martes, 24 de marzo de 2009

Temprano concepto de Patria en Martí.

Miralys Sánchez Pupo
Colaboradora de Radio Rebelde
24 de Marzo del 2009, 9:20 a.m.

La Habana, Cuba.- El adolescente José Martí era como todos los de su edad, pero en él sobresalía cierta tristeza. Las luces de su aventajada inteligencia se nutrieron de amplios conocimientos en la biblioteca del Colegio de Varones San Pablo, cuyo director Rafael María de Mendive, lo llevó luego de pedirles permiso a sus padres para que no se perdiera el talento que mostró desde los primeros años escolares.

Bajo la dirección de su maestro, el joven Pepe, avanzó hasta la traducción de obras de la literatura universal en inglés. Poco a poco en medio de ellas y su entrega a la lectura de obras clásicas de todos los temas disponibles de historia, geografía, ciencias naturales y otras especialidades fue colocando los primeros escalones de una sólida cultura que luego se convertirá en enciclopédica, pues no existía parcelación alguna del conocimiento humano que no conociera.

La carga emotiva de esa acumulación de conocimientos nutrió de forma elocuente su temprano patriotismo. La muestra de ese rayo de luz desde la óptica de un adolescente vio la luz el 23 de enero de 1869, un día después de los acontecimientos en el teatro Villanueva, cuando la turba de los soldados voluntarios irrumpió en el espacio cultural en medio de una representación que enardeció los ánimos y creó una situación de agresiones en medio de la cual, Leonor Pérez, salió en busca de su hijo a pesar de los cadáveres amontonados en las calles habaneras.

El soporte donde aparecieron las ideas del alumno Martí junto a su maestro Mendive, tuvo por titular la denominación La Patria Libre, del cual se editó un solo número. En él apareció el alba de la apreciación martiana de la patria, que la incluyó en su creación poética Abdala, llena de dramatismo que se situara en el mundo antiguo, pero su símil era una reproducción de la situación imperante en Cuba bajo colonialismo en el siglo XIX.

En él, ante la madre del héroe- representación de Leonor- se pudo leer:

“El amor madre, a la patria/ no es el amor ridículo a la tierra/ ni a las yerbas que pisan nuestras plantas / es el odio invencible a quien la oprime, / es el rencor eterno a quien la ataca.”

Desde entonces la querida palabra de Patria y toda su conceptualización, la seguirá acrecentando José Martí, quien desde sus acciones en correspondencia con su posición política, no la dejó en la publicación La Patria Libre. Con ella tributará la máxima idea para el futuro al inscribirla en el machón del periódico Patria, desde donde colocó sus aspiraciones por la reanudación de la guerra necesaria, primer escalón para coronar sus ideas de la nueva república que bullía en sus mente, esa que asegurara la verdadera justicia del género humano: Con todos y por el bien de todos.

domingo, 22 de marzo de 2009

José Martí, espejo de un adolescente.

Miralys Sánchez Pupo
Colaboradora de Radio Rebelde
21 de Marzo de 2009, 11:25 a.m.

La Habana, Cuba.- La sinceridad del adolescente José Martí Pérez no le permitió esconder sus críticas hacia la sociedad colonial en la cual vivía. La crueldad del sistema le colocó en posibilidades, desde tan corta edad, exponer su incipiente prosa en función de la denuncia de todo lo injusto que se vivía en la Isla desde los días iniciales de enero de 1869.

En aquellos momentos contaba con la experiencia del inicio de la Revolución del 10 de Octubre de 1868, que su maestro Rafael María de Mendive le enseñó a querer en la misma medida que debían aborrecerse las acciones de los capitanes generales en la Isla al implantar sus criminales medidas para evitar que los cubanos se independizaran. Otro capítulo que le mostró el horror a que era condenado el país fueron los sucesos de los voluntarios en el teatro Villanueva ante los vida a la independencia y a Céspedes, seguido por la búsqueda de Leonor Pérez a su hijo.

La vida bajo la colonia iba colocando en el corazón del hijo de Leonor y Mariano capítulos que le demostraron el nivel de injusticia que existía en aquella sociedad y alcanzar la convicción desde muy temprano, que aquella situación debía ser transformada, cuando se dio a conocer una muy divulgada la libertad de imprenta y junto a su amigo Fermín Valdés Domínguez, tuvieron la iniciativa de publicar el periódico El Diablo Cojuelo.

El que después demostrará la altura de su prosa y análisis político en bien del futuro de la humanidad, colocó el estreno de su pluma con las fuerzas de un poco común adolescente, al tomar de su mano el tono propio de su edad así como en la unidad de su compañero en poco común empresa, el despliegue de una escritura llena de humor y de gracia, aunque no fuera ese el tono, que aceptaban los colonialistas entronizados en la Isla.

La crítica fue directa y profunda en aquella primera publicación martiana donde mostró el alba de su futuro cuando colocó la disyuntiva principal del momento bajo el título de “O Yara o Madrid”. Desde el título hasta la última línea estaban los vigorosos argumentos en medio de una situación que ya había pintado el horizonte nacional con la convocatoria de la búsqueda de la independencia desde las armas de los aguerridos mambises, aún en medio de la crueldad a que las fuerzas extranjeras asumieron su defensa.

El adolescente José Martí, fue desde esos inicios un retrato vivo de una personalidad completa que en el futuro dará frutos trascendentales no sólo para su país, sino en bien del futuro de la humanidad.

sábado, 21 de marzo de 2009

Cuadernos éticos de José Martí para la niñez.

Miralys Sánchez Pupo
Colaboradora de Radio Rebelde
20 de Marzo de 2009, 11:52 a.m.

La Habana, Cuba.- José Martí ejerció el periodismo en periódicos y revistas disímiles a lo largo de su fructífera vida profesional. Pero en una de ellas dedicada a los más pequeños se sumó con entusiasmo ante el editor que consiguió de su labor una publicación hermosa a la que le dedicó su corazón al mismo tiempo de convertirse en cuadernos éticos para la niñez.

De los pasos martianos por aquella revista se han conservado los primeros cuatro números- los únicos que definitivamente salieron de la imprenta- y en ellos estuvo presente entre julio a octubre de 1889 los ejemplares que en la actualidad se han fusionado en un solo libro con la denominación dada a ella por el Maestro de La Edad de Oro.

Así la concibió en todo un amplio acercamiento a todo lo que pudrir ser útil para niñas y niños. Con gotas de su amplia cultura las escribió con el fino talento de su pluma con el interés de que ellos se sintieran amigo de aquel lejano hombre que las escribió con mucha sensibilidad para cada uno de ellos.

El volumen de temas diferentes estaba cosido por el sentido ético siempre expresado por Martí. Los títulos lo anuncian sus títulos como La Muñeca Negra, que a través de Piedad se muestra la igualdad del género humano. La utilización de la historia del hombre contada por sus casas como un acercamiento a su distribución geográfica, pero en todas partes con idénticas aspiraciones por una vida en paz para sus semejantes y descendiente.

Punto y aparte su visita a la Exposición Universal de París donde muestra a los pequeño todo lo de valor que ofrece el género humano hasta el acercamiento a esa dama-la Torre Eiffel- que asciende hacia el cielo como estimular nuevos conocimientos en los más pequeños que a lo largo del tiempo han agradecido sus páginas permanentemente vigentes en nuevas épocas.

En el reverso de la contraportada Martí les anunció “La empresa de La Edad de Oro desea poner en manos del niño de América un libro que lo ocupe y lo regocije sin fatiga, le cuente en resumen pintoresco lo pasado y lo contemporáneo”.

Con lenguaje sencillo el Maestro abrió la avidez de conocimiento de los pequeños al convertirse en un precursor de la literatura infantil en el mundo de habla hispana. Pero como periodista y asalariado en fin, no aceptó finalmente imposiciones del editor de la revista para tratar otros temas que consideró no apropiados para ellos y selló con la constancia de su ética el final de La Edad de Oro.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Aquella guantanamera.

Cubanet
Leafar Pérez

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - En la corta vida de José Martí siempre estuvo presente, como en la existencia de cualquier hombre, la mujer. Para él, una dama era la forma más concreta y afable de lo hermoso. Su verbo, la gallardía con que las trataba y el respeto en su trato con ellas lograba que quedaran impactadas al conocerlo.

Con su madre y hermanas mantuvo siempre una relación especial. También con amigas como Rosario de la Peña, Concha Padilla, Blanche Zacharie y Carmen Miyares, quienes le ayudaron a soportar el exilio y la separación de su esposa y el alejamiento de su pequeño hijo.

Sin embargo, hubo una mujer, guantanamera de origen, que jugó un papel muy importante en la vida del Apóstol y que, irónicamente él nunca conoció. Esta mujer se llamó Inocencia Araujo Villafaña y entró en la vida de Martí a fines de abril de 1895, cuando, junto a Gómez y un reducido grupo de expedicionarios desembarcó en Cuba.

Conocida por su nombre de guerra, Isabel, esta joven guantanamera integró el Comité Revolucionario de Guantánamo desde julio de 1894. Por su talento, discreción y valentía, el comandante Periquito Pérez le encomendó la dirección de la red de inteligencia en los poblados de Yateras, Río Seco y Jamaica. Ella fue la encargada de trasmitir, junto al agente Nicolás Janet, el aviso de la orden de alzamiento para el 24 de febrero de 1895.

Gracias a sus colaboradores se enteró que las tropas españolas tenían la dirección exacta donde se encontraban Martí y el Generalísimo Máximo Gómez. El Coronel español Capello, al mando de 500 hombres del regimiento Simancas, salieron en busca de los insurrectos.

Consciente de la importancia de evitar que Martí fuera capturado por la tropa española, Isabel se las ingenió para ponerse en contacto con el General José Maceo y alertarle de lo que estaba ocurriendo. El León de Oriente, como apodaban al héroe mambí, junto a su escolta y unos 200 hombres marcharon al encuentro de los peninsulares. La batalla del puente de Río Hondo se libró a 12 kilómetros de Guantánamo. Después de dos horas de duro combate, el regimiento español se retiró, y así José Maceo alcanzaba su primera victoria de la Guerra del 95.

Martí y quienes le acompañaban sólo escucharon las descargas de fusilería. Unos días después conocieron lo cerca que estuvieron de caer en manos de los españoles. Quizás alguien le haya comentado al Apóstol el papel que jugó la guantanamera en los hechos. Nunca lo sabremos, pues el 19 de mayo de 1895 moría el Apóstol en Dos Ríos.

Las acciones llevadas a cabo por Inocencia sólo alargaron la vida de Martí unos pocos días. Pero dio tiempo para que se efectuara la reunión de La Mejorana, donde fue elegido Martí Presidente de la República en Armas, y se selló el futuro estratégico que conduciría al triunfo de la causa independentista.

Poco se habla de esta mujer que salvó a Martí y sus compañeros a fines de abril de 1895. Nunca sabremos cómo era, pues no se conserva ninguna foto suya. Pero no se podrá negar lo importante que fue aquella guantanamera en los últimos días de la vida de José Martí.

¿El Gobierno de José Martí?

Cuba Matinal.com
11-03-2009
Carlos Serpa Maceira

Cubamatinal/ El escritor uruguayo Daniel Chavarría , radicado en Cuba , durante una entrevista telefónica para Radio Uruguay de Montevideo , ante la pregunta de la periodista sí en la isla gobernaba Fidel o Raúl Castro , respondió que en “en Cuba desde hacía 50 años gobernaba José Martí“.

El Gobierno cubano ha manipulado el ideario martiano, ha pretendido convertir su vida y obra en cómplice de sórdidos proyectos. El Apóstol de la Independencia de Cuba, fue claro y tajante cuando advirtió a tiempo las nefastas consecuencias del comunismo. Dijo que las “soluciones socialistas, nacidas de los males europeos, no tienen nada que curar en la selva del Amazonas”.

José Martí aborreció la servidumbre, el avasallamiento, el totalitarismo y la tiranía. Es imposible imaginarnos a quien se un paradigma de los cubanos, apoyando medidas coercitivas, propugnando el odio, potenciando las prerrogativas de un sistema totalitario y cruel. Fue un hombre para todos los tiempos, abarcó con meridiana claridad, la mayoría de los fenómenos del momento histórico que le toco vivir. Hablo con un lenguaje culto, la profundidad de sus ideas trascendió el continente americano. Enalteció las virtudes del ser humano...

Para leer todo el artículo, hacer clic [aquí]