viernes, 19 de septiembre de 2008

Martí y Juan Gualberto.

Miralys Sánchez Pupo
Colaboradora Rebelde
17 de septiembre de 2008, 10:05 a.m.

La Habana, Cuba.- Juan Gualberto Gómez conoció a José Martí cuando trabajaba en el bufete de su amigo Nicolás de Azcárate a quien le unían lazos de amistad desde su encuentro en México. Los reunía a todos en La Habana la firma del Pacto del Zanjón como punto final de la Guerra de los Diez Años, que ambos jóvenes consideraron un paréntesis al no haberse conquistado la independencia. Y aquellos vínculos los unió a los tres en los futuros caminos de la patria.

Martí y Gómez se integraron a los grupos que conspiraban en Regla a favor de dar apoyo a lo que se conocerá como Guerra Chiquita por su corta duración. Los clubes habaneros consideraron importante alcanzar la unidad de los patriotas que hasta esos momentos se encontraban segregados por el color de la piel. Ellos ayudaron desde el surgimiento de un Comité Central presidido por Martí que ayudó con el armamento necesario para los alzados en el Oriente y Las Villas.

El espionaje hizo llegar a la casa de Martí a un civil que lo llevó preso. Pero no sabía que detrás de la mampara de la casa estaba Juan Gualberto que esperaba almorzar con él. Llamó a su mujer y recogió unas monedas en su cuarto y pidió un café. Luego de su salida Juan Gualberto conoció que era necesario le siguiera y conocido el lugar donde se lo llevaba buscar el apoyo de Azcárate, quien con su influencia en el gobierno logró se levantara su incomunicación y su salida de Cuba.

Los hermanos en la lucha habían quedado aislados. Martí fue enviado a España más tarde Juan Gualberto estuvo preso y volvió a Cuba en 1890 para reanudar la lucha por la independencia del país. Al escribir el artículo ¿Por qué somos separatistas? Martí le escribió al conocer su campaña en la Isla y se reanudaron sus vínculos conspirativos ahora al calor del Partido Revolucionario Cubano y la guerra que se organizaba.

La correspondencia entre Martí y Gómez acompañada de los cuidados del clandestinaje fue amplia, diaria, precisa. Juan Gualberto recordó la última de sus cartas con sumo cariño que tuvo por fecha los inicios del mes de febrero donde su delegado en la Isla daba los toques finales al reinicio de la guerra. En ella le dijo entre sus frases nerviosas:

“¿Lo veré…? ¿Volveré a escribirle…? Me siento tan ligado a usted, que callo… Conquistaremos toda la justicia”

En una Revista Bimestre Cubana de 1933, se pudo leer las palabras de Juan Gualberto siguientes: “Tal es el recuerdo de la última vez que vi a Martí en 1880, y tal el párrafo para mi inolvidable, de la última carta que me escribió en 1895.”

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