“Es muy grande mi felicidad...; puedo decir que llegué, al fin, a mi plena naturaleza... Hasta hoy no me he sentido hombre. He vivido avergonzado y arrastrado la cadena de mi patria toda mi vida. La divina claridad del alma aligera mi cuerpo; este reposo y bienestar explican la constancia y el júbilo con que los hombres se ofrecen al sacrificio”.
JUAN DIEGO NUSA PEÑALVER Enviado especial
Fue una tarde muy especial, íntima, llena de reverencias a un hombre que hizo grandes y respetados a los cubanos, que luchó y murió por nosotros.No hay mejor homenaje al Maestro, en el aniversario 116 de su caída en combate, que tener el privilegio de seguir sus huellas en la historia, su paso por Cabo Haitiano —la ciudad generosa que lo cobijó—, para sentir aunque sea por un instante el sufrimiento y los sueños del Hombre de La Edad de Oro y exaltar su memoria.