viernes, 2 de febrero de 2007

En el Natalicio de José Martí.

Publicado el 02-02-2007

Diario Las Americas
Por Angel Cuadra

El pasado 28 de enero se llevó a efecto en New Jersey la XXI Cena Martiana Conjunta de las instituciones de exiliados cubanos en aquella área, acto coordinado por la Regional de New Jersey Zona Sur de la Junta Patriótica Cubana, con sede en la ciudad de Elizabeth. Tuve el honor de ser invitado como orador par hacer el resumen de ese acto, ya tradicional, el cual se llevó a efecto en el Hotel Sheraton, en horas de la tarde.

En la programación de las actividades al respecto, estaba el acto simbólico de acudir primero al parque de Las Américas, en Elizabeth, donde se encuentra el busto de José Martí, para depositar ante el mismo una ofrenda floral en gesto de rememoración, por el 154 aniversario del nacimiento del Apóstol.

Corría un aire frío en aquel medio día del 28 de enero, y en la soledad y el silencio del parque el busto de Martí le daba al lugar una modesta solemnidad y un augusto prestigio de un pedazo de patria que, unos veinte años atrás, manos cubanas en el destierro, con devoción, pusieron allí para servir al humilde peregrinaje que, como en esta ocasión, un grupo pequeño de cubanos, año tras año, ha venido haciendo, dejando en el aire, junto al aroma de las flores, el eco de las breves palabras que, igual que ahora, han dicho algunos de los asistentes ante el busto de bronce.

La cena, realmente almuerzo, en el Grand Ballroom del hotel, estuvo muy concurrida, y emocionaba ver como varias organizaciones de exiliados cubanos enviaron allí su representación. Hubo música de piano y canto, y lo más hermoso fueron los bailes que, en sencilla coreografía, efectuaron alumnos de secundaria y primaria, que sirvieron de aurora al preámbulo para el desarrollo de la actividad general.

Las palabras de apertura estuvieron a cargo de Camilo Fernández, cubano, comerciante y contador, gran activista de las actividades patrióticas en la comunidad cubana de New Jersey y presidente de la Regional New Jersey, Sur, de la Junta Patriótica Cubana. Después se dio a conocer el mensaje de saludo y solidaridad del Alcalde de la ciudad de Elizabeth con esta actividad patriótica cubana.

Seguidamente tuvo lugar una hermosa costumbre, ya establecida en esta cena aniversario, consistente en que los presidentes o representantes de las organizaciones asistentes fueron leyendo por turno pensamientos de Martí. En todos esos aspectos del programa había una manifiesta complacencia en sus participantes y en los asistentes en general.

Con ese pórtico precedente, realicé yo mi charla sobre José Martí, su vida y su personalidad conmovedoras, de las cuales sacar las conclusiones de su aporte para la causa e historia de Cuba, para los pueblos de América y para el más amplio sentido de la Humanidad, pues para todos esos campos del quehacer humano proyectó su existencia y su útil servicio aquel cubano que, al decir de la gran poetisa chilena Gabriela Mistral, era “el mejor hombre de nuestra raza”.

En la vida de los pueblos hay esos hombres grandes, fundadores de naciones, a los cuales es necesario acudir como punto de partida para el desarrollo y avance coherente de lo que podemos calificar como el “ser nacional”.

Cuando los malos conductores de países adulteran y enturbian ese ser nacional, ese cuerpo colectivo, en su andar histórico, desviando el rumbo y la esencia de la nación, es necesario y, más aún, urgente, acudir al encuentro de esos “padres fundadores” de la nacionalidad, para rectificar el rumbo, en el reajuste franco y útil de lo genuino de la nación. Para el caso de Cuba, Martí es punto de referencia adecuado para partir del mismo en la preservación de nuestra identidad, y para el desarrollo coherente, en líneas generales, de nuestro ser nacional.

Es así que, con actos como el de la cena martiana de New Jersey, se renueva y reafirma, con la evocación del natalicio de José Martí, la intemporal presencia de la Patria.

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