Por Pedro Pablo Rodríguez
La Habana, 29 may (Prensa Latina)
'Deme Venezuela en qué servirle: ella tiene en mí un hijo'.
Se ha repetido a menudo esta frase de José Martí al despedirse de Venezuela en carta al director del diario caraqueño La Opinión Nacional. Ella prueba, sin dudas, el afecto que el país y su gente levantaron en el cubano, al igual que las preocupaciones por su presente y su futuro, que conocemos por un posterior texto en francés, que todo parece indicar quedó inédito.
Su estancia venezolana duró casi exactamente seis meses: del 21 de enero al 28 de julio de 1881. Poco tiempo, pero de intensa vida y de profundo estudio de aquella sociedad, particularmente de sus varios sectores ilustrados.
Su decisión de ir a Caracas estuvo motivada por el apoyo de algunos venezolanos residentes en Nueva York, a pesar del criterio desfavorable de quienes eran enemigos del presidente Antonio Guzmán Blanco; pero hasta estos le entregaron cartas de presentación para sus amistades. El mandatario era el líder de las reformas liberales que dieron golpes al poderío económico de la Iglesia católica y de la aristocracia colonial; apoyó con una fuerte expedición a los patriotas cubanos durante la Guerra de los Diez Años y a su fin les dio acogida en el país.