Autor:
Juan Morales Agüero
juan@juventudrebelde.cu
Publicado: Lunes 24 enero 2022 | 09:11:10 pm
Afirmar que José Martí se aficionó al béisbol (él lo llamó siempre «pelota») desde que en 1880, con solo 27 años de edad, levantó campamento definitivo en Nueva York, sería faltarle a la verdad. Sin embargo, este deporte —que a la sazón causaba furor en aquella populosa urbe— no fue indiferente a su pluma. Por eso en algunos de sus textos no faltan referencias a varias de sus singularidades.
Su primera alusión data del 8 de junio de 1883. Fue breve y no revela todavía sus puntos de vista respecto a la disciplina. En carta al director del diario La Nación, definió a junio cómo «mes de ceremonias de colegios; de carreras de caballos; de regatas de botes y buquecillos de paseo; de lances de pelotas y boliches».
Un año después aparece en el citado diario una suerte de crítica al sistema educacional norteamericano por priorizar los juegos en menoscabo del conocimiento. Escribió en esa ocasión: «Los niños que en Nueva York gustan más de pelotas (…) que de libros, porque en las escuelas las maestras que no ven en la enseñanza su carrera definitiva, no les enseñan de modo que el estudio los ocupe y enamore».
El 8 de agosto de 1887 le escribió al director del diario El Liberal, y, entre otros comentarios, tilda a la pelota de «juego desgraciado y monótono que perturba el juicio», un punto de vista quizás condenatorio no propiamente del deporte, sino de los desenfrenos generados en su práctica al más alto nivel en materia de apuestas y trifulcas, así como por la excesiva demora de casi todos los partidos.
El incentivo que significaba para muchos la paga fue advertido por Martí: «Hay peloteros que han dejado la universidad para pelotear como oficio, porque como abogados o médicos los pesos serían pocos (…), mientras que por su firmeza para recibir la bola de lejos, o la habilidad para echarla de un macanazo (…) no solo gana fama en la nación, enamorada de los héroes de la pelota, y aplausos de las mujeres (…), sino sueldos enormes, tanto que muchos peloteadores de estos reciben por sus dos meses de trabajo, más paga que un director de banco o un regente de universidad».