sábado, 14 de junio de 2025

Antonio Maceo y la idea del partido revolucionario: previsiones y aportaciones

Autor: Israel Escalona Chadez
internet@granma.cu
14 de junio de 2025 00:06:31

Antonio Maceo pudo elaborar ideas con respecto a la organización revolucionaria y la necesidad de una estructura política de las fuerzas independentistas

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Foto: Juvenal Balán

La creación del Partido Revolucionario Cubano (PRC) fue una de las grandes realizaciones de la obra política de José Martí. Con ella se concretaba la aspiración de los patriotas cubanos de contar con un órgano aglutinador, capaz de preparar y organizar la «guerra necesaria» que liberaría a Cuba del coloniaje español y abriría las puertas a una república justa y democrática.

Es comprensible que los estudiosos de las guerras por la independencia nacional y, en especial, de la vida y obra de José Martí, analicen la organización política a partir de las concepciones de su fundador. Sin perder de vista lo anterior, debe precisarse la posición al respecto de Antonio Maceo, quien, junto a Martí y Máximo Gómez, integró la terna de los principales dirigentes de la revolución de 1895.

Sin teorizar sobre el asunto ni concretar una organización partidista del independentismo, Antonio Maceo pudo elaborar ideas con respecto a la organización revolucionaria y la necesidad de una estructura política de las fuerzas independentistas.

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Maceo recibió tardíamente la carta que le enviara Martí el 20 de julio de 1882, y la respondió el 29 de noviembre. Tras la expresión del aprecio hacia el joven patriota, le expuso algunas ideas en torno a la organización de la Revolución, que sintetizan en: Para la nueva lucha revolucionaria resultaban necesarias la organización y la unidad de acción; la organización revolucionaria debían acometerla hombres capaces de lograr la unidad, quienes estaban indicados por su propia historia, y señala que el más recomendable era Máximo Gómez, y la necesidad de propagar las ideas y preparar al pueblo cubano, pues el elemento militar estaba dispuesto para la acción.

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Otro contexto en el que Maceo elaboró ideas en torno al partido revolucionario fue durante el Plan Gómez-Maceo, en 1884, que tuvo como base el Programa de San Pedro Sula, que contenía conceptos claves acerca de cómo organizar la lucha revolucionaria y que, en buena medida, coincidirían con preceptos esenciales tenidos en cuenta por Martí al fundar el Partido Revolucionario Cubano (PRC).

Se respetaba la existencia de clubes revolucionarios, se establecía una Junta Gubernativa como gran centro para constituir la unidad de acción, se concebía el nombramiento del General en Jefe por la mayor cantidad posible de cubanos que fueran a combatir al campo de batalla, se pronunciaba a favor del establecimiento de una república en Cuba y concedía a la prensa revolucionaria un lugar primordial [2].

Sin embargo, si bien el plan fue denominado con el nombre de sus principales organizadores, es preciso definir la posición de Antonio Maceo, quien en su respuesta a Gómez le expuso su criterio discrepante en torno a la participación de todos los emigrados en la designación del General en Jefe.

Es conocido que Maceo se separó del proyecto encabezado por Gómez, tras un lamentable duelo epistolar; no obstante, el movimiento revolucionario de San Pedro Sula le dejó importantes experiencias.

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Una vez fracasado el movimiento conspirativo liderado por Gómez, en la carta que envió a José A. Rodríguez, el 1ro. de noviembre de 1886, Maceo explicó las razones de su alejamiento del proyecto y expuso sus criterios con respecto al futuro del país: «yo desearía para mi país un hombre que tenga la virtud de redimir al pueblo cubano de la soberanía española, sin haber tiranizado a sus redimidos, y que no ambicione otra fortuna que la conquistada por ese medio. El día después de nuestra independencia, repararemos las faltas e inconvenientes que ella deja detrás de sí...» [3]

En la segunda parte del documento aparecen sus referencias más explícitas sobre la necesidad de un «partido independiente».

Maceo dijo: «Mi opinión es que nos reorganicemos, buscando los medios de realizar nuestra empresa revolucionaria y la manera más adecuada y segura, respetuosa e imponente, civilizada y disciplinada, práctica y de oportunidad, es que nuestro partido se constituya, nombrando su representación oficial, que se caracterice con el voto de todo el Partido Independiente, el cual debe y puede hacer una votación libérrima de los hombres que quiere elevar a la categoría de genuina representación; que dirijan la opinión de nuestros emigrados y quiten el marasmo político en que yace el partido». [4]

Como apunta Eduardo Torres-Cuevas: «Maceo utiliza en dos sentidos el concepto de partido en esta carta: como la unión de los partidarios de una idea, en este caso independentista, y como organización política». [5]

En el orden estructural, incluye temas muy recurrentes en las organizaciones revolucionarias del periodo. Los análisis de estos presupuestos definen puntos de coincidencia con organizaciones precedentes y con las que luego se concretarían: Definición de la incapacidad de los partidos existentes para liderar el proyecto redentor y posibilidad de utilizar las potencialidades heterogéneas del Partido Autonomista; posibilidad de utilizar la estructura existente y con la dirección establecida, y necesidad de la separación de los poderes civil y militar; necesidad de armar expediciones que lleven la guerra a la Isla de manera organizada.

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Martí se reincorpora al proyecto redentor en 1887, y logra la creación de la Comisión Ejecutiva que, según Julio Le Riverend, fue la génesis del PRC. [6]

Maceo, que se encontraba en Panamá, mantuvo una atención constante a los problemas de la Isla. En carta del 9 de enero, le reiteró a Martí su disposición de continuar la lucha e insistió en la necesidad de la unidad de los revolucionarios. Luego, en la misiva del 15 de enero de 1888, que puede considerarse una declaración de principios, en la que precisó elementos medulares para la marcha de la revolución, y que en esencia se correspondían con los de la Comisión Ejecutiva: Necesidad de respetar los poderes legalmente constituidos, cuestión que siempre había defendido y continuaría defendiendo; el rechazo a todo cuanto pudiera perjudicar a la patria, al predominio de un grupo o círculo, a todo acto ilegal que afecte al pueblo cubano, y al racismo; la definición del futuro para la patria, basado en el respeto a las leyes y el derecho de sus hijos, que tendría su materialización en la república.

Es en la segunda parte de la carta en la que Maceo define su criterio de cómo organizar los centros revolucionarios. Incluyó, de manera sucinta, algunos aspectos no previstos por la Comisión Ejecutiva y que consideró imprescindibles, como la necesidad de que los centros revolucionarios fueran electivos y que tuvieran como fin esencial la recaudación de fondos; y la concepción de que fueran los militares quienes eligieran al máximo jefe del brazo armado, aspectos estos tenidos en cuenta por Martí en la preparación de la Guerra Necesaria.

Comprensión y respaldo al Partido Revolucionario Cubano

Martí tenía exacta comprensión de que, una vez proclamado el PRC, era necesario organizar la parte militar de la Revolución. Consultó a los principales jefes militares residentes en el exterior y, tras la definición mayoritaria de Máximo Gómez como Jefe del Ejército, fue al encuentro del dominicano. De Gómez obtuvo el respaldo necesario.

Entre el 30 de junio y el 8 de julio de 1893 se produjo la primera visita de José Martí a Costa Rica. La aceptación por Maceo de los planes concertados por Gómez y Martí constituyó un importante paso para la trayectoria posterior de los proyectos. La aprobación de Gómez y Maceo implicaba un reconocimiento de las bases del PRC y a la autoridad de Martí al frente de la dirección política de la Revolución.

Es preciso insistir en que en los documentos rectores de la organización política, diseñada y fundada por Martí, se concretaban elementos que habían sido concebidos por Maceo. Entre ellos la aspiración del logro de la más completa unidad revolucionaria, la concepción de un futuro mejor para sus compatriotas mediante la fundación de una república justa y democrática, y las proyecciones internacionales de la obra cubana.

La creación del Partido Revolucionario Cubano debe comprenderse como un proceso que tiene sus antecedentes en las experiencias alcanzadas por los principales líderes del proceso redentor cubano y en los proyectos revolucionarios que lo precedieron: no puede evaluarse de manera unilateral con la figura significativa de José Martí como fundador, porque este es el resultado de la concreción de las ideas de la vanguardia revolucionaria que reconocía la necesidad de la creación de un partido revolucionario para la independencia.

La aceptación por Maceo del proyecto martiano estuvo fundamentada en una concepción política revolucionaria, pues tenía sólidas ideas en torno a la necesidad y el funcionamiento de un partido revolucionario.

Notas:

[1] Profesor e investigador del Centro de Estudios Sociales Cubanos y caribeños. Universidad de Oriente.
[2] Cfr.: Programa de San Pedro Sula, 30 de enero de 1884, en Papeles de Maceo, t. ii, pp. 135-136.
[3] Carta de Antonio Maceo a J. A. Rodríguez, 1ro. de noviembre de 1886, en Antonio Maceo. Ideología, t i, p. 392.
[4] Ídem.
[5] Eduardo Torres-Cuevas: Antonio Maceo, las ideas que sostienen el arma, p. 164.
[6] Julio Le Riverend: Génesis del Partido Revolucionario Cubano. La Comisión Ejecutiva de 1887, en A.CEM, n.11, 1988, pp. 206-211.

Tomado de: Periódico Granma

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