sábado, 26 de mayo de 2007

Entrevista. José Martí. El hombre natural.

Por Jorge Sariol
Obra: Dausell Valdés

JoséMartí

El concepto de humanidad está dado en Martí de diversos modos: uno de ellos se enuncia en el reconocimiento del hombre como sujeto de la realidad, en razón de nacer individuos pero no sujetos; convertirnos en sujeto del conocimiento y de la transformación de la realidad exige demasiadas condicionantes en el largo proceso de ascensión.

¿Cómo encontrar a partir del ideario martiano lo particular en estas tierras de América, y que convierte al hombre en el nuevo sujeto de estos tiempos?

En opinión del investigador de la Oficina del Programa Martiano, profesor Jorge Lozano, está revelado en el concepto de hombre natural.

«En Martí —dice Lozano— se revela el hombre natural en tres grandes esferas de la emancipación y la renovación humana, es decir, un sujeto concreto en América Latina, reflejado en la política, la cultura y la moral».

Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma…

En el primero de sus Versos Sencillos, en la primera línea incluso, Martí ofrece una declaración de principios: Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma…

¿Qué es en realidad —al modo martiano— ser «un hombre sincero»?

La palabra sinceridad —de origen griego— proviene de una sociedad que escuchó los versos de Homero, aprendió de la filosofía de Platón y Aristóteles, que conoció el arte de Praxíteles. Es decir, el griego era un hombre educado ética y estéticamente, que consideraba que la belleza era irrepetible. El arte, que era la forma de atrapar la belleza, también tenía que ser irrepetible;pero ocurre que el retrato de los humanos entre los griegos era a través de la escultura —estatua, busto, altos y bajorrelieves—, y sucedía que cuando una de estas manifestaciones sufría roturas, por accidentes domésticos, por daños de la naturaleza o el hombre, y perdía parte de su estructura, no se mandaba de nuevo a hacerla obra, porque la belleza era irrepetible, sino que se reponía con cera la parte dañada o faltante. Entonces cuando un griego, que se preciaba de ser buen anfitrión, le señalaba a un invitado una estatua y le decía que era una obra «sin cera», significaba que era una obra íntegra, sin roturas, sin partes falsas.

Es como debemos entender el primero de los Versos Sencillos: soy un hombre sincero, porque soy un hombre íntegro.

En el mundo de hoy hay un gravísimo problema gnoseológico al que los estudiosos de la filosofía no han dedicado suficiente tiempo: el conocimiento no se da por concepto sino por imágenes,tanto es así que la imagen logra fabricar o prefabricar la realidad, por lo tanto para encontrar la verdad hay que auxiliarse de la sinceridad, hay que buscar el camino de la verdad en la integridad humana.

Probablemente eso se da en cualquier parte del planeta. ¿Cómo explicarlo a partir de nuestra realidad, esa que debe ser transformada?

En esta parte de la humanidad en que vivimos —y Martí llamó Nuestra América—, en la época actual se renueva el espíritu liberador de los pueblos —por caminos hasta hace poco tiempoinsospechados—, pero que prueban que era precisamente América Latina la depositaria de la renovación humana. Después de la triste caída del socialismo europeo, Martí vuelvea ser contemporáneo, sobre todo por la connotación de su pensamiento.

Todo pensador escoge un área propicia de meditación. Marxy Engels tomaron la sociedad de los hombres. Y a partir del estudio del desarrollo más alto de esa sociedad, el capitalismo industrial, pudieron hacer generalizaciones de toda la historia social. El área escogida por Martí para hacer su reflexión de mayor hondura fue la antropología. Es decir la teoría del hombre. El aporte que hace Martí a la filosofía latinoamericana es la de concebir una teoría del hombre para América Latina. En Martí se revela el hombre natural en tres grandes esferas de la emancipación y la renovación humana, es decir, un sujeto concreto, reflejado en la política, la cultura y la moral; y esto, en los inicios mismos de una época histórica marcada por el capitalismo de los monopolios, época que no hemos rebasado, por lo que Martí sigue siendo contemporáneo.

¿El hombre natural, en política, en la cultura y en lo moral, es el hombre de la América «nuestra»?

En el ensayo Nuestra América, precisamente aparece el hombre natural en política, que para Martí es el hombre real, es decir que se lanza a conocer la realidad que le rodea, y la conoce para transformarla, que no impone su voluntad a la realidad, sino que la conoce para ir acercándola a la realidad que quiere. La voluntad de transformar se pospone al acto del conocimiento humano. Lo dijo de diferentes formas: conocer es prever… la previsión es obra de la política… ¿Qué significa esto? Conocer para transformar, transformar para redimir.

El ensayo Nuestra América termina con una imagen bellísima cuando Martí evoca una entidad mítica para cerrar su mensaje, cuando dice que sobre las alas de un cóndor, el gran Cemí, el padre fundador, va regando semillas de la América Nueva. Cuando la semilla cayó en Caracas se hizo Simón Bolívar; en Nicaragua produjo a Augusto César Sandino; en Argentina, a José de San Martín; en Cuba, a José Martí. La política de hoy tiene que ser más sabia que la de ayer. Ya no solamente es tomar el poder a favor de los humildes, sino que los humildes en el poder tienen la tarea de salvar al mundo, incluyendo la naturaleza. Esa es la vigencia política del hombre natural.

En la esfera de la cultura, el hombre natural se manifiesta en su concepto de mestizo autóctono, que en «nuestra» América, se da —como en ninguna otra parte del mundo—por conjunción de diversas culturas —tres, fundamentalmente—, y donde no se ha producido una guerra cultural, que es la más profunda manifestación de la guerra, aunque sí un choque, contradictorio, doloroso e inevitable.

De esa conjunción ha quedado unión de lo mejor. Sin embargo, es curioso como Martí señala que en América del Norte entró Europa con el arado, y en la del Sur entró con el perro de presa. Los descendientes de los cuáqueros son hoy los imperialistas que siembran guerras en medio mundo —y son los máximos consumidores de drogas, además—, y los del Sur, mordidos por los perros de presa, son hoy los que renuevan el pensamiento y la acción de todo el hemisferio. América anglosajona ha ido de más a menos, y la Latina de menos a más.

Finalmente, el «hombre natural», en la esfera de la moral, no se da en el ensayo Nuestra América, sino a través de la poesía. En la saga del «Homagno», de Versos Libres, está mejor explicado.

A partir de este neologismo creado por Martí —con Homagno define «alta magnitud de lo humano»—, intenta crear, además de un personaje literario, un sujeto filosófico, enunciado en cuatro momentos importantes. Hay un primer poema, llamado así, «Homagno»; un segundo poema, llamado «Yugo y Estrella», presentación del conflicto del personaje; una tercera parte, que es un poema en elaboración, que tiene tres borradores, y cuyo título es «Homagno Audaz»— es decir, Homagno alcanza audacia, justo cuando aparece un nuevo personaje, Jóveno—, y la cuarta parte de la saga, y ya no es siquiera un poema en elaboración, sino la idea de cómo tenía que terminar la saga, que es la muerte de Homagno.

En la primera parte Homagno es un hombre en busca de su identidad, la que encuentra cuando es capaz de despojarse de las convenciones, es decir cuando tiene libertad de pensamiento.

Este hombre luego tiene un conflicto moral, representado en el yugo y la estrella: lo significativo es que Homagno no escoge la estrella, porque es muy fácil ver el camino rodeado de quienes tienen luz, sino que escoge el yugo porque lo extraordinario es dar luz en las sombras; he ahí la vocación humanística que debe tener todo sujeto moral. Ser un hombre de bien donde es más difícil luchar por el bien.

Una vez que, ante la disyuntiva del yugo o la estrella se ha tomado esta decisión, a Homagno se le contrapone un nuevo personaje, Jóveno, que representa la juventud, vibrante, despreocupada, que algunos llaman irresponsable, y solo está evaluando la realidad desde su vida y no desde la perspectiva de sus padres y abuelos. Para Jóveno, el encuentro con un hombre de la magnitud de Homagno, resulta tan enorme que le hace una sola pregunta: ¿Dime cuál es la llave de la vida? La respuesta recibida es: la llave del universo es el amor.

Y aquí aparece otra de las ideas martianas: los hombres se dividen en dos bandos, los que aman y fundan, y los que odian y deshacen.

¿Cómo se produce la muerte de Homagno?

Martí dice que Homagno muere muchas veces pero resucita, es decir muere espiritualmente, cercado por la envidia, los celos,la incomprensión… pero vuelve a revivir hasta que se produce la muerte definitiva que es la física.

¿Cómo revivirá después de la muerte definitiva?

Jóveno,entristecido por la pérdida, va a llorarlo, ante su cuerpo, pero cuando levanta su vista ve un águila blanca que se convierte en estrella en el cielo; Jóveno se ve rodeado de grandes ejércitos de amor, justo en el inicio del camino de lo que fue Homagno. Esa es la clave de la continuidad generacional en Cuba.

Así obró José Martí.

¿Homagno, Cristo?

Martí es quizás uno de los pocos en reconocer en Jesús un patriota de fuego puro, un hombre natural, más allá de lo místico y de lo estoico; con el criterio de que lo divino está en lo humano.

El rango de universalidad es el que emparienta a grandes humanistas; no encontraremos a ninguno que diga ¡soy el único!

De todos modos, homagnos y jóvenos ha habido muchos en la historia de Cuba. ¿Existe algún paradigma —de entre tantos—, de ese ideario martiano?

En esas ideas, Jóveno fue Julio Antonio Mella, quien hizo «tanto en tan poco tiempo» y fue asesinado dejando, sin embargo, un ejército de luz. Y fue hombre natural, en política, en lo cultural y en lo moral, además de haber sido —hijo de un hombre de estas tierras y una irlandesa—, mestizo cubano autóctono.

Fíjate qué cosa tan curiosa: Julio Antonio Mella y José Lezama Lima —dos cubanos tan diferentes— tuvieron la misma palabra castellana, «misterio», para caracterizar algo de la autoctonía cubana, que significa ser hijo de José Martí.

Cuando analizas en qué lugar está el misterio del individuo te encuentras que está en el fondo de dos grandes esferas de lo humano: la ciencia, porque se encamina a ampliar el conocimiento, penetrando en lo desconocido, que es siempre misterioso. La otra esfera está en las emociones, y la poesía —como el arte— es el camino humano donde nos introducimos como personas en el misterio de la sensibilidad.

Es decir Martí fue hombre de ciencia que escribió poesía, o tal vez el de la poesía que meditó con ciencia. Habría que ir del brazo de Lezama y de Mella para entender la Cuba del futuro, guiada por Martí —y de Varela, y otra vez de Mella, para entender la universidad cubana del futuro, también guiada por Martí—; de modo que no hay otro camino para llegar a la universidad y a la patria del futuro. Mella parece ser el puente entre generaciones.

Esa es la clave de nuestro «misterio», explicado poéticamente.

También Cuba está llena de signos y símbolos semejantes para conceptuar ese ideario…

…Sí, pero fíjate, hay un sitio habanero, convertido en terreno de lucha, en donde para mí esto está simbolizado mejor: es la Tribuna Antimperialista y el conjunto estatuario de Martí con un niño en brazos.

Allí yo lo he reflexionado, y como si fueran respuestas de bronce que me da la estatua, he escuchado «…si no hubiera muerto en Dos Ríos en 1895, en 1903 hubiera tenido ¡solo 50 años!,de modo que hubiera podido tener junto a mi hombro al niño Julio Antonio Mella; en 1926, siendo un anciano venerable, hubiera levantado en brazos a un niño llamado Fidel Castro».

1 comentario:

Lisetg dijo...

Es muy interesante. aunque cuando fui a buscar la etimologia de la palabra, encontre en Wikipedia que hay una confusion. parece que este supuesto origen no es real.

esto es lo que dice:

Controversy

An often repeated folk etymology proposes that sincere is derived from the Latin sine = without, cera = wax. According to one popular explanation, dishonest sculptors in Rome or Greece would cover flaws in their work with wax to deceive the viewer; therefore, a sculpture "without wax" would mean honesty in its perfection.[4] Another explanation is that without wax etymology "is derived from a Greeks-bearing-gifts story of deceit and betrayal. For the feat of victory, the Romans demanded the handing over of obligatory tributes. Following bad advice, the Greeks resorted to some faux-marble statues made of wax, which they offered up as tribute. These promptly melted in the warm Greek sun."[7] The Oxford English Dictionary states, however, that "There is no probability in the old explanation from sine cera 'without wax'". Also note the entry on sincere in An Etymological Dictionary of the English Language by Walter William Skeat (p. 555) and Storied Words: The Writer's Vocabulary and Its Origins By Jeff Jeske (p. 145). The without wax etymology is popular enough to be a minor sub-plot in Dan Brown's Digital Fortress, though Brown attributes it to the Spanish language, not Latin. Reference to the same etymology, this time attributed to Latin, also appears in another of his books, The Lost Symbol.

Saludos