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domingo, 3 de septiembre de 2023

‘Ocho estrellas y dos héroes: Bolívar y Martí’, vidas paralelas

por Manuel C. Díaz Especial/el Nuevo Herald
02 de septiembre de 2023 11:30 AM

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En noviembre de 1983, justo cuando se celebraba el bicentenario del natalicio de Simón Bolívar, la Dirección de Cultura de la Alcaldía de Petare, Venezuela, publicó un enjundioso estudio biográfico sobre Bolívar y Martí. Curiosamente, su autor, Marino Pérez Durán, un destacado historiador cubano nacido en Sagua la Grande el 13 de noviembre de 1913 y que residía en Venezuela como exiliado político, cumplía setenta años ese día.

Debieron transcurrir cuatro décadas para que una segunda edición de aquella importantísima obra fuese publicada póstumamente. En efecto, Ocho estrella y dos héroes: Bolívar y Martí (Ediciones Universal, 2023) acaba de salir al mercado. Algo que quizás no habría sido posible si José Luis Pérez, hijo del autor, no hubiese encontrado -cuando preparaba su salida definitiva de Venezuela en 2011- dos viejas copias del libro de su padre. Convencido de su importancia y deseoso de que las nuevas generaciones conocieran mejor a estos dos grandes hombres, logró su publicación en la misma fecha que su progenitor hubiese cumplido 110 años.

El libro, a pesar de que Bolívar y Martí no fueron contemporáneos -el primero nació en Caracas en 1783; el segundo en La Habana en 1853-, está estructurado cronológicamente desde sus nacimientos hasta sus muertes. Para hacerlo, Pérez Durán debió contraponer ambas biografías de una manera simultánea como si sus vidas hubiesen sido paralelas. Ese ingenioso recurso técnico dio resultado porque sus capítulos avanzan lineal y armónicamente hasta el final. En el titulado Las infancias, por ejemplo, se destacan tanto las similitudes como sus contrastes: “El niño Simón es el último vástago de una familia rica; el niño José Martí, al que llamaban Pepe, era el primogénito de una familia pobre”.

miércoles, 28 de julio de 2021

Simón Bolívar en el ideario de José Martí

Por: Wolfgang R. Vicent Vielma
Domingo, 25/07/2021 08:52 PM

José Martí está considerado como el primer bolivariano y sus escritos sobre nuestro Libertador le consagran con tal denominación. Al respecto el gran Francisco Pividal Padrón afirmó que 138 veces mencionó Martí a Bolívar en sus obras, siempre para exaltarlo, tal como lo señala Alirio Almao, en su obra Francisco Pividal: Biógrafo de Bolívar. La visión martiana del bolivarianismo de Martí la encontramos con mucho fervor y claridad en las lecturas que hacemos del libro de Ramón Losada Aldana, Martí Bolivariano, publicada en formato digital por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información de Venezuela en el año 2019. En esta obra se plasman las ideas y las concepciones que de Bolívar tenía Martí, a la vez que se expresan las consideraciones que sobre el carácter bolivariano tenía el Apóstol de la Independencia cubana, tanto en sus escritos como en su acción patriótica. Martí el continuador de la obra del Libertador. Su antiimperialismo, su decoro, su entrega vital a la labor independentista y defensora de la libertad y de los principios de soberanía nacional, de patria. Se comprende que Martí estableció una identidad filial con Bolívar, así, Bolívar es el padre amado y cuyas enseñanzas y ejemplos había de seguir, y así se destacó Martí en su vida y en su obra.

Mucho antes del viaje que emprendió Martí en 1881 a Venezuela, el Apóstol ya había puesto de manifiesto su reconocimiento y admiración hacia El Libertador Simón Bolívar, destacando sus virtudes, sus enseñanzas, su ejemplo, su desprendimiento, su grandiosidad, su compromiso por la independencia de los pueblos de América y su labor antiimperialista. Ello en diferentes artículos, ensayos, cartas, obras de teatro y discursos que fueron publicados en diversos periódicos latinoamericanos. En 1875 en un artículo sobre una actividad en el Liceo Hidalgo de Ciudad de México, publicado el 11 de mayo en la Revista Universal de México, se expresaba de Bolívar, el padre Hidalgo y George Washington en estos términos:

No son hombres distintos en América el anciano de Mount Vernon, el sacerdote de Dolores, y el héroe que en las llanuras del Mediodía fatigaba con la carrera su caballo, y su cerebro con el peso de los pueblos surgidos a su altiva voluntad, potentes y desenvueltos de miseria. -No son hombres distintos en América, Washington, Bolívar e Hidalgo. -Es la fuerza de honra herida abierta por impulso igual en tres potentes formas. Un hombre es el instrumento del deber: así se es hombre. [Este escrito es considerado como la primera mención de Bolívar hecha por Martí].

Importante es mencionar parte del contenido de la carta que con fecha 27 de noviembre de 1877, dirige Martí a Valero Pujol, director de Progreso, diario guatemalteco, al respecto, expresa Martí: " Les hablo de lo que hablo siempre: de este gigante desconocido, de estas tierras que balbucean, de nuestra América fabulosa. Yo nací en Cuba, y estaré en tierra de Cuba aun cuando pise los no domados llanos del Arauco. El alma de Bolívar nos alienta;…"

También, en esa época vivida por Martí en Centroamérica, particularmente en Guatemala, crea una obra de teatro –un drama indio- titulado Patria y Libertad (1878) en donde un personaje a quien llama Martino, y es descrito en la obra como "… un valiente y un patriota, que lucha por la santa independencia, de nuestra patria, que hoy solloza esclava, encadenada por la opresión vuestra [por los españoles]." Expresa: "Soy de Hidalgo la voz; soy la mirada Ardiente de Bolívar"… "Y el áureo sol del genio de Bolívar que no se ponga nunca en nuestra América!" En esta obra se pone de manifiesto una de las imágenes más grandes del Libertador Simón Bolívar: la imagen solar.

De la Lectura en la Reunión de Emigrados Cubanos, efectuado en Nueva York en el Steck Hall, el 24 de enero de 1880, extraemos el siguiente fragmento: "¡Ah! ¡esto decían los españoles de los indios, tan ofendidos, tan flagelados, tan anhelosos como los negros de su inmediata emancipación; esta amenaza suspendía sobre las frágiles cabezas, cuando el aliento de Bolívar, más grande que César, porque fue el César de la libertad, inflamaba los pueblos y Ios bosques... Y la independencia de América se hizo."

En el Cuaderno de Apuntes No. 7 de las Obras Completas (2011), Vol 21 p. 197 extraemos el siguiente escrito de Martí, relacionado con la muerte de Bolívar: "El 13 de Sbre. de 1830 murió Bolívar en Santa Marta. He visto la Gaceta de Venezuela en que se da cuenta de ese hecho. Se me han venido las lágrimas a los ojos, y se me ha hinchado el corazón de ellas, al leer la proclama que Bolívar, seguro de su muerte, dirigió a los colombianos el día 10 de diciembre. ¡Oh! qué grande infortunio-‘y ¡cómo la ambición o el rencor, convierten a los hombres en infectas peñas!-~No se postraron ante aquella muerte, a llorar de hinojos su imprevisión y su vergüenza,-a redimirse de su ingratitud, por un dolor!- "

sábado, 24 de julio de 2021

Apreciación de Bolívar: por José Martí

Por: Manuel Taibo
Sábado, 24/07/2021 02:53 AM
manueltaibo1936@gmail.com

¿No escucháis esos himnos funerales

que tienen del mundo el llanto y del

cielo la armonía…?

Con la frente contrita de los americanos que no han podido entrar aún en América; con el sereno conocimiento del puesto y valer reales del gran caraqueño en la obra espontánea y múltiple de la emancipación americana; con el asombro y reverencia de quien ve aún ante sí, demandándole la cuota, a aquel que fue como el samán de sus llanuras, en la pompa y generosidad, y como los ríos que caen atormentados de las cumbres, y como los peñascos que vienen ardiendo, con luz y fragor, de las entrañas de la tierra, traigo el homenaje infeliz de mis palabras, menos profundo y elocuente que el de mi silencio, al que desclavó del Cuzco el gonfalón de Pizarro. Por sobre tachas y cargos, por sobre la pasión del elogio y la del denuesto, por sobre las flaquezas mismas, ápice negro en el plumón del cóndor, de aquel príncipe de la libertad, surge grandioso el hombre verdadero. Quema y arroba. Pensar en él, asomarse a su vida, leerle una arenga, verlo deshecho y jadeante en una carta de amores, es como sentirse orlado de oro el pensamiento. Su ardor fue el de nuestra redención; su lenguaje fue el de nuestra naturaleza; su cúspide fue la de nuestro Continente; su caída, para el corazón. Dícese Bolívar, y ya se ve delante el monte a que, más que la nieve, sirve el encapotado jinete de corona; ya el pantano en que se revuelven, con tres repúblicas en el morral, los libertadores que van a rematar la redención de un mundo. ¡Oh, no! En calma no se puede hablar de aquel que no vivió jamás en ella; ¡de Bolívar se puede hablar con una montaña por tribuna, o entre relámpagos y rayos, o con un manojo de pueblos libres en el puño y la tiranía descabezada a los pies! Ni a la justa admiración ha de tenerse miedo porque esté de moda continua en cierta especie de hombres el desamor de lo extraordinario; ni el deseo del aplauso ha de ahogar con la palabra hinchada los decretos del juicio; ni hay palabra que diga el misterio y fulgor de aquella frente cuando en el desastre de Casacoima, en la fiebre de su cuerpo y la soledad de sus ejércitos huidos, vio claros, allá en la cresta de los Andes, los caminos por donde derramaría la libertad sobre las cuencas del Perú y Bolivia. Pero cuanto dijéramos, y aun en lo sucesivo, estaría bien en nuestros labios esta noche, porque cuantos nos reunimos hoy aquí somos los hijos de su espada.