Por: Gustavo Zelaya Herrera
enero 30, 2023
La situación actual con sus relaciones mercantiles, sus prácticas consumistas y las guerras desatadas por los grandes poderes; hace creer que no hay lugar para el humanismo y que la realidad es un proceso de competencia contra otras personas; provocando exclusiones sociales y aislamiento de aspectos esenciales de la existencia como la cultura, la política, la ciencia y la participación en luchas populares que dignifican la vida.
Pero aquí estamos conmemorando 170 años del nacimiento de José Martí, el humanista por excelencia que murió cara al sol y su vigencia sigue creciendo. Muchos pretenden separar su aspecto literario y poético de su accionar político. Pero Martí pudo ir más allá de las tesis del arte y la política tradicional y forjar una concepción que superó esas influencias para enlazarlas con la necesidad de construir un Estado justo y una cultura como base de la identidad nacional.
Lo fundamental de su práctica fue crear su obra más significativa: la organización del Partido Revolucionario para realizar la independencia; es su tarea más eficaz en donde sintetiza propuestas éticas y estéticas con programas políticos y las aspiraciones más elevadas de su pueblo. Se dio cuenta que la vida es compleja y contradictoria y que desde ella es posible la unidad entre arte y política como partes de la lucha del pueblo para defender el mestizaje cultural, combatir al colonialismo, la dependencia y edificar el sentimiento antimperialista.