Por: Caridad Atencio
en La Jiribilla 06/01/2023
Asumir el estudio de la recepción canónica de Versos libres ha supuesto un intenso proceso de lecturas y análisis de muy diversos y numerosos ensayos, donde la mayoría eran realmente significativos, pero aun así sentía el regocijo que se experimenta cuando se está frente a una obra clásica: el campo de conocimientos no estaba agotado...
Obra: José Martí de Raúl Martínez (Tomada del Museo Nacional de Bellas Artes)
Cierto crítico de mi generación[1] refería que los Versos libres de José Martí no tendrían centenario, ni enmarcaciones de fecha cerrada, dada su condición de libro no publicado por el autor, y mucho menos concertadas jornadas para homenajearle bajo la égida de instituciones que se encargarían de ello; lo cual resulta cierto, pero en verdad, no le hace falta. Despojado de génesis exactas, de las perfecciones que supone una edición facsimilar y de los festivales académicos marcados, donde investigadores y profesores aprovechan para dar a conocer el artículo o el ensayo hace tiempo escrito y sin lugar viable para su difusión, el poemario martiano convoca con emoción y sello de gran literatura las ansias eruditas de los más variados estudiosos: investigadores, ensayistas, críticos, periodistas, escritores, profesores, estudiantes y a ciertos intelectuales más cercanos a la enunciación teórica de la literatura que a tejidos ensayísticos comunes en la norma.[2]