Dimas Castellanos
La Habana 27 Ago 2023 - 17:58 CEST
El gran pedagogo cubano dejó advertido que el peor monopolio era el que pueda ejercerse sobre la instrucción pública, incluso de parte de un Gobierno.
Enrique José Varona - Prensa Latina
Alguien de cuyos aportes a la pedagogía en Cuba escribía antes aquí, Alfredo Miguel Aguayo, dijo de Enrique José Varona: "De los muchos y admirables rasgos que el estudio ofrece la compleja y rica personalidad de Varona, ninguno a mi juicio la define mejor que su incomparable talento pedagógico".
Nacido el 13 de abril de 1849 en Puerto Príncipe, hoy Camagüey, Varona fue uno de esos cubanos de vasta cultura, adquirida esencialmente de forma autodidacta. De cuerpo débil, complementado con una fuerza espiritual extraordinaria, se unió a los alzados camagüeyanos en 1868, empresa que abandonó por razones de salud. Militó en el Partido Liberal Autonomista, de cuya Junta Directiva fue vocal y redactor de su órgano oficial: El Triunfo. Dirigió la Revista de Cuba, espacio de obligatoria consulta sobre la labor intelectual de esa época, y colaboró con otras publicaciones. A la muerte de José Martí, asumió la dirección del periódico Patria. En la República ocupó la presidencia del Partido Moderado. Catedrático de la Universidad de La Habana, aceptó en el Gobierno las secretarías de Hacienda e Instrucción Pública. Entre 1913 y 1917 fue vicepresidente de la República. En 1923 presidió el acto de fundación de la Federación Estudiantil Universitaria. Y en 1927 se pronunció contra la prórroga de poderes de Gerardo Machado. Falleció el 19 de noviembre de 1933.
Aunque participó en la política, a juicio de Elías Entralgo, "no fue un político al modo que comúnmente entendemos el concepto. Ni lo que se llama entre nosotros un hombre de partido. No fue jamás un incondicional de su partido […]. Para él, la política era el buen gobierno de la comunidad".