martes, 22 de febrero de 2011

El Nueva York de José Martí.

Diario Las Americas
Por Guillermo Cabrera Leiva
En un reciente libro, titulado “Nueva York: forja de la patria de José Martí”, escrito por el conocido martiano Carlos Ripoll, se ofrecen datos para demostrar que fue en la gran ciudad de Nueva York donde forjó José Martí la patria cubana. Esta afirmación está basada en datos obtenidos de las múltiples visitas hechas a la oficina que Martí tenía en la gran ciudad, local número 13 del edificio que estaba en 120 Front Street, casi esquina a Wall Street, y a los múltiples testimonios de quienes lo conocieron y trataron en medio de sus trabajos por la independencia de Cuba.

Según expresa Ripoll en este libro, “la faena de crear la patria la realizó Martí, muy en especial, en su oficina. Allí redactó la mayor parte de lo que iba a publicar en su periódico “Patria”, allí escribió cartas para lograr la independencia de Cuba, allí celebró reuniones patrióticas, preparó sus principales discursos revolucionarios y organizó la guerra de 1895. Y allí, a veces, lo sorprendía la noche y se quedaba a dormir, o lo sorprendían la soledad y la tristeza para escribir, en uno de sus versos, /yo tengo en mi oficina / un callado sillón de sicomoro / y cuando pienso en ella / me siento en mi sillón callado, y lloro”.


El libro de Ripoll es una pequeña enciclopedia sobre la vida de Martí en Nueva York. Nos da noticia de sus distintos domicilios, de sus entrevistas con amigos y simpatizantes, de la opinión de quienes lo visitaban, etc.

Las páginas centrales del libro contienen numerosas fotos de los edificios donde vivió Martí, donde se imprimía The Sun, el diario que publicaba artículos de Martí, y cuyo director, Charles Danna, escribió un bello editorial sobre el Apóstol cuando éste murió en Dos Ríos.

Ripoll describe con detalles les gestiones que se hicieron para colocar una placa de bronce en el edificio de 120 Front Street, destacando la presencia de Martí en ese lugar. Sus gestiones no tuvieron éxito, alegando los dueños de ese edificio que habían otros interesados en colocar placas conmemorativas en sus paredes.

Este pequeño libro recoge el testimonio de numerosos personajes que visitaron la oficina neoyorquina de Martí, y dejaron testimonio de su admiración por la tenacidad y la disciplina del Apóstol en realizar las múltiples tareas que llenaban su agenda diaria en aquel escritorio neoyorquino. Aparecen en estas páginas expresiones de admiración de escritores, poetas, pintores, periodistas, revolucionarios y lectores de sus escritos que, al llegar a Nueva York procedentes de sus países respectivos, visitaban aquel rincón de la calle Front Street, para ver de cerca al dinámico forjador de la patria cubana en el exilio.

Fueron ellos, entre otros, Manuel de la Cruz, quien escribió una hermosa impresión de su visita en La Nación de Buenos Aires en noviembre de 1895; el poeta y ensayista guatemalteco Domingo Estrada; el representante de Argentina en la Conferencia Monetaria Internacional, Miguel Tedín; el periodista colombiano Román Vélez; el cubano Juan Antiga; el pintor cubano Federico Edelman; el pintor peruano Patricio Gimeno; la señora Blanche Zacherie, esposa de Luis A. Baralt, amigos íntimos de Martí y el Cónsul uruguayo Enrique Estrázulas, quien le confió el consulado durante su prolongada ausencia en Europa.

Todos estos visitantes de la oficina martiana en Nueva York dejaron bellas paginas en periódicos y revistas hispanoamericanas describiendo la intensa actividad de Martí en Nueva York. Fue en aquel humilde local donde comenzó Martí a preparar el terreno para iniciar el movimiento revolucionario que cristalizó el 24 de febrero de 1895. Fue allí, entre libros y papeles, donde redactó el Apóstol sus primeras cartas encaminadas a vertebrar la guerra libertadora que culminó en la independencia de Cuba.

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