jueves, 17 de septiembre de 2009

De la historia: José Martí, la Guerra Chiquita y la deportación.

Solvision
Jueves, 17 de Septiembre de 2009 00:57
Agustín Pérez

Concluida la Guerra de los Diez Años, José Martí regresa a Cuba y de inmediato comienza a participar en las actividades conspirativas que dirigía desde lo Estados Unidos el Mayor General Calixto García, y que conducirían a la Guerra Chiquita. En el bufete de Nicolás Azcárate conoce a Juan Gualberto Gómez, quien de inmediato se incorpora a las labores independentistas. Ambos fueron detectados y deportados fuera de la Isla 17 de septiembre de 1879.

Una vez en los Estados Unidos, Martí continúa sus labores independentistas y sustituir a Calixto García en la emigración le permitió adquirir tremenda experiencia, que fue decisiva 15 años después, cuando fue el máximo organizador de la Guerra Necesaria.

A pesar de que se percató que el nuevo movimiento independentista tenía serias fisuras que impedían una mayor incorporación de combatientes de la Guerra de los Diez Años, entre ellos el más sobresaliente era el Generalísimo Máximo Gómez, Martí trabajó con dedicación y honradez y marcó su debut como dirigente del pueblo cubano.

Iniciados los enfrentamientos armados contra el Ejército español, fundamentalmente en la antigua provincia de Oriente, esta guerra se desgasta por los alzamientos no coordinados en la Isla, la falta de recursos, el agotamiento del país y las contradicciones que existieron entre sus principales jefes, Calixto García y Antonio Maceo.

Este nuevo intento revolucionario, aunque no trajo la independencia, se considera con toda razón como un gran paso de avance dentro del movimiento nacional-liberador, pues en él entrenó su futuro liderazgo José Martí.

Las fuerzas independentistas no habían aprendido a hacer una valoración adecuada sobre las condiciones objetivas y subjetivas que pueden impulsar o frenar una revolución, y mantenía gravísimos problemas de falta de unidad entre sus componentes, lo que resultó decisivo en el fracaso de la Guerra de 1868.

Años después, fue precisamente José Martí, quien concibió un programa revolucionario que tomó cuerpo en el Partido Revolucionario Cubano, proclamado el 10 de abril de 1892, y fundó el periódico Patria, a través del cual desplegó una extraordinaria labor divulgativa de los contenidos del cambio social que se pretendía. Martí supo aprovecharlos para fomentar la necesaria unidad en torno al movimiento independentista.

Al lograr establecer las nuevas bases de la actuación independentista, y dotar al movimiento de un cuerpo ideológico efectivamente radical, Martí consigue materializar el anhelo de casi veinte años de los anticolonialistas antillanos: hacer viable una nueva Revolución, cuyo comienzo, el 24 de febrero de 1895, puso muy en alto los valores organizativos y la extraordinaria labor unitaria entre los combatientes del Ejército Libertador de las diferentes regiones, de quien hoy es considerado el Apóstol de la Independencia de Cuba.

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