grupo Rockefeller actúa, Los que volvieron a África, Inglaterra: sus dos caras en la lucha cubana por la abolición, La Guerra Chiquita: una experiencia necesaria.

Ha dado a conocer en varias antologías y publicaciones seriadas, estudios y artículos científicos sobre temas de gran actualidad, dentro y fuera de Cuba. Su participación en eventos científicos es constante. Ha cumplido misiones en el Servicio Exterior en diversas regiones del mundo y recibido numerosos premios y distinciones.

Este nuevo libro, en proceso editorial, habrá de ser, sin duda, otro plausible aporte a la historiografía cubana.

miércoles, 18 de julio de 2007

José Martí.

Cubarte
Por: Fernando Martínez Heredia.

Cubarte.- Era un muchacho habanero de quince años, blanco pero hijo de dos inmigrantes pobres, el único varón entre seis hermanos. Un buen maestro le apreció sus incipientes cualidades intelectuales y su deseo de saber, y le facilitó continuar estudios. Ese fue el inicio del cambio de su destino: en vez del mostrador de una bodega, la escuela secundaria.

Su país era hermoso y bestial. Desde hacía ochenta años molía sin cesar el trabajo y las vidas de cientos de miles de esclavos africanos. Palacios, pensadores, quitrines, contradanzas, hermosas señoritas, espléndidos varones, vivían sobre un mar de crimen y de iniquidades. El niño habanero era muy sensible, más allá de las vivencias familiares, y en una excursión con su padre se topó con la máxima expresión de resistencia humana de los más humildes: el suicidio. Treinta años después, ya dueño de su idioma, sintetizó en un poema el horror de la esclavitud en Cuba, la destrucción de la condición humana, inmortalizó aquel oscuro sacrificio y dio cuenta de la marca que dejó en él: “¡Un niño lo vio: tembló / de pasión por los que gimen: / y, al pie del muerto, juró / lavar con su vida el crimen!”.

Aquel año de sus quince el pueblo del este del país se levantó contra el poder colonial. El pichón de isleña creció bruscamente, y utilizó un arma a su alcance, los endecasílabos: “No es un sueño, es verdad: grito de guerra / lanza el cubano pueblo, enfurecido…” Con su poema de adolescente participaba así en el bautizo del nuevo gentilicio. Quizás ya conocía la letra de la marcha guerrera del bayamés, de música un tanto mozartiana, que había confirmado a la recién nacida entre la sangre y el humo del incendio: “que morir por la patria es vivir”.

El joven criollo asumió el mandato de aquel verso, y se volvió cubano. Entonces vinieron la hoja subversiva y la poesía militante, el ardor patriótico y la policía. Fue preso en noviembre de 1869, más por su actitud rebelde que por cometer un delito. Sometido a la jurisdicción militar, la alta marea represiva y la modesta condición social del acusado se reunieron: fue condenado a seis años de trabajos forzados. Quince meses después de aquella poesía anúteba con la que había cantado al Diez de Octubre, José Julián Martí Pérez dio el paso decisivo del compromiso con la revolución, poner su cuerpo en ella. Y escribió otros versos, ahora más complejos en la forma, pero sobre todo cargados de contenido humano, versos que traían juntos al dolor y el amor, la entrega a la causa y la visión de su propio futuro:

“En ti encerré mis horas de alegría / y de amargo dolor; / permite al menos que en tus horas deje / mi alma con mi adiós. / Voy a una casa inmensa en que me han dicho / que es la vida expirar. / La patria allí me lleva. Por la patria, / morir es gozar más.”

Todas las rebeldías juveniles son hermosas, aunque muchas resultan efímeras. Pero la del joven sujeto al grillete en las canteras, junto a la gente pobre e inerme de Cuba, apenas comenzaba. En los veinticinco años que viviría después de este 1870 tuvo que optar muchas veces entre seguir siendo rebelde o dejar de serlo. Aprendió que no siempre la disyuntiva es tan clara como cuando uno afirma “O Yara o Madrid”, y que la rebeldía está obligada a ser lúcida y tajante, creativa y tenaz, consecuente y hábil, sagaz, tierna y heroica. Martí optó por la abnegación, la voluntad inquebrantable, la constancia y la entrega, la vida en el exilio permanente, en la pobreza material del que renunció a ser un abogado de éxito, un escritor de fama bien pagada, un próspero y culto padre de familia. Optó por no sustituir en su casa la función del padre trabajador y no ser el sostén que la madre y las hermanas esperaban del hijo varón tan prometedor, y asumió el dolor de quedar separado de su pequeño hijo por una decisión que debió ser, sin duda, desgarradora.

El deber es una de las expresiones que más encontramos en sus escritos, en reflexiones, discursos, poemas, cartas; en consejos que brinda, en polémicas, en juicios acerca de otros y de sí mismo. Es el norte en su brújula más personal, como es la creación de la patria cubana el norte de toda su actuación pública. Y como se penetran una y otra esfera en su vida, y tienden a unificarse, así en su proyecto se articularán el deber individual y el del cuerpo social puesto en movimiento, y el deber de Cuba en América se manifestará. La política revolucionaria es el centro de la actuación pública de Martí, una política que no pretende venir a gobernar la vida de la gente, ni siquiera por estar segura de que tiene la misión de salvarla. Su labor es enseñar a los cubanos a servirse de la política para hacerse dueños de sus vidas y crear su país. La ética, entonces, no se conforma con proveer reglas para guiar la conducta de cada uno; se enlaza firmemente con la política revolucionaria y sirve como fiscalizador y juez de sus principios y sus acciones, como acicate de sus creaciones y su vigor. A la vez, la ética garantiza la eficiencia de esa política, aunque sin pretender despojarla de su especificidad.

Dura labor la de Martí, que portaba todas esas cualidades por las cuales le llamaron apóstol en vida, y que se dedicó a echar las bases del futuro. Para reunir los individuos en una escala capaz de modificar el resultado esperable después del Zanjón, que no pasaría de ser una modernización de la dominación, se vio en la necesidad de congeniar las virtudes y los méritos de sus paisanos con las confusiones, ambiciones, torpezas, los intereses mezquinos y el miedo a los cambios. Para darle continuidad a la revolución de Yara tuvo que preparar una revolución diferente a aquella; para unir a los viejos y a los jóvenes entre sí, y unos con otros en la revolución, se vio obligado a tejer con paciencia infinita una red de coordinaciones y de voluntades, y un partido político nuevo, y a ser el jefe de todos. Debió mover a los inertes y atajar a los imprudentes, darse a los humildes y atraer a todos los demás que pudiera, negar las razas y combatir la realidad del racismo, querer la igualdad de oportunidades y la república democrática para el bien de todos y pelear por la independencia nacional para conseguir la libertad y la justicia, juntas.

Se pueden encontrar las huellas de esa tarea ciclópea suya, tan llena de maravillas y angustias, de hiel y de alegrías, en los miles de páginas que escribió. Como clava a la idea de anexión en el angustiado poema “Al extranjero”, o el orgullo inflamado con que cuenta los episodios de la gesta del 68; la hondura tan convincente al exponer los materiales muy diferentes y hasta opuestos con que habrá que hacer la revolución y la república –por ejemplo, en su discurso del 10 de octubre de 1891--, y la terca convicción por sobre todo: “los locos, somos cuerdos”; la correspondencia incansable, seductora o conceptuosa, ese prodigio de ciencia política que es su artículo “El lenguaje reciente de ciertos autonomistas”, la felicidad de irse por fin a la revolución en sus escritos de 1895. Con la madre se toma algunas libertades, entre tanta actividad cívica. Un año antes de su muerte le escribe: “...sigo mi labor, más pura, madre mía, que un niño recién nacido, limpia como una estrella, sin una mancha de ambición, de intriga o de odio (…) Mi porvenir es como la luz del carbón blanco, que se quema él, para iluminar alrededor. Siento que jamás se acabarán mis luchas (…) Sólo los infelices que llegan pocas veces al poder y suelen llegar con demasiada ira, tendrán paces conmigo”.

Pudo gozar de un primer triunfo: desatar la guerra revolucionaria que iba a crear la nación y a los cubanos. Él conocía la trascendencia de aquel hecho. Al desembarcar en Oriente el 11 de abril, con Máximo Gómez, escribe en su cuaderno: “Dicha grande”. Viene a enfrentar tareas inmensas y difíciles: afirmar, organizar y extender la guerra; definir las líneas fundamentales del poder y la política de la revolución, y dejar constituida la República en Armas; ejercer la conducción política del proceso –aunque él duda que le sea posible, al menos por un tiempo--; y correr la suerte de los combatientes. En el campo de Oriente, Martí goza al conocer las personas, el paisaje y los nombres de las cosas de su tierra natal, los relatos, los hombres y los lugares de la Guerra Grande. Y goza al ver a tanta gente de Cuba que sólo había imaginado --con su mar de virtudes y defectos--, metidos en la revolución verdadera.

Sin descanso, Martí se sumerge entre los jefes y los soldados, hace política diaria y sostiene con Maceo y Gómez la entrevista de La Mejorana, pinta hechos y caracteres en su Diario, divulga la revolución hacia el exterior, firma una dura orden de guerra, vive la cotidianidad de la guerra irregular. Y todavía le da tiempo a admirar la belleza de una joven señora andaluza, y –allí donde tantos miles sólo verían amaneceres y acciones por librar-- es capaz de ver una estrella, y una paloma.

Conoce ahora también a la muerte palpable, no sólo al estado o el tránsito que han estado tan presentes en sus escritos y sentimientos. Dos Ríos pudo haber sido solamente su primer combate, un encuentro sin demasiada importancia. Hoy sabemos que iba hacia la muerte desde que llegó por Playitas, pero es únicamente por lo que sucedió. Por la patria, morir es gozar más. Martí multiplicó con su muerte el valor permanente de la obra de su vida, la promesa que la revolución le estaba haciendo a un pueblo nuevo y la trascendencia de su proyecto cubano y continental. Ellos siguen hoy con nosotros, y delante de nosotros, señalando un camino.

martes, 17 de julio de 2007

Fernando Pérez investiga en la adolescencia de Martí y aboga por la "diversidad de criterios"

Noticine.com
© Corresponsal-NOTICINE.com

Fernando PérezEl cineasta cubano Fernando Pérez, cuyo último trabajo "Madrigal" llegó hace pocos meses a las pantallas, se encuentra trabajando en la documentación de su próximo proyecto, un telefilm sobre la figura de José Martí para la serie iberoamericana "Libertadores". Según informa la web Cubacine, el autor de "La vida es silbar" y "Suite Habana" ha decidido no narrar los hechos históricos relacionados con la lucha por la independencia cubana, sino la infancia y adolescencia del héroe nacional, referencia constante en la vida cubana. Por otro lado, Pérez ha hecho unas declaraciones este lunes a Granma sobre la necesidad de "diversidad de criterios" y su oposición a las ideas "únicas" que "no favorecen ni contribuyen a enriquecer el pensamiento".

"Libertadores", como ya informó NOTICINE.com el pasado marzo, es un ambicioso proyecto de la productora española Wanda Films con la cadena estatal TVE para presentar a las nuevas generaciones a los líderes de los respectivos movimientos independentistas de la América Hispana, en una serie de telefilms. Entre otras figuras del cine de la región contactadas figuran el argentino Fernando "Pino" Solanas y el chileno Raúl Ruiz.

José Martí, conocido como "El apostol" entre otros epítetos laudatorios, será tratado por su compatriota Fernando Pérez, considerado el realizador y guionista contemporáneo más destacado en Cuba, donde este mismo año ha sido reconocido con el Premio Nacional de Cine. Gloria María Cossío, colaboradora en su producción más reciente, está ya investigando sobre la historia vital del periodista, poeta e ideólogo de la independencia de la mayor de las Antillas.

La última cinta de Pérez, "Madrigal", no ha sido precisamente la mejor recibida de su carrera. Desconcertó a algunos, aburrió a otros, fascinó a unos pocos... En cualquier caso, se trata de un film muy personal, que incluye muchas de las preocupaciones, obsesiones y metáforas del autor de "Madagascar". Siempre ha sido consciente el director cubano de esa dificultad, y así lo ha expresado en los medios. Lejos de rechazar las críticas, Pérez considera que cualquier polémica es sana. "Si en algo creo es en la diversidad de criterios, y el arte debe -y puede- provocar esa diversidad. Las unanimidades, las ideas únicas, no favorecen ni contribuyen a enriquecer el pensamiento. Todo lo contrario", declaraba este lunes al diario portavoz del Partido Comunista Cubano Granma.

"Una película que provoque polémicas, que no deje indiferente al público, que provoque incluso criterios divergentes entre sí, es una película que está viva y dinamiza", añadía el realizador de "Madrigal", que asume también las opiniones de los especialistas en los medios, aún siendo negativas: "Tomar una crítica como un ataque para mí sería negar los principios que uno se plantea como artista. No aceptar la crítica sería negarse uno mismo, porque el ejercicio del criterio propio es un derecho del creador y de sus críticos".

La carta: una expresión literaria de José Martí.

La Estrella online
Leoncio Obando Q.
periodistas@estrelladepanama.com

No fue José Martí más poeta que pensador, ni más humano que patriota. Sus escritos denotan la fluidez de su pensamiento lleno de ternura y rebeldía. Al cumplirse el pasado diecinueve de mayo un aniversario más de su muerte, se honró su memoria con la publicación de una de sus cartas inéditas a un amigo muy querido: Felipe Sánchez.

Este escrito aparecido en uno de los diarios de Estados Unidos que se editan en español, en realidad no estaba destinado a la publicación, dada la fraternal intimidad de la misma; sin embargo, su contenido sencillo y entusiasta no es muestra menor de su gran sensibilidad y nobleza, que a la postre, es una de las distinciones más honrosas que ha visto la luz pública.

El decidido defensor de las nuevas corrientes modernistas puso su poesía al servicio de la emancipación de su patria, de la real corona española, sus cartas al igual que sus crónicas desde New York y Buenos Aires, son páginas inolvidables que se suman a la ternura de su poemario inmortal Ismaelillo; canto amoroso dedicado a su pequeño hijo, y que es un testimonio de su pensamiento, especialmente cuando dice: "La poesía es la vaga, es más bello lo que de ella se espera que lo que es ella en sí".

La transcripción de esta carta a su amigo Felipe ha sido expuesta de manera literal, sin otro cambio que los que exige la ortografía moderna, veamos:

New York, 14 de septiembre de 1882

Sr. Felipe Sánchez Solís

Mi amigo muy querido:

"Hace meses recibí una afectuosa carta suya. No me tenga a mal que no se la haya respondido hasta ahora, que no ha sido falta de cariño, y vehemente agradecimiento, sino culpa de mis tristezas, que con las de mi patria se aumentan y me quitan a veces toda fuerza de la mente y de la mano."

"Me invita usted a volver a México, que es tanto como invitar al hijo ausente a que vuelva al solar propio, pues no sabe usted que quiero a México con tal vehemencia ternura que no parece sino que fuera mi verdadera patria?, allí mis mejores amigos; allí mentes clarísimas, corazones principales, deleitosos recuerdos, naturaleza arrogante y seductora, vida fantástica y mágica. Allí usted, cuya memoria me regocija cuyo ejemplo me da fuerzas y cuya amistad me enorgullece.

"Por tantas partes he ido hablando de usted. Usted habla, para mí, lengua de siglos.
No sé si será usted ahora senador, pero pienso en usted siempre como si lo fuere, y no de estos ruines senadores de hoy, sirvo de aquellos sencillos y majestuosos de Tlaxcala. ¿Qué ha sido de su casa? ¿O qué de sus cuadros? ¿Qué de la benévola Lusanita, de su arrogante hija mayor, de aquella pequeñuela de ojos resueltos y vivaces, y de sus dos excelentes hijos? La suya es esa patriarcal, y yo no he de dejar que otro hable de ella, sino que tomo empeño -para ganar honra con tributarla a quien la merecen narrarlas bondades, merecimientos y faenas del muy noble caballo indio, del discreto y venerable Felipe Chicencaulta. Ve usted, que nada olvido.

"Muy de prisa estoy ahora, por exceso de trabajo, pero aún me queda tiempo para decirle que no tengo conmigo, ni la enviaría aunque la tuviese, aquella biografía sucinta que le escribió Villaseñor, sino que en cartas que irán detrás de ésta, y en las que hagamos escribir al leal Gerardo, trataremos del modo de que yo reponga, con datos que de allá me manden, y juicio que yo saque de mí, biografía de quien con tanto exceso la tiene merecida. Escribirla será para mí verdadero regalo”.

lunes, 25 de junio de 2007

Martí en Francia.

Cubarte
Por: Mercedes Santos Moray

(CUBARTE) Hace más de cuatro décadas que, desde la Universidad de Burdeos, se potenciaron los estudios sobre José Martí. Así varios hispanistas galos comenzaron a desandar el silencio, y fueron adentrándose en la obra y en la vida de nuestro Apóstol, realizándose también encuentros con especialistas cubanos, coloquios e intercambios de publicaciones.

Entre esas relevantes personalidades se debe mencionar, ante todo, dentro de los ámbitos académicos, al desaparecido profesor Nöel Salomón, imantado por métodos de lo que se considera, también, la literatura comparada, instrumentos exegético que le permitieron a él adentrarse en el vasto universo de la papelería martiana.

En verdad hay una triada de destacados intelectuales franceses, integrada por Nôel Salomón, y los más jóvenes Paul Estrade y Jean Lamore quienes no sólo han dedicado varios lustros de trabajo científico al Maestro, sino que han contribuido asimismo al enriquecimiento de los perfiles históricos, literarios y culturales en los que se desarrolló el pensamiento y la vida de Martí.

Del Profesor Emérito de la Universidad de Burdeos, Jean Lamore, acaba de aparecer la primera biografía sobre el Apóstol, que ya se encuentra circulando entre los lectores galos, a los que se dirige en primera instancia y que, posteriormente, tendrá también su edición en español.

El estudio biográfico, de unas 300 páginas, fue publicado por la editorial Ellipsis, y cuenta además como valor añadido con numerosas ilustraciones y también otros documentos, así como una cronología, resultado del análisis y la reflexión sobre las relaciones entre José Martí y su época.

En diciembre del 2007 aparecerá la edición en castellano que será asumida por el estado Michoacán, en México, cuyos centros universitarios desarrollan un profuso trabajo sobre la historia, y que tienen profundos vínculos con los historiadores en la Isla.

Recuerdo aquellas valoraciones de Nöel Salomón, en pos de una definición ideopolítica de Martí, y también rememoro aquellos encuentros sostenidos en Francia, entre martianos de ambos países, así como los intercambios culturales y otros espacios dedicados también la obra y la vida de grandes figuras de las letras de América Latina, como el propio Martí y el nicaragüense Rubén Darío, celebrados en Burdeos.

Como esta otras contribuciones galas al estudio del ideario martiano, realizadas por Paul Estrade, pienso en su acercamiento al papel de la mujer en los clubes del Partido Revolucionario Cubano, en relación con aquellos clubes nacidos al calor de la Revolución Francesa de 1789, así como en las investigaciones de Jean Lamore, sobre todo aquellas relacionadas con el estadio mexicano y guatemalteco martianos, quien con la escritura y publicación de su biografía, amplía también la caja de resonancia de José Martí, como su divulgación y estudio, en el contexto de la vieja Europa y de los medios académicos de Occidente.

Fuente: CUBARTE

lunes, 18 de junio de 2007

Doña Leonor Pérez Cabrera: Una mujer extraordinaria.

CubAhora
MARLENE VÁZQUEZ PÉREZ

Leonor Pérez CabreraLas buenas cualidades de los padres casi siempre se acendran al pasar a los hijos. A esa verdad, tantas veces oída, volvemos inevitablemente al repasar la biografía de Doña Leonor Pérez Cabrera, madre de José Martí.

Como la mayoría de las dedicadas al hogar y al cuidado de la familia, ella puede parecer a simple vista una mujer común, apagada en la gris atmósfera doméstica. No obstante, poseía una talla humana extraordinaria, como lo confirma su entereza para soportar las numerosas pruebas y limitaciones que debió enfrentar durante su larga vida.

En estos días, en los cuales conmemoramos el centenario de su muerte, ocurrida en La Habana el 19 de junio de 1907, vale recordarla como homenaje a su memoria.

Nació en Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, el 17 de diciembre de 1828, y su nombre completo era Leonor Antonia de la Concepción Micaela Pérez Cabrera.

Uno de los primeros obstáculos que venció fue el de aprender a leer, pues lo hizo en contra de la voluntad de sus padres, que se lo prohibían por su condición de mujer. Siendo aún una adolescente se instaló en La Habana en compañía de su familia, que poco después de la llegada, y gracias a un premio de lotería, compró una amplia casa en la calle Neptuno.

El 7 de febrero de 1852 contrajo matrimonio con Mariano Martí y Navarro, militar español nacido en Valencia y radicado en Cuba en virtud de sus funciones. De esa unión nacieron ocho hijos: José Julián, Leonor Petrona, Mariana Matilde (Ana), María del Carmen (La Valenciana), María del Pilar, Rita Amelia, Antonia Bruna y Dolores Eustaquia.

Entre 1857 y 1859 permaneció en Valencia, España, en compañía de su esposo e hijos. Luego regresaron a La Habana, donde residieron hasta 1874, año en que se trasladaron hacia México, donde se les reunió José, deportado a España en 1871.

Doña Leonor volvería a La Habana en 1877, en unión del resto de la familia, pero el hijo amado quedaría en México y se verían en el futuro solo de forma intermitente, por períodos de convivencia más o menos breves.

Pasó por el dolor de sobrevivir a seis de sus hijos y a su esposo, de ver a su primogénito en presidio, con el cuerpo y el alma lacerados por el horror que padeció y contempló en las Canteras de San Lázaro.

Después lo vio partir al destierro, y más tarde lo supo inmerso en la preparación de la Guerra de Independencia, lo que debe haber significado para ella infinita zozobra, amargamente coronada por su muerte en combate.

Las cartas que intercambiaron madre e hijo en los años de separación son de una ternura honda, que no excluye, por parte de ella, la reconvención cuando la considera oportuna, y de él el respeto profundo hacia la que le dio el ser. En ellas Doña Leonor escribió con corrección y sentimiento, y mostró una sensibilidad y delicadeza poco comunes. Como madre de familia, ya mayor, marcada por decepciones y sufrimientos, siempre prima en sus cartas el sentido práctico y el llamado a la conquista de medios de vida seguros para los suyos.

Es frecuente el reproche al hijo que demora en escribirle, inmerso en sus múltiples tareas a favor de Nuestra América. Ella le reitera, como ha venido haciéndolo desde la niñez, que "(...) el que se mete a redentor sale crucificado, y que los peores enemigos son los de su misma raza".

Más adelante, en la misma misiva, dirá: "Qué sacrificio tan inútil, hijo de mi vida, el que estás haciendo de tu tranquilidad y de la de todos los que te quieren, no hay un solo ser que te lo sepa agradecer, el que más achaca tu sacrificio al ansia de brillar, otros, a la propia conveniencia, y nadie en su verdadero valor".

Como prolongación de ese diálogo entre ambos, dirá el hijo: "Vd. Se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y, ¿por qué nací de Vd. con una vida que ama el sacrificio?" En estas líneas, contenidas en su última carta, redactada el 25 de marzo de 1895, se sintetiza y completa aquel temprano apunte, escrito a los 16 años, al dorso de la conocida foto en presidio:

"Mírame, madre, y por tu amor no llores:

si esclavo de mi edad y mis doctrinas

tu mártir corazón llené de espinas,

piensa que nacen entre espinas, flores".
Ellas también explican, por sí solas, el origen humano y ético de José Martí.

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Fuente: EXCLUSIVO, 18/06/07

viernes, 15 de junio de 2007

REALIZAN CONFERENCIA EN CONMEMORACIÓN DE LLEGADA DE MARTÍ A GUATEMALA.

Publicado: 14/06/2007 - 17:04

Tele Diario

En Guatemala se realizó la Quinta Conferencia Científica en conmemoración de los 130 años de la llegada al país del escritor cubano José Martí. Durante la actividad expertos cubanos hablaron sobre los legados del escritor en el proceso de integración de la región.

En esta ocasión según la cubana Mayra Beatriz Martínez, del Centro de Estudios Martianos de la Habana Cuba, se amplió sobre la estancia de Martí en otros países del área.

En este caso, en la Quinta Conferencia, han llegado académicos de Panamá, México, Barbados y otros países más, por lo que se espera que en la próxima la convocatoria crezca.

Al destacar la llegada de Martí al país, Martínez, subrayó que el poeta llegó a Guatemala buscando un lugar para establecerse y trabajar. Y tereminó siendo un sitio donde el terminó desarrollando su vocación de servicios latinoamericanista, amplió su proyecto mansipatorio, político y cultural.

Martí, dejó textos maravillosos como el diario de Izabal a Zacapa, que es el diario que habla de su viaje en mula de una a otra población. En esta ocasión Martí entra de Izabal a Zacapa donde narra toda su trayectoria.

martes, 12 de junio de 2007

Publican en París primera biografía francesa de José Martí.

Santiago de Cuba, 11 jun (PL) La primera biografía francesa de José Martí circula hoy en librerías de esa nación europea, confirmó hoy aquí su autor, Jean Lamore, profesor emérito de la Universidad de Burdeos.

En unas 300 páginas de textos, ilustraciones y documentos se abordan la vida y obra revolucionaria de Martí, con capítulos dedicados al acontecer cronológico y al análisis de sus concepciones sobre asuntos medulares de la realidad que le tocó vivir.

En declaraciones a Prensa Latina, Lamore anunció la salida de una versión en español, para diciembre próximo, a cargo de autoridades del estado mexicano de Michoacán.

Adelantó también la expectativa que podrían derivarse de los empeños editoriales de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) y el Centro de Estudios Martianos.

Esta nueva publicación, por la editorial Ellipses, se suma a más de una decena realizada por el estudioso galo, tanto de forma individual como colectiva, acerca de la historia y la cultura cubanas.

apr mc

domingo, 10 de junio de 2007

Homenaje a Leonor Pérez en el centenario de su muerte.

Homenaje a Leonor Pérez en el centenario de su muerte

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

Doña Leonor Pérez
Doña Leonor Pérez

Rebelde, amorosa, con criterios propios y al mismo tiempo cándida. Así era doña Leonor, la madre de José Martí, nacida en Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, el 17 de diciembre de 1828, y bautizada con el nombre de Leonor Antonia de la Concepción Micaela Pérez Cabrera. El próximo 19 de junio se conmemora el centenario del fallecimiento de esta mujer tenaz (La Habana, 19-6-1907), capaz de enfrentar vicisitudes y carencias.

En recordación a la efeméride, el Museo Casa Natal de José Martí ha organizado múltiples homenajes que comenzaron desde el mes de mayo con el ciclo de conferencias Leonor Pérez, trayectoria de vida, a cargo de la especialista Olivia Cano, de la Asociación Canaria de Cuba. El homenaje a la progenitora del Héroe Nacional ha abarcado además el coloquio Martí y los jóvenes, en coordinación con la Asociación de Pedagogos de Cuba, y el taller Iconografía de José Martí en la cultura del coleccionismo, con los temas Leonor y Mariano, los padres de José Martí, y José Martí y su relación familiar, por el Lic. Ramón Guerra Díaz.

En la sede de esa institución patrimonial –ubicada en la antigua calle Paula (hoy Leonor Pérez)–, este 8 de junio se presentará el documental Madre del alma, dirigido por Natasha Vázquez y Lídice Pérez, con la investigación y asesoría histórica de Olivia A. Cano Castro, la dirección de fotografía de Rigoberto Senarega, la edición de Fermín Domínguez, la música de Alex Padín, la banda sonora de Jorge Fernández, y las actuaciones de Ida Gutiérrez y Patricio Wood. Producido por el Grupo Creativo de la TV Cubana y la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, y la Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias, el cortometraje recibió el premio al mejor guión y el lauro que concedió la Biblioteca Nacional en la última edición del Premio Caracol.

Los homenajes a Leonor Pérez incluirán también la colocación de una ofrenda floral ante su mascarilla en el cuarto natal, por los niños del aula museo y trabajadores de la Casa de José Martí, el 19 de junio a las nueve de la mañana, y las tertulias martianas, que conducirá Ramón Guerra Díaz, una en la propia instalación y la otra con los abuelos del Centro Geriátrico Santiago Ramón y Cajal, los días 22 y 29 de junio, respectivamente, siempre a las diez de la mañana.

Publicada: 08/06/2007
Dirección de Patrimonio Cultural

La página en blanco de la biografía de Martí: La Masonería.

Por: Eduardo Vázquez Pérez

Esa noche Samuel no pudo dormir. Cuando conocí la noticia pensé en las páginas que ya nadie volvería a leer, y en las toneladas de papel que podrían regresar a su estado virginal: había encontrado pruebas documentales de la filiación masónica de José Martí. Como en las más espectaculares novelas policíacas, esos papeles no aparecieron en España —donde fue iniciado en la masonería—, ni en México —donde sostuvo una polémica pública sobre un tema masónico—, ni en Estados Unidos —donde residió largos años—, sino en la ciudad de Cienfuegos, donde nunca estuvo.

Samuel Sánchez Gálvez es profesor de Historia en la Universidad de Cienfuegos y trabaja sobre su tesis de doctorado en Ciencias Históricas con el tema de “El pensamiento masónico en Cienfuegos entre los años 1878 y 1902” . Por ese motivo, hace más de cinco años vive sumergido entre libros de actas, papeles y legajos que se conservan en la logia Fernandina de Jagua, fundada en esta ciudad en 1878, cuyo archivo constituye un valioso receptáculo de la historia, no sólo de la masonería, sino también de la localidad.

A estas alturas usted se estará preguntando qué hacían unos documentos masónicos de José Martí en Cienfuegos. Nuestro propósito en este punto se limita a ofrecer la información mínima, según se la hemos escuchado a Sánchez Gálvez en comparecencias públicas. Después les propongo reflexionar sobre otros aspectos de la relación de Martí con la masonería, que forman parte de nuestros intereses investigativos.

Entre las decenas de humedecidos legajos, centenarios, cubiertos de polvo y desbordantes de bacterias nocivas a la salud, hacía más de un siglo reposaba el expediente masónico de Amelio de Luis y Vela de los Reyes. El nombre llamó la atención del investigador, pues coincidía con aquel que Fermín Valdés Domínguez citó en un célebre artículo, “Ofrenda de hermano”, de 1908, donde decía que él y Martí, “en Madrid y en días de tregua en el estudio”, visitaban la logia Armonía, que sostenía un colegio para niños pobres; en el cual, su director y maestro era el español, deportado por infidencia, Don Amelio de Luis y Vela de los Reyes. En una labor entre la arqueología y la taxidermia, Samuel Sánchez descosió el legajo, y fue entonces que en el diploma de maestro masón de Vela de los Reyes descubrió la conocida firma de José Martí. Pero para sorpresa de los analistas del tema, no remitía a la logia Armonía, a la cual se consideraba que había pertenecido Martí, sino a Caballeros Cruzados No. 62 perteneciente al Gran Oriente Lusitano Unido (GOLU)

¿Por qué se encontraba allí ese documento?

Cuando por alguna razón un masón solicita la baja de una logia, esta tiene la obligación de entregarle un certificado donde consta su carácter de miembro de la institución, fecha de ingreso y grado que ha alcanzado. Ese documento lo avala para solicitar su ingreso en otra logia de cualquier parte del mundo. Cuando por alguna razón el masón no cuenta con ese certificado, presenta su diploma del más alto grado que posee. Después de concluida la Guerra de los Diez Años (1868–78), Vela de los Reyes regresó a Cuba y se estableció en Cienfuegos, donde murió. Para continuar su vida masónica solicitó la afiliación en Fernandina de Jagua, y para eso presentó su diploma de maestro masón. El documento tiene fecha del 4 de julio de 1871 y en él aparece la firma de José Martí como secretario, cargo de alta responsabilidad en una logia.

¿Una logia portuguesa en España?

Como sugiere su nombre, el Gran Oriente Lusitano Unido (GOLU) era un cuerpo masónico con sede en Portugal, pero que llegó a fundar más de ochenta talleres en España. Según nuestras indagaciones, varios de los amigos cubanos de Martí de esos años formaron parte de los talleres que el GOLU tenía en Madrid a los inicios de los 70, particularmente Armonía No. 52, Libertad No. 40 y Caballeros Cruzados No. 62. La organización y reconocimiento internacional del cuerpo portugués, los aires democráticos, y no ser un cuerpo español, deben haber influido en la decisión de aquellos cubanos, deportados o emigrantes políticos. En mayo de 1871 otra logia del GOLU — La Discusión — convocó al resto de sus hermanas a que discutieran en su seno la “cuestión de abolir inmediata y simultáneamente la esclavitud en las islas de Cuba y Puerto Rico”.

En 1871 los funcionarios portugueses del GOLU tomaron acuerdos discriminatorios para los españoles. Esto, unido a la convulsión política que vivía el país en medio del movimiento liberal, provocó que en los siguientes dos años dieciséis logias del GOLU abandonaron este Oriente y se unieron en su mayoría al Gran Oriente de España (GODE), alineado políticamente con el liberal radical Manuel de Ruiz Zorrilla, a quien apresuradamente iniciaron y convirtieron en Gran Maestro. Ruiz Zorrilla había proclamado su intención de buscar una solución al problema de Cuba, abolir la esclavitud y suprimir el servicio militar de carácter discriminatorio para los pobres —las quintas—, entre otras medidas de carácter progresista. Ello podría explicar por qué ese grupo de jóvenes cubanos se movió entre logias del GOLU y el GODE. Todos los liberales no eran masones, pero era difícil que un masón no simpatizara con el liberalismo.

Siempre se consideró que José Martí había sido miembro de la logia Armonía, que tuvo el número 52 en el GOLU, y que luego reaparece con el 36 como parte del GODE. Fermín Valdés Domínguez lo afirmó en el mencionado artículo de 1908, donde dice que “Martí era el orador” y resalta que en aquella logia: “nos dábamos cita todos los cubanos jóvenes que estábamos en Madrid”. El descubrimiento de Sánchez Gálvez sitúa a Martí en el primer semestre de 1871 en Caballeros Cruzados N. 62, y también encontró otros papeles con la firma de Martí y fecha de mayo, cuando aún faltaba más de un año para el arribo de Fermín a la Península. Aún no puede negarse que en algún momento Martí haya integrado el cuadro de Armonía. Fermín sí perteneció a esa logia, según consta en su diploma del grado 18 expedido en septiembre de 1872. A ella también pertenecieron algunos de sus amigos comunes.

El hallazgo de esa comunicación con fecha de mayo de 1871 representa otro aporte a la biografía martiana, al revelar que la utilización del seudónimo de Anáhuac por parte de Martí no surgió cuando conspiraba en Cuba en 1879 —como se sostenía hasta el momento— sino que fue el nombre simbólico que seleccionó cuando fue iniciado en la masonería. Debido a las persecuciones y prejuicios, fue costumbre de la masonería en algunos países que al ser iniciado el nuevo hermano determinara el nombre con el cual quería que ser identificado. Para los historiadores este hábito ofrece interesante material para el estudio de las mentalidades. Por ejemplo, otro de sus amigos, Pedro Márquez Rivas, tomó el de Hatuey 2 y Fermín el de Abdallah, nombre del protagonista del drama del mismo nombre que Martí escribió a los 16 años. Este hallazgo reafirma la temprana vocación americanista del joven José Julián, que se autobautiza con un nombre de la cultura prehispánica antes de haber pisado tierra continental.

La página en blanco

Entre los tantos temas a los que incita Martí, el papel que pudo desempeñar la masonería en sus años de formación no ha sido privilegiado por los historiadores. Ha quedado testificado que, apenas llega al Madrid de 1871, fue iniciado en la masonería y elegido como secretario, cargo de alta responsabilidad. En México (1875-76) se conoce de sus relaciones masónicas y sostiene una polémica pública, donde demuestra un sentido enaltecedor por la orden. Esto comprende como mínimo un período de cinco años, desde que tenía 18 hasta los 23. Pero en la madurez, mientras organizaba su proyecto liberador, continuó considerando a la masonería como un taller donde se cultivan virtudes necesarias para el goce de la libertad. ¿Cómo es posible entonces que no se haya explorado con responsabilidad académica este componente de su experiencia?

El joven Martí vivió rodeado de masones en España y en México. El diario El Jurado Federal, al cual se vincula Martí desde el segundo semestre de 1871, era un recinto de liberales y masones. Todavía en 1894 recordaba de su director: “la pobreza grande de Francisco Díaz Quintero, que por no dejar morir El Jurado Federal, donde defendía el derecho de Cuba a la libertad y la clemencia, empeñaba las cucharas, las sábanas, el pequeño tesoro de su noble Pepa y del único hijo”. Partidario en política de Manuel Ruiz Zorrilla, no fue Díaz Quintero “un masón de butaca”, sino hombre que llegó a presidir en 1874 la Cámara de Justicia del Gran Oriente de España.

Algo semejante ocurre con su primera estancia mexicana (1875-76). La Revista Universal, a la cual se vincula Martí, era también una plaza de masones que apoyaban al presidente liberal Lerdo de Tejada. Es oportuno señalar que los mencionados artículos de Martí, en cierta medida, eran continuación de la posición de defensa de publicación respecto a la orden masónica. El 10 de marzo de 1875, en un pequeño suelto, la revista argumentó que el fin de la institución era “trabajar en bien de la humanidad y para el progreso de los pueblos”.

Entre sus afinidades en México contó al cubano Nicolás Domínguez Cowan, prestigiosa figura de la masonería en la Isla y fundador del primer periódico masónico cubano. Este había tenido que emigrar, luego de encabezar un sonado hecho ético y patriótico que llevó a la cárcel a más de sesenta masones. Durante dos años presidió la logia de la que fue miembro el hombre que más influyó en la formación moral, patriótica y literaria del adolescente José Julián Martí y Pérez. Por eso decimos que las tempranas motivaciones de Martí por la institución de la escuadra y el compás no hay que buscarlas en Madrid, sino en La Habana.

El colegio San Pablo fundado y dirigido por Rafael María de Mendive, a quien se le considera el padre espiritual de Martí, contó dentro de su claustro de profesores, amigos y asistentes a sus tertulias, con numerosos masones y liberales. El mismo Mendive era miembro de la emblemática logia San Andrés No. 9. En otro momento podremos extendernos sobre las repercusiones íntimas que debió provocar este círculo de influencias. Sirva de adelanto conocer que seis de sus miembros han dado nombre a logias y capítulos masónicos en Cuba.

Juicio de Martí sobre la masonería

No son mucho los textos en los que, de manera directa, José Martí se refirió a la masonería; sin embargo, en todos sostiene el mismo criterio. En 1876, en México, cuando sólo tenía 23 años, y cinco de haber sido iniciado, definió así los fines de la masonería: “Obrar irreprochablemente, perfeccionar el ejercicio de la libertad, preparar a los ciudadanos a la vida pública, ayudar al logro de toda noble idea, estos son, sin nada incógnito, sin nada oculto, los misterios de la orden masónica” (1) . En 1892, cuando tenía 39 años y ya estaba inmerso en la preparación de la guerra necesaria y la fundación del Partido Revolucionario Cubano, escribió en Patria: “En silencio y donde los pedantes no los ven practican los cubanos, en roce y creación, todas las virtudes necesarias para el goce de la libertad (…) en codeo mutuo y constante, limándose la vanidad o ayudándose de ella para la virtud, han de vivir los hijos de un pueblo que quiere ser dichoso. En las Sociedades de Socorro, en las de los Caballeros de la Luz , en las Sociedades masónicas cultivan cubanos y portorriqueños las virtudes republicanas.” (2)

Para explorar por donde iban sus reflexiones en esos días es interesante releer la nota que publica en ese mismo número de Patria —3 de abril de 1892— en la que subraya la idea anterior de cuánto él considera que puede contribuir la masonería en la educación para vivir en libertad. Se refiere al entierro del tabaquero Ramón Valle y resalta que fue en enterrado “con los ritos de la hermandad masónica en que vivió él como la patria misma, por ser la patria imposible sin el trato libre, de los que han de vivir en ella como hermanos…” (3) [El subrayado es nuestro]

Su desafió mayor era crear “sobre los restos de una mala colonia una buena república”, transformar a los súbditos de una colonia en ciudadanos de una república moderna. Martí vio en la masonería y en otras sociedades semejantes, instrumentos de educación republicana, práctica necesaria para el futuro de la Isla. “Ser ciudadano es cosa difícil —escribió—, y es preciso ensayarse en ella desde la niñez. Ni la teoría de los héroes vale en el Mundo lo que la de la asociación.” (4)

Masonería y República

Todo el que conoce de algún modo la masonería descubre que el funcionamiento interno de una Gran Logia es semejante al de una república, incluyendo la división de los tres poderes clásicos y la utilización del sufragio universal para sus decisiones. Se plantea como un proyecto de convivencia y entendimiento que se sobreponga a cualquier credo o filosofía. La tolerancia como sostén de su democracia, y esa tolerancia en materia religiosa, conducen a que dentro de la institución se funcione como un estado laico. Los métodos democráticos educan para vivir en un estado de derecho. La conducta ética que debe exigirse a sus miembros completaba lo que Martí calificó de “nueva religión de amor activo entre los hombres”, y que me sorprende que no sea citada como referencia a la masonería, a pesar que Martí la describió como “el sábado en la logia, el domingo en su presidencia o en su tesorería, la noche entre el periódico y el libro”.(5) [El subrayado es nuestro]

Hijos del muérdago inmortal

En horas de angustia, en julio de 1894, mientras avanzaba hacia la convocatoria de la guerra que pretendía sin odio, Martí le escribió a su amigo y hermano Fermín Valdés Domínguez: “Hay que hacer, en Cuba, sobre todo, una especie de sociedad secreta de hombres libres” (6) . ¿Pensaba el Apóstol en las logias del Gran Oriente de Cuba y Las Antillas, que fueron calificadas de revolucionarias y a las que pertenecieron la mayoría de los líderes de la revolución de 1868? Esta idea parece reafirmarse tres meses después cuando recuerda en Patria —2 de octubre de 1894— la reciente muerte de un patriota de la primera revolución con estas palabras: “Creyó en aquella primera masonería de Cuba, en hijos de muérdago inmortal, jurados a extinguir la servidumbre ajena o propia de la faz de al tierra y de las entrañas de la tierra que importa poco que las cosas se quiten de la faz si siguen en las entrañas.” (7) [El subrayado es nuestro]

No estudiar esa experiencia de su período de formación, ni indagar en el saldo que pudo dejar en la construcción de su ideario, más que dejar la página en blanco es arrancarla. El estudio de los puntos de contacto entre el pensamiento martiano y los presupuestos masónicos es mucho más rico de lo que pudiera pensarse, y recuerdo ahora las palabras que Shakespeare puso en boca de Hamlet: “¡Hay algo más en el cielo y la tierra, Horacio, de lo que ha soñado tu filosofía!”.

Notas

1- José Martí: Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, La Habana , 1963-1973, t. 28, p. 49. En lo sucesivo se citará como OC.
2- OC t. 5, p. 347.
3- OC t. 4, p. 382.
4- OC t. 12, p. 305.
5- OC t. 2, p. 279.
6- OC t. 3, p. 224.
7- OC t. 5, p. 362.

Fuente: Caimán Barbudo

jueves, 7 de junio de 2007

José Martí, entre Carmen y María.

Arique. Revista de Poesía
por Reinaldo Cedeño Pineda

Exploraciones sobre la hermosa relación entre el héroe nacional cubano, José Martí (1853-1895) y la niña María Mantilla/ Dos amores en las antípodas: Carmen Zayas Bazán y Carmen Miyares/ Las cartas de la ¿polémica?/ Declaraciones de las nietas de María Mantilla en el siglo XXI.

El 9 de abril de 1895, José Martí tiene un pie en suelo haitiano y otro a bordo del carguero alemán Nordstrand, presto a zarpar hacia costas cubanas. Las primeras palabras del Diario que la posteridad conocerá como “De Cabo Haitiano a Dos Ríos”, son notas de apremio, apenas una línea, como quien marca un destino.

Sin embargo, ese propio día, escribe a María Mantilla una de las cartas más tiernas que he leído jamás, y más aleccionadoras. Con toda justeza ha sido considerada como su “Testamento íntimo”. Habla un padrazo:

Y mi hijita ¿qué hace allá en el Norte, tan lejos? ¿Piensa en la verdad del mundo (…) -en saber, para poder querer- (…) ¿se sienta amorosa junto a su madre triste? ¿se prepara a la vida, al trabajo virtuoso e independiente de la vida?

(…) Yo amo a mi hijita. Quien no la ame así no la ama: Amor es delicadeza, esperanza fina, merecimiento y respeto. ¿En qué piensa mi hijita? ¿Piensa en mí?

Para leer todo al artículo hacer clic [aquí]

miércoles, 6 de junio de 2007

Justicia social en las crónicas de José Martí.

Por Yoel Cordoví Núñez, Investigador del Instituto de Historia de Cuba
Servicio Especial de la AIN

Mientras en el periódico La América, José Martí discurría sobre los efectos nocivos del sistema proteccionista en todos los órdenes de la sociedad norteamericana, en sus crónicas publicadas en La Nación, entre 1883 y 1884, profundizaba en ese mundo de contrastes, marcado por "las convulsiones aceleradas de la vida moderna".

Martí vive en una gran ciudad de Estados Unidos, con su desmesurado crecimiento poblacional y urbanístico. La vida en Nueva York, a su juicio, era "una locomotora de penacho humeante y entrañas encendidas".

No podía escapar a su mirada la "hermosa luz eléctrica" que iluminaba el puente de Brooklyn, las avenidas extendidas por la ciudad, con asombrosos edificios, las oficinas y bancos y las Bolsas "que dan miedo", la locomotora "que va y viene como ardilla de hierro" y "su campana sonora".

Tampoco olvidaba a las "lindas damas, que en suntuosas comidas se despiden de las alegrías embriagadoras del invierno", y de otras que "frenéticas, remontan sus joyas, por que parezcan nuevas y den celos".

En ese modelo de gran urbe, le desagrada el "ansia de goces" y el "amor desenfrenado y desequilibrado de lucro"

En todo momento advierte el egoísmo que reina y "el amor excesivo al ornamento", mientras que en los barrios pobres la situación "es de echarse a llorar", repletos de gente miserable: "los maridos ebrios querellan con sus mujeres desesperadas, que intentan en vano hacer callar a sus hijuelos, comidos por el cólera infantum."

El joven periodista toma partido junto a los neoyorquinos pobres, en buena medida inmigrantes. Rechaza airado las injusticias y las deformaciones morales que imponía la vida moderna.

No es que se oponga a la ciudad, tantas veces contrastada con el medio rural, o la pequeña ciudad, sino a los problemas sociales existentes en los grandes conglomerados poblacionales.

Entre 1883 y 1884, sus crónicas para La Nación acercan al lector a los grandes conflictos obreros que tenían lugar en Estados Unidos: "Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres."

De ahí sus palabras tras el fallecimiento de Carlos Marx: "no fue solo movedor titánico de las cóleras de los trabajadores europeos, sino veedor profundo en la razón de las miserias humanas, y en los destinos de los hombres."

A pesar de las lógicas diferencias de concepciones entre ambos pensadores revolucionarios, la identificación de Martí con la personalidad del líder del proletariado mundial quedaba reflejada cuando expresó: "El veía en todo lo que en sí propio llevaba: rebeldía, camino a lo alto, lucha".

Pero Martí no solo se identifica con los obreros y sus luchas, sino también con todos los sectores marginados en Estados Unidos, particularmente los indios, despojados de sus tierras: "¿Por qué les quitan sus valles donde nacieron, y nacieron sus hijos y sus padres (.) y a sus esposas, y a sus hijuelos, los clavan a los árboles y los ametrallan si resisten?

Su simpatía hacia esos pueblos y sus ansias de justicia lo conducen a denunciar tales atropellos. Señala el desbordante espíritu metalizado de ciertos sectores de la sociedad estadounidense, pero también "la soberbia conciencia de su fuerza y el desdén por las demás razas que hoy caracteriza al pueblo norteamericano".

lunes, 4 de junio de 2007

Monumento a José Martí en Isla Mujeres.

domingo, 03 de junio de 2007

Por Yolanda Gutiérrez

Un busto del héroe cubano será donado al municipio por el escultor Herminio Escalona como parte del Hermanamiento Isla Mujeres-La Habana Vieja
Un busto del héroe cubano será donado al municipio por el escultor Herminio Escalona como parte del Hermanamiento Isla Mujeres-La Habana Vieja.

ISLA MUJERES, 2 de junio.- Para el pueblo cubano, José Martí fue el maestro por excelencia, el hombre que inicia su forma de escribir refiriéndose a un caballo y muere sobre un caballo peleando por la libertad de Cuba, en pocas palabras, un héroe nacional, externó el escultor Herminio Escalona, quien recreará en bronce un busto del insigne escritor que donará a Isla Mujeres, como parte del hermanamiento entre nuestro municipio y La Habana Vieja.

El escultor Herminio Escalona arribó al municipio el pasado jueves 31 de mayo con la finalidad de montar un taller en el que trabajará la escultura a José Martí, obra que será donada al Gobierno Municipal como parte del hermanamiento entre La Habana Vieja, Cuba e Isla Mujeres y el sábado dos de junio ofreció una rueda de prensa con objeto de dar a conocer su proyecto.

Basado en estudios sobre la iconografía del ilustre José Martí, el maestro Escalona trajo hasta Isla Mujeres su propuesta materializada en un busto hecho a escala natural y en yeso piedra, proyecto que por el trabajo y calidad con el que se ha desarrollado podría ser la base de la escultura final, misma que se pretende sea realizada en bronce.

"Como imagen para la creación de este proyecto utilicé modelos vivos que no necesariamente fueron similares físicamente a Martí, sino más bien hablamos de personas con sus características más predominantes, como por ejemplo la frente despejada; de hecho no hay nada que me permita apoyarme en cómo fue José Martí en realidad, ya que todas las fotografías e imágenes existentes son copias del original".

Añadió que su intención para plasmar el busto de Martí en bronce es basarse no solamente en su imagen sino en todo el acervo que escribió sobre Isla Mujeres cuando visitó esta paradisíaca localidad, todavía virgen.

"Está escrito por él mismo: de no haber sido cubano, hubiera querido ser mexicano, lo que nos da una idea sobre cuánto apreció José Martí este país, pero también debemos recordar que los pueblos mexicano y cubano siempre han estado hermanados, entre otras razones por cuestión de cercanía entre un país y otro".

Durante el pasado primero de junio, el artista cubano se dio a la tarea de visitar los espacios que pueden calificarse como adecuados para colocar el busto del insigne José Martí, entre ellos el parque de la colonia La Gloria y el mirador oriente.

"El estudio del paisaje es muy importante para lograr integrar la escultura, que deberá tener una escala mayor al natural para que pueda ser apreciado en toda su dimensión", comentó el escultor, luego de explicar que ya el mismo proyecto debe ser apreciado de una manera especial desde la altura de los ojos del busto de José Martí, ya que como se menciona es hecho a escala natural, tratando de apegarse lo mejor posible al cuerpo físico del más universal de los cubanos.

lunes, 28 de mayo de 2007

Cumple 54 años el busto de Martí en el Pico Turquino.

Fuente: CubaSí

Busto a Martí en el Pico Turquino
Busto a Martí en el Pico Turquino

La Habana.- A la relevante escultora cubana Jilma Madera corresponde la autoría del busto del Héroe Nacional José Martí colocado el 21 de mayo de 1953 en la cima del Pico Real del Turquino, que con 1974 metros sobre el nivel del mar, es la mayor elevación del país.

La obra artística fue transportada por vía marítima hasta Ocujal, en la Sierra Maestra y desde la costa subida por la intrincada coordillera.

El busto de Martí en el Pico Turquino posee una interesante historia, que comenzó por la idea de la Asociación de Antiguos Alumnos del Seminario Martiano de La Habana. Ellos contaron con la activa participación de la revolucionaria Celia Sánchez Manduley y su padre el doctor Manuel Sánchez, quienes colocaron esta imagen en la cumbre de la motañana para rendir homenaje al maestro en el año del centenario de su natalicio.

La artista había modelado originalmente el busto en ocasión de inaugurarse en la capital la Fragua Martiana, museo construido con las piedras de la canteras de San Lázaro, donde estuvo preso Martí en su juventud.

En una oportunidad Jilma confesó que en el busto de Martí pretendió plasmar lo que de soñador y pensador había en el Apóstol, dándole a sus ojos la expresión de que su mirada se proyectaba hacia lo infinito.

La obra reflejó el profundo amor martiano de la escultora cubana, a cuya autoría también se debe el famoso e impresionante Cristo ubicado en la Bahía de La Habana, su última creación de gran formato emplazada en 1958.

Las huellas del talento de Jilma Madera quedaron por toda Cuba e incluso en el extranjero, pero la de mayor valor para los cubanos por su significación es la de Martí en el Pico Turquino.

sábado, 26 de mayo de 2007

Entrevista. José Martí. El hombre natural.

Por Jorge Sariol
Obra: Dausell Valdés

JoséMartí

El concepto de humanidad está dado en Martí de diversos modos: uno de ellos se enuncia en el reconocimiento del hombre como sujeto de la realidad, en razón de nacer individuos pero no sujetos; convertirnos en sujeto del conocimiento y de la transformación de la realidad exige demasiadas condicionantes en el largo proceso de ascensión.

¿Cómo encontrar a partir del ideario martiano lo particular en estas tierras de América, y que convierte al hombre en el nuevo sujeto de estos tiempos?

En opinión del investigador de la Oficina del Programa Martiano, profesor Jorge Lozano, está revelado en el concepto de hombre natural.

«En Martí —dice Lozano— se revela el hombre natural en tres grandes esferas de la emancipación y la renovación humana, es decir, un sujeto concreto en América Latina, reflejado en la política, la cultura y la moral».

Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma…

En el primero de sus Versos Sencillos, en la primera línea incluso, Martí ofrece una declaración de principios: Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma…

¿Qué es en realidad —al modo martiano— ser «un hombre sincero»?

La palabra sinceridad —de origen griego— proviene de una sociedad que escuchó los versos de Homero, aprendió de la filosofía de Platón y Aristóteles, que conoció el arte de Praxíteles. Es decir, el griego era un hombre educado ética y estéticamente, que consideraba que la belleza era irrepetible. El arte, que era la forma de atrapar la belleza, también tenía que ser irrepetible;pero ocurre que el retrato de los humanos entre los griegos era a través de la escultura —estatua, busto, altos y bajorrelieves—, y sucedía que cuando una de estas manifestaciones sufría roturas, por accidentes domésticos, por daños de la naturaleza o el hombre, y perdía parte de su estructura, no se mandaba de nuevo a hacerla obra, porque la belleza era irrepetible, sino que se reponía con cera la parte dañada o faltante. Entonces cuando un griego, que se preciaba de ser buen anfitrión, le señalaba a un invitado una estatua y le decía que era una obra «sin cera», significaba que era una obra íntegra, sin roturas, sin partes falsas.

Es como debemos entender el primero de los Versos Sencillos: soy un hombre sincero, porque soy un hombre íntegro.

En el mundo de hoy hay un gravísimo problema gnoseológico al que los estudiosos de la filosofía no han dedicado suficiente tiempo: el conocimiento no se da por concepto sino por imágenes,tanto es así que la imagen logra fabricar o prefabricar la realidad, por lo tanto para encontrar la verdad hay que auxiliarse de la sinceridad, hay que buscar el camino de la verdad en la integridad humana.

Probablemente eso se da en cualquier parte del planeta. ¿Cómo explicarlo a partir de nuestra realidad, esa que debe ser transformada?

En esta parte de la humanidad en que vivimos —y Martí llamó Nuestra América—, en la época actual se renueva el espíritu liberador de los pueblos —por caminos hasta hace poco tiempoinsospechados—, pero que prueban que era precisamente América Latina la depositaria de la renovación humana. Después de la triste caída del socialismo europeo, Martí vuelvea ser contemporáneo, sobre todo por la connotación de su pensamiento.

Todo pensador escoge un área propicia de meditación. Marxy Engels tomaron la sociedad de los hombres. Y a partir del estudio del desarrollo más alto de esa sociedad, el capitalismo industrial, pudieron hacer generalizaciones de toda la historia social. El área escogida por Martí para hacer su reflexión de mayor hondura fue la antropología. Es decir la teoría del hombre. El aporte que hace Martí a la filosofía latinoamericana es la de concebir una teoría del hombre para América Latina. En Martí se revela el hombre natural en tres grandes esferas de la emancipación y la renovación humana, es decir, un sujeto concreto, reflejado en la política, la cultura y la moral; y esto, en los inicios mismos de una época histórica marcada por el capitalismo de los monopolios, época que no hemos rebasado, por lo que Martí sigue siendo contemporáneo.

¿El hombre natural, en política, en la cultura y en lo moral, es el hombre de la América «nuestra»?

En el ensayo Nuestra América, precisamente aparece el hombre natural en política, que para Martí es el hombre real, es decir que se lanza a conocer la realidad que le rodea, y la conoce para transformarla, que no impone su voluntad a la realidad, sino que la conoce para ir acercándola a la realidad que quiere. La voluntad de transformar se pospone al acto del conocimiento humano. Lo dijo de diferentes formas: conocer es prever… la previsión es obra de la política… ¿Qué significa esto? Conocer para transformar, transformar para redimir.

El ensayo Nuestra América termina con una imagen bellísima cuando Martí evoca una entidad mítica para cerrar su mensaje, cuando dice que sobre las alas de un cóndor, el gran Cemí, el padre fundador, va regando semillas de la América Nueva. Cuando la semilla cayó en Caracas se hizo Simón Bolívar; en Nicaragua produjo a Augusto César Sandino; en Argentina, a José de San Martín; en Cuba, a José Martí. La política de hoy tiene que ser más sabia que la de ayer. Ya no solamente es tomar el poder a favor de los humildes, sino que los humildes en el poder tienen la tarea de salvar al mundo, incluyendo la naturaleza. Esa es la vigencia política del hombre natural.

En la esfera de la cultura, el hombre natural se manifiesta en su concepto de mestizo autóctono, que en «nuestra» América, se da —como en ninguna otra parte del mundo—por conjunción de diversas culturas —tres, fundamentalmente—, y donde no se ha producido una guerra cultural, que es la más profunda manifestación de la guerra, aunque sí un choque, contradictorio, doloroso e inevitable.

De esa conjunción ha quedado unión de lo mejor. Sin embargo, es curioso como Martí señala que en América del Norte entró Europa con el arado, y en la del Sur entró con el perro de presa. Los descendientes de los cuáqueros son hoy los imperialistas que siembran guerras en medio mundo —y son los máximos consumidores de drogas, además—, y los del Sur, mordidos por los perros de presa, son hoy los que renuevan el pensamiento y la acción de todo el hemisferio. América anglosajona ha ido de más a menos, y la Latina de menos a más.

Finalmente, el «hombre natural», en la esfera de la moral, no se da en el ensayo Nuestra América, sino a través de la poesía. En la saga del «Homagno», de Versos Libres, está mejor explicado.

A partir de este neologismo creado por Martí —con Homagno define «alta magnitud de lo humano»—, intenta crear, además de un personaje literario, un sujeto filosófico, enunciado en cuatro momentos importantes. Hay un primer poema, llamado así, «Homagno»; un segundo poema, llamado «Yugo y Estrella», presentación del conflicto del personaje; una tercera parte, que es un poema en elaboración, que tiene tres borradores, y cuyo título es «Homagno Audaz»— es decir, Homagno alcanza audacia, justo cuando aparece un nuevo personaje, Jóveno—, y la cuarta parte de la saga, y ya no es siquiera un poema en elaboración, sino la idea de cómo tenía que terminar la saga, que es la muerte de Homagno.

En la primera parte Homagno es un hombre en busca de su identidad, la que encuentra cuando es capaz de despojarse de las convenciones, es decir cuando tiene libertad de pensamiento.

Este hombre luego tiene un conflicto moral, representado en el yugo y la estrella: lo significativo es que Homagno no escoge la estrella, porque es muy fácil ver el camino rodeado de quienes tienen luz, sino que escoge el yugo porque lo extraordinario es dar luz en las sombras; he ahí la vocación humanística que debe tener todo sujeto moral. Ser un hombre de bien donde es más difícil luchar por el bien.

Una vez que, ante la disyuntiva del yugo o la estrella se ha tomado esta decisión, a Homagno se le contrapone un nuevo personaje, Jóveno, que representa la juventud, vibrante, despreocupada, que algunos llaman irresponsable, y solo está evaluando la realidad desde su vida y no desde la perspectiva de sus padres y abuelos. Para Jóveno, el encuentro con un hombre de la magnitud de Homagno, resulta tan enorme que le hace una sola pregunta: ¿Dime cuál es la llave de la vida? La respuesta recibida es: la llave del universo es el amor.

Y aquí aparece otra de las ideas martianas: los hombres se dividen en dos bandos, los que aman y fundan, y los que odian y deshacen.

¿Cómo se produce la muerte de Homagno?

Martí dice que Homagno muere muchas veces pero resucita, es decir muere espiritualmente, cercado por la envidia, los celos,la incomprensión… pero vuelve a revivir hasta que se produce la muerte definitiva que es la física.

¿Cómo revivirá después de la muerte definitiva?

Jóveno,entristecido por la pérdida, va a llorarlo, ante su cuerpo, pero cuando levanta su vista ve un águila blanca que se convierte en estrella en el cielo; Jóveno se ve rodeado de grandes ejércitos de amor, justo en el inicio del camino de lo que fue Homagno. Esa es la clave de la continuidad generacional en Cuba.

Así obró José Martí.

¿Homagno, Cristo?

Martí es quizás uno de los pocos en reconocer en Jesús un patriota de fuego puro, un hombre natural, más allá de lo místico y de lo estoico; con el criterio de que lo divino está en lo humano.

El rango de universalidad es el que emparienta a grandes humanistas; no encontraremos a ninguno que diga ¡soy el único!

De todos modos, homagnos y jóvenos ha habido muchos en la historia de Cuba. ¿Existe algún paradigma —de entre tantos—, de ese ideario martiano?

En esas ideas, Jóveno fue Julio Antonio Mella, quien hizo «tanto en tan poco tiempo» y fue asesinado dejando, sin embargo, un ejército de luz. Y fue hombre natural, en política, en lo cultural y en lo moral, además de haber sido —hijo de un hombre de estas tierras y una irlandesa—, mestizo cubano autóctono.

Fíjate qué cosa tan curiosa: Julio Antonio Mella y José Lezama Lima —dos cubanos tan diferentes— tuvieron la misma palabra castellana, «misterio», para caracterizar algo de la autoctonía cubana, que significa ser hijo de José Martí.

Cuando analizas en qué lugar está el misterio del individuo te encuentras que está en el fondo de dos grandes esferas de lo humano: la ciencia, porque se encamina a ampliar el conocimiento, penetrando en lo desconocido, que es siempre misterioso. La otra esfera está en las emociones, y la poesía —como el arte— es el camino humano donde nos introducimos como personas en el misterio de la sensibilidad.

Es decir Martí fue hombre de ciencia que escribió poesía, o tal vez el de la poesía que meditó con ciencia. Habría que ir del brazo de Lezama y de Mella para entender la Cuba del futuro, guiada por Martí —y de Varela, y otra vez de Mella, para entender la universidad cubana del futuro, también guiada por Martí—; de modo que no hay otro camino para llegar a la universidad y a la patria del futuro. Mella parece ser el puente entre generaciones.

Esa es la clave de nuestro «misterio», explicado poéticamente.

También Cuba está llena de signos y símbolos semejantes para conceptuar ese ideario…

…Sí, pero fíjate, hay un sitio habanero, convertido en terreno de lucha, en donde para mí esto está simbolizado mejor: es la Tribuna Antimperialista y el conjunto estatuario de Martí con un niño en brazos.

Allí yo lo he reflexionado, y como si fueran respuestas de bronce que me da la estatua, he escuchado «…si no hubiera muerto en Dos Ríos en 1895, en 1903 hubiera tenido ¡solo 50 años!,de modo que hubiera podido tener junto a mi hombro al niño Julio Antonio Mella; en 1926, siendo un anciano venerable, hubiera levantado en brazos a un niño llamado Fidel Castro».

sábado, 19 de mayo de 2007

MARTI Y EL DEBER

[Colaboración especial]

Por Julio M. Shiling

“¡Triste el que muera sin haber hecho obra!”, nos relató el Apóstol. Más de 49 años de despotismo marxista, ha dado amplia ocasión para que hijos ennoblecidos consagran el altar patrio, con dádivas, fruto del deber. Cementerios abarrotados en tierra y mar, mujeres y hombres atravesando, por los millares y a través de las décadas, las pesadas y giratorias puertas de las espeluznantes cárceles castristas; generaciones nacidas, en la diáspora, impregnadas de una indomable cubana, e intramuros, la inexistencia del “hombre nuevo”, dan credibilidad sustanciosa de eso. Sin duda, el cubano ha tenido un paradigmático ejemplo con el Maestro. El 19 de mayo, día de partida de Martí y víspera de la independencia cubana, obligan la reflexión del concepto del deber.

Con su talento, excepcional y diversificado, Martí le hubiera hecho honor al más exigente y remunerador de los deseos de cualquier vida privada. Familia, sueño, fortuna material toda importante y todas, palpables posibilidades, como un generoso filántropo, las donó. El deber, y con quien lo tenía, serían los principales recipientes de su fortuna. El poeta político nacido en la Calle Paula, claro tenía para lo que vino al mundo. Y con la luz de su frente navegó para asegurar, en su caso, que “La muerte de un justo es una fiesta, en que la tierra se sienta a ver como se abre el cielo”.

Vivió Martí preparando el día de su partida y de esa “fiesta”. No en los detalles de como iba a morir. Sino con la altura que tenía que vivir, para enfrentar los compromisos adquiridos, incluso antes de nacer, con un camino. Sacrificio sí. Pero dulce y obligado si se pretendía no vivir muriendo. Las frías calles de un Nueva York despalmado, sintieron más sus pasos que ningún otro lugar. Precio necesario para así poder, en libertad vivir, y organizar la benéfica gesta emancipadora para su tierra natal. Sin embargo, un continente completo fue su maestral escenario, que por medio del fascinante arte de su prosa, marcó un hito, hasta nuestros días, inigualable. Pero fueron, sin embargo, la sensatez de sus ideas donde su genialidad más brío manifestó.

Mientras muchos de sus contemporáneos de calibre intelectual, se emborrachaban con enfermizas teorías socio-políticas, Martí se mantuvo sobrio. Las tóxicas proposiciones de lucha de clases, agitaciones anarco-sindicalistas, inventos comunales utópicos y la colectivización de la propiedad (en su amplia definición), fueron consideradas por el Maestro, ridículas y peligrosas. En el falso nombre, de una tergiversada “libertad” que estas absurdas esquemas proponían, a Martí, nunca lo engatusaron. Siempre comprendió que la libertad es la ausencia de coerción. Todo el resto, es licencia para el despotismo. Su capacidad de mantener pulcro la gama de su vasto arsenal intelectual, evidencia la superioridad de su esencia. El regalo que llevaba Martí, era transcendental.

Su condición de místico le facilitó, sin duda, no sólo la claridad de su pensar, sino la determinación para cumplir. “Cada cual al morir enseña al cielo su obra acabada, su libro escrito, su arado luciente…”. Este convencimiento llevó a Martí el abrazar el deber, entrañablemente. “¡Se sale de la tierra cuando se ha hecho una obra grande!”. Martí salió con creces. Ahora espera y lucha para las grandes obras en construcción que en su inspiración, se están preparando. Ya lo veremos.

Patria de Martí


Poema. 19 de Mayo

Colaboración Especial

19 de mayo

Autor: Cástulo Gregorisch


Un 19 de Mayo

se apagó nuestro lucero,

cayó desde su caballo

abatido por el fuego.


Murió con la cara al sol

como han de morir los buenos,

la pureza de su sangre

abonando nuestro suelo.


Dio la vida por su patria,

dio la vida por su pueblo,

dejándonos su ideario,

marcando nuestro sendero.


Él fué prosa y poesía,

él fue amor y magisterio,

fustigando con su pluma

al enemigo extranjero.


Sin odio en su corazón

donde no existió el veneno,

por la vida se condujo

como un Mesías moderno.


Ejemplo fué de pasión

y patriotismo sin frenos,

ofreciendo blanca flor

sin reparos y sin miedos.


Hombre de grandes ideas,

inteligencia y talento,

¡Como lo necesitamos

en estos tristes momentos!


Nuestra más grande figura

junto a Gómez y Maceo,

murió peleando en Dos Ríos

¡Aquel que sigue viviendo!


Castulo Gregorisch

5/20/04

martes, 15 de mayo de 2007

Descrubren nuevo cuaderno de apuntes de José Martí en Cuba.

Por Karina Marrón
karina@ahora.cu

Un nuevo cuaderno de apuntes de José Martí ha sido encontrado, según se conoció a través de Pedro Pablo Rodríguez, investigador del Centro de Estudios Martianos, durante las sesiones del V taller Frente Común de Ideas que se celebra en Isla de la Juventud.

La agenda recoge algunas reflexiones del Apóstol en torno al ser humano, sus flaquezas y debilidades, en las cuales, a pesar de la dureza de algunas expresiones, se evidencia la eterna fe de Martí en el hombre.

El cuaderno se encontraba entre la papelería que guardara Gonzalo de Quesada y Aróstegui a la muerte del Maestro y parece haber sido escrito entre finales de 1894 y principios de 1895.

El Anuario del Centro de Estudios Martianos publicará próximamente algunos de estos textos.

domingo, 15 de abril de 2007

La imagen más cercana a nuestro Héroe Nacional.

15 de Abril, 2007

Por: José Miguel Solís Díaz

Monumento a José Martí en MatanzasLa Habana.- La gran mayoría de las personas que en Matanzas cruzan a diario la Plaza o Parque de la Libertad frente al Palacio de Gobierno, pueden que no conozcan la trascendencia del monumento levantado en su centro y que tiene una estatua de mujer, de bronce, en su parte frontal, con el torso desnudo, tocada con un gorro de Frigia y que sostiene en sus manos alzadas dos trozos de cadena rotos como símbolo de la libertad ganada.

En el remate o parte superior del basamento cuadrangular, adornado con un festón, se yergue, mirando al sur, la estatua en pié y de cuerpo entero, también en bronce, del Héroe Nacional, José Martí. La ejecución del grupo estatuario fue una oportuna y temprana iniciativa de del Dr. Ramón Luís de Miranda, médico personal del Apóstol.

La obra se encargó al escultor italiano Salvatore Buenni, quien para ello tuvo el auxilio de la iconografía martiana disponible y sobre todo, de las indicaciones que le hiciera personalmente en su estudio Don Gonzalo de Miranda hijo y excepcional testigo, como galeno y amigo, de los males que en los postreros años de su vida aquejaran al más universal de los cubanos, quien fue un asesor acucioso de todos los detalles, a propósito de lograr que el rostro de Martí fuera el reflejo más próximo a la realidad.

Martí, amigo personal de los Miranda era, obviamente, alguien a quien se podía recordar con suficiente exactitud y corregir cualquier detalle que la mano del artista, desconocedor del sujeto en vida, pudiera deslizar como error.

La casi absoluta mayoría de las fotografías de José Martí lo presentan de frente, acaso alguna con cierta rotación del rostro, pero hasta la fecha no existe ningún retrato que le muestre de perfil, dato que resulta imprescindible cuando se extrae de un documento bidimensional la información necesaria para crear un cuerpo dotado de volumen.

Como se conoce, nunca se hizo una mascarilla postmortem del Apóstol, lo que hubiera salvado para la posteridad sus facciones. El cuidado que puso Miranda en la reproducción del rostro de aquel que conociera en vida y los otros elementos aportados por las fotografías permitieron que la estatua inaugurada el 24 de febrero de 1909, tenga el raro mérito de presentar la imagen más fiel de José Martí.

Ninguna otra obra de su tipo se le acerca tanto y Matanzas cuenta con este singular privilegio que generosa comparte con todos los cubanos.

Fuente: Radio Rebelde

sábado, 31 de marzo de 2007

PATRIA: A TIEMPO Y EN TIEMPO.

Por Randy Saborit Mora

A propósito de haberse conmemorado el aniversario 115 de la fundación del semanario PATRIA el 14 del marzo de 2007.

Conocemos a José Martí, y lo desconocemos al mismo tiempo. Del Maestro podemos ser estudiantes eternos. Su palabra viva aún estremece el espíritu. Fue un hombre de Cuba, de América y del mundo que grabó en tinta su paso por la Tierra. Su legado es inmenso como el “mar” de su primera sílaba.

El más alto premio que se otorga a los periodistas cubanos lleva el nombre de Premio Nacional de Periodismo José Martí. En Cuba, el día de la prensa coincide con la fecha de constitución de PATRIA. Esto dice mucho sobre la calidad de un periodista y un periódico.

¿Qué se habrá publicado en aquellas cuatro planas semanales?

Aquellas planas levantadas por el amor patrio de un puñado de cubanos y puertorriqueños desde la modesta oficina de 120 Front Street en Nueva York.

PATRIA, nombre y concepto. Así, sin apellidos, bautizó José Martí a aquel semanario que se hizo público el 14 de marzo de 1892. El PATRIA martiano -hasta el 17 de junio de 1895 cuando se confirma la muerte del Apóstol- supo armonizar propaganda y publicidad, al tiempo que practicaba un periodismo de intencionalidad propagandística “con todos y para el bien para todos”.

A tiempo y en tiempo, con verbo seguro, orientó PATRIA a su público lector. Cada acontecimiento del contexto probó al semanario en el periodismo y la política. PATRIA reforzaba en voz de influyentes diarios neoyorquinos como el Herald, el Sun o el World los principales ejes temáticos de su orientación editorial. Martí, con probada clarividencia política y sagacidad periodística, dirigía aquel semanario fundado para juntar y amar sin intenciones de lucro.

A partir de 1889 el Apóstol hizo explícito en sus epístolas la urgencia de un periódico para impedir a tiempo el peligro que en aquel año de Conferencia Americana se hacía más evidente. Esto le escribe a Gonzalo de Quesada en diciembre de aquel año:

…Con dos o tres leales haré cuanto pueda hacerlo con decoro. Una hoja, con el alma que usted conoce diga la verdad, y junte, sin miedo a tibios y señores, a los que deben estar juntos (...) Es preciso que Cuba sepa para qué y por qué quieren la anexión (...) La corriente es mucha, y nunca han estado tan al converger los anexionistas de la Isla, y los anexionistas yankees. Para mí sería morir. Y para nuestra patria (...) Ese es mi dolor. (E, III, 158).

Tres de los cuatro editoriales que sintetizan el programa político y periodístico del semanario, emplean la primera persona del plural desde el título para incluir a los que recibían el mensaje: A Nuestra Prensa, A Nuestros Lectores, Nuestras Ideas. Acerca de la repercusión de este último, Martí escribiría días después al 14 de marzo de 1892:… Acá se saben de memoria "Nuestras Ideas". Tengo, para que regale, unos doscientos discursos, o 150, que le van con el próximo número...(E, III, 64).

Fue práctica de PATRIA hacer plurales sus ideales ante cada suceso del contexto. Las ideas que el semanario calificó como nuestras desde el número primero coinciden con las defendidas en los Discursos del Diez de Octubre celebrados entre 1887 y 1891; así como las de Con todos, y para el bien de todos del propio año.

Tres temas fundamentales priorizó el semanario en sus páginas, es lo que denominamos trilogía temática: unidad-guerra-república. El Partido fue el núcleo político de unidad factual desde el que se ensayaba la futura república que solo podía alcanzarse acudiendo al medio guerra. A nada de eso escapa el periódico que se especializó en propagar esperanza y serenidad, en tiempos de Nortes peligrosos y de república por fundar.

La guerra debía ser a tiempo, pero también en tiempo. A tiempo para frustrar las aspiraciones del Norte, y en tiempo adecuado para fortalecer las ideas que se venían sembrando, y garantizar los recursos materiales necesarios para desembarcar más seguros. No debían violarse escalones; para Martí el tiempo tenía un valor cualitativo:

Nace este periódico a la hora del peligro para velar por la libertad; para contribuir que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer, así se expone en Nuestras Ideas, el editorial programático del primer número, 14 de marzo de 1892.

PATRIA desde sus páginas definirá la república con todos y para el bien de todos que debía ser. Se escribirá de los futuros ciudadanos de la nueva Cuba que se estaba fundando. No habría distinción de razas, religión, corriente ideológica, clase social; incluso hasta los españoles que llevaran la Isla en el corazón podrían ser parte de ella: Para todos los cubanos, bien procedan del continente donde se calcina la piel, bien vengan de pueblos de una luz más mansa será igualmente la revolución en que han caído, sin mirarse los colores todos los cubanos, se aclara desde Nuestras Ideas.

Desde PATRIA se hizo periodismo de altura política y terrenal elocuencia. Periodismo del que conmueve y convence; del que enamora y arrastra. Periodismo de desvelo y contra cierre. Periodismo. Todavía hoy, es admirable aquel modo peculiar de decir las cosas en su esencia.

PATRIA fue un ejército de dieciséis columnas: en la vanguardia las Bases del Partido Revolucionario Cubano, y en la retaguardia los anuncios publicitarios que financiaban el próximo combate verbal. PATRIA fue un soldado que se armó de palabras.