viernes, 23 de enero de 2009

Abdala y Martí.

Radio Angulo
Por Lydia Esther Ochoa
lydiaesther@radioangulo.icrt.cu

(Ene. 23) El 23 de enero de 1869 fue publicado el poema dramático Abdala, escrito por José Martí cuando aún no había cumplido los 16 años de edad. Aunque la obra tiene de escenario a Nubia, un país lejano, Martí lo escribió pensando en su país natal esclavizado. En la obra el pueblo de Nubia se levanta contra el bárbaro opresor y al final hace huir al ejército enemigo, no sin antes lamentar la muerte de Abdala, el noble guerrero que encabezó la lucha por la libertad de su tierra natal y cayó mortalmente herido.

El héroe antes de fallecer dice que “es dulce morir cuando se muere luchando audaz por defender la Patria”. Veintiséis años después de la publicación del poema dramático José Martí cayó en Dos Ríos combatiendo por la libertad de Cuba, como si Abdala fuera promisorio de su destino final.

“Seré quien libre a mi angustiada patria, / Y quien le arranque al opresor el pueblo/ Que empieza a destrozar entre sus garras!...”, exclama Abdala en la escena dos de este poema dramático, obra que es una anticipación de lo que sería la propia existencia del apóstol cubano.

Como Abdala, Martí se debate entre dos grandes amores, el de la Patria y el de la Madre, que teme por los peligros que afronta en la lucha y al final vence su deber. El héroe nubio dijo antes de partir al combate “Mi madre llora... Nubia me reclama.../Hijo soy... nací nubio... Ya no dudo, /Adiós! Yo marcho a defender mi patria.

Confinado injustamente en el presidio, Martí le envió un retrato a su progenitora en el que aparece de pie, con grilletes, en cuya dedicatorio escribió “Mírame madre y por tu amor no llores,/ Si esclavo de mi edad y mis doctrinas/ Tu mártir corazón llené de espinas, /Piensa que nacen entre espinas flores.

En el poema se apenaba de Doña Leonor, la madre, le expresaba su decisión de cumplir con el deber más sagrado aunque tuviera que guardar prisión, al tiempo que le pedía que apreciara mejor lo hermoso de la vida, las rosas, y no los escollos y los peligros, las espinas.

Ya al ver cuando era niño a un esclavo muerto en el monte, Martí había hecho el juramento de lavar con su vida el crimen y de esa manera trazó su destino siempre del lado de los oprimidos. Instintivamente supo entonces dónde estaba su deber y la manera mejor de servirle a la Patria, como hizo Abdala.

Han transcurrido 140 años de la publicación de la obra que enaltece al guerrero nubio, escrita por José Martí en la adolescencia, cuando aún resonaban los clamores del levantamiento armado del 10 de Octubre de 1868, inicio de la Guerra de los Diez Años.

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