martes, 10 de noviembre de 2009

La concepción martiana de la República.

Miralys Sánchez Pupo
Colaboradora de Radio Rebelde
web@radiorebelde.icrt.cu
9 de Noviembre del 2009, 12:25 p.m.

La Habana, Cuba.- El ideal de la República en José Martí presenta desde su base la necesaria igualdad de todos los seres humanos hacia los que se dirige la acción del gobierno, ese es el instrumento encargado de la labor política, para garantizar la convivencia de la comunidad ciudadana dentro de su contexto específico.

Para asegurar el futuro de aquellas ideas políticas que bullían en su mente, el Maestro debatió y conversó con los emigrados cubanos que se encontraban en el sur de los Estados Unidos. Todos sintieron que ante sí se abría un horizonte diferente que por todas las vías Martí trató de dejar bien esclarecido en documentos de gran valor.

Una de aquellas primeras normas estatutarias del Partido Revolucionario Cubano se aprobó en Tampa, el 28 de noviembre de 1891. En ella se precisó:

“La organización revolucionaria no ha de desconocer las necesidades prácticas derivadas de la constitución e historia del país, ni ha de trabajar directamente en el predominio actual o venidero de clase algunas; sino por la agrupación, conforme a métodos democráticos, de todas las fuerzas vivas de la patria; por la hermandad y acción común de los cubanos residentes en el extranjero; y por el respeto y auxilio de las repúblicas del mundo, y por la creación de una República justa y abierta, una en el territorio, en el derecho, en el trabajo y en la cordialidad levantada con todos y para el bien de todos”

Desde tales bases el 10 de abril de 1892, se realizó la proclamación del Partido Revolucionario Cubano por todas las asociaciones cubanas y puertorriqueñas.

La república soñada debía nacer luego que la guerra cumpliera su papel para alcanzar la verdadera independencia. De ahí la importancia de organizarla adecuadamente. Además prepararse para la victoria que permitiera asegurar el verdadero equilibrio de la justicia de los hechos. De tal forma estableció la idea martiana que ningún hombre negaría su apoyo al necesario capítulo bélico para alcanzar el derecho de obtener por todos los medios un gobierno propio donde se corona la justicia para todos.

El Maestro consideró que el futuro de la Patria que necesitaban los cubanos se acercaba, pero no estaba en manos de los políticos de oficio respaldados por castas, sino por los ideales de todos los cubanos en medio de una política de infinito amor a la humanidad, esa de la cual formaban los hijos de Cuba y no luchar por ella implicaba el delito de la deserción ante un gran ideal.

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