martes, 12 de septiembre de 2023

Sarmiento: El presidente argentino que admiró a Martí

Por: Abel Aguilera Vega
10 septiembre 2023

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Domingo Faustino Sarmiento. Fotografía tomada en 1874

Domingo Faustino Sarmiento es una de las figuras más importantes de la historia argentina.

Ejerció como militar y político, y llegó a la presidencia de la nación entre 1868 y 1874; pero destacó sobre todo como escritor y pedagogo. Es considerado uno de los principales impulsores de la educación pública en el país.

Hijo del veterano de las guerras de independencia José Clemente Quiroga Sarmiento y Funes y de Paula Zoila Albarracín Irrazábal. Nació el 15 de febrero de 1811 en una familia humilde en la provincia de San Juan, lo cual no impidió que asistiera a la escuela desde los cinco años.

Un hombre de luces

En 1825 acompañó en el destierro a su tío Fray José de Oro, ocasión en la que fundaron una escuela, lo que constituye la primera experiencia de Sarmiento como pedagogo.

Los conflictos de la época lo llevaron a iniciarse en la vida militar en 1827 como alférez en las milicias de su ciudad natal. Junto a su padre se unió al bando de los unitarios durante la guerra civil que padeció Argentina entre 1828 y 1831.

Una vez concluido el conflicto militar vivió un periodo de inestabilidad, se refugió en Chile y retornó a San Juan en varias ocasiones. No obstante, será un periodo de crecimiento intelectual y cultural en el que cultivará la literatura.

A partir de 1940 y asentado en Chile, comenzará a escribir para algunos de los principales periódicos del país, entre ellos El Mercurio, El Heraldo Nacional y El Nacional. En 1942 fundó El Progreso que empleó como tribuna política contra el régimen de Juan Manuel de Rosas en Argentina.

Ese mismo año el gobierno de Chile le encomendó fundar y dirigir la Escuela Nacional de Preceptores, primera formadora de maestros en América Latina. En 1845 comenzaría a publicar una de sus obras más notables: Facundo, civilización y barbarie, considerado uno de los textos más trascendentales de la literatura en español.

Debido a su creciente prestigio, en 1845 el gobierno le encomendó viajar por Estados Unidos y Europa para aprender de sus sistemas educativos. Esta será una experiencia enriquecedora para su futuro quehacer pedagógico y político.

Durante su estancia en Francia visitó a José de San Martín. A su regreso publicaría Educación popular en 1848, donde argumenta que la educación y las bibliotecas públicas constituyen el medio más eficaz para combatir el atraso y la ignorancia.

En 1950 publicó otra de sus obras más importantes Recuerdos de provincia, una autobiografía en la que relata su infancia y juventud en San Juan, Argentina, durante la primera mitad del siglo XIX.

Vida política y presidencia

En 1851 retorna a Argentina y participa de forma activa en el derrocamiento del gobierno de Rosas. Inmediatamente se vinculó a la intelectualidad y la política nacional, y se radicó en 1855 en Buenos Aires. Ejerció como editor en jefe del periódico El progreso y ocupó sus primeros cargos políticos. Fue Senador de la República entre 1857 y 1861.

En 1862, fue enviado por el presidente Bartolomé Mitre a su provincia natal a sofocar un levantamiento armado, posteriormente sus coprovincianos le ofrecieron el gobierno local, el cual ejerció hasta 1864. Durante su mandato impulsó la educación, estableció como obligatoria la enseñanza primaria, y llevó a cabo un amplio plan de obras públicas.

Tras la muerte del general Ángel “Chacho” Peñaloza en 1863, decretó el estado de sitio sin solicitarlo al gobierno nacional, esto acrecentó la actividad de la oposición y fue desaprobado por el gobierno, lo que lo motivó a renunciar en 1864.

Ese mismo año el presidente Mitre lo nombró embajador en Estados Unidos. Allí se vinculó con políticos e intelectuales, impartió conferencias y fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Michigan.

En octubre de 1868 asumió la presidencia de la nación. Durante su mandato se enfrentó a múltiples complejidades como la guerra con Paraguay concluida en 1870, levantamientos militares, asesinatos políticos, expediciones militares contra los aborígenes y epidemias de cólera y fiebre amarilla, entre otros.

Entre los aportes más importantes de su gobierno destaca la educación. Se crearon más de 800 centros educativos, se subsidió parte de la enseñanza, se actualizaron los métodos pedagógicos e hizo traer desde Europa y Estados Unidos maestros para fortalecer el sistema en el país.

También impulsó la modernización, al desarrollar varias obras de interés público, mejorar las comunicaciones telegráficas y postal, así como el transporte, con la creación de tranvías en las ciudades, líneas férreas y la navegación fluvial.

Al concluir su mandato en 1874 continuó en el ejercicio de la política y mantuvo su actividad intelectual hasta su fallecimiento, el 11 de septiembre de 1888 en Asunción, Paraguay.

Sarmiento y Cuba

Es poco mencionado en las biografías de Domingo Faustino Sarmiento su vínculo con Cuba. El intelectual argentino pisó suelo cubano el 1 de noviembre de 1847 cuando retornaba del recorrido realizado por Europa y Estados Unidos cumpliendo el encargo del gobierno chileno.

Durante su estancia de más de un mes en La Habana intercambió con intelectuales y pedagogos cubanos con sus mismas preocupaciones. También se interesó por la situación política nacional y dialogó con reformistas e independentista. Entabló amistad con el sabio cubano Antonio Bachiller y Morales.

Finalmente zarpó el 10 de diciembre por Surgidero de Batabanó. Después de breves escalas en Cienfuegos, Trinidad, Santa Cruz del Sur y Manzanillo, llegó al puerto santiaguero el 13 de diciembre para abandonar definitivamente nuestro país rumbo a Chile, en fecha que algunos investigadores sitúan el 20 de diciembre de 1847.

Otro pasaje que lo vincula con nuestro país es la relación de las ideas de Sarmiento y José Martí. Si bien nunca se conocieron personalmente, cada uno admiró la obra del otro. Después de leer en el diario La Nación de Buenos Aires, los trabajos de Martí, Sarmiento lo consideró lo más alto de la literatura española.

Así lo hizo saber el 4 de enero de 1887 cuando apareció en primera plana del diario con el título “La libertad iluminando al mundo”, una carta suya dirigida a Paul Groussac, redactor del diario, en la que manifestaba la alta valoración en la que tenía la crónica martiana y solicitaba que se tradujera al francés, para que se conociera en Europa:

“En español, nada hay que se parezca a la salida de bramidos de Martí, y después de Víctor Hugo, nada presenta la Francia de esta resonancia de metal. (…) Deseo que le llegue a Martí este homenaje de mi admiración por su talento descriptivo y su estilo de Goya, el pintor español de los grandes borrones con que habría descrito el caos".

En tanto, El Apóstol se referiría a él desde las páginas de El Partido Liberal, en México: “Sarmiento sentó a la mesa universal a su país, y lo puso a jugar con modelos de escuelas, de máquinas norteamericanas, de ferrocarriles".

Luego del triunfo revolucionario de 1959, el esfuerzo realizado por el gobierno cubano fue gigantesco para sacar al país del analfabetismo y el atraso cultural, y las obras de Sarmiento fueron publicadas en la patria de Martí en la década del 60 como referente pedagógico y cultural.

En 1989 se emitió en Cuba un sello postal dedicado a Sarmiento en ocasión del centenario de su fallecimiento. Su obra se mantiene vigente en Cuba en cada uno de las escuelas de pedagogías y maestros de nuestro país.

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Tomado de: CubaDebate

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