Laura Vázquez Fleitas
octubre 15, 2024
Reseña del libro Juan Gualberto Gómez. La patria escrita. Selección y prólogo de Norge Céspedes

Caminando por la Calzada de Managua con rumbo al Vedado capitalino, ese Vedado construido para y por los “héroes-próceres” de la Independencia Patria, encontramos una casa familiar escondida detrás de frondosos árboles. Posee esta morada un carácter augusto y sobrio, testigo de un tiempo que ya no es. Su nombre: “Villa Manuela”, su propietario Juan Gualberto Gómez, el prócer. Manuela Benítez Mariscal fue el nombre de la esposa del patriota y como era usanza de época el hogar, para que así fuese considerado, precisaba de ser nombrado en esos términos. En esa morada vivió Don Juan sus años republicanos y en la intimidad de la casa continuó escribiendo la Patria. La compilación de trabajos de diversa índole y procedencia presentados en el texto Juan Gualberto Gómez. La patria escrita constituye la más rotunda demostración de esta afirmación que se refuerza con la certeza de que: “El amor de la patria es más que una virtud, es un deber, es más dulce que un deber, es un gozo.”[1] El libro recoge, según declara el propio Norge Céspedes:
(…) los testimonios de trascendentes personalidades cubanas, así como del propio Juan Gualberto y de su bisnieta Mercedes Ibarra Ibáñez. Todas estas voces dialogan, se entrecruzan, dinámicas, caleidoscópicas, haciendo surgir perspectivas más complejas, más ricas de este patriota, con matices y tonos variados que se perciben desde la crónica, la semblanza, anécdotas, criterios breves, poemas y cartas, a lo que se suman fotos de diversas etapas de su vida[2].
Así recuentos, recuerdos, remembranzas, memorias, confesiones, cartas e imágenes se entrecruzarán en un texto que pretende mostrarnos al Juan Gualberto Gómez más íntimo, hecho que refuerza su cualidad de héroe ante los ojos de quienes tendrán la oportunidad de leer estas páginas. Estas diferentes formas de escritura presentes en la literatura son parte fundamental de la lógica de creación de los discursos históricos y de los textos[3] que son sometidos constantemente al análisis por parte de historiadores, críticos de arte, sociólogos, periodistas y otros cientistas sociales. En estas circunstancias, construir a partir de estos géneros literarios implica la utilización de un vehículo “simplificado” del conocimiento donde son condensados valores, expectativas, actitudes y experiencias de los individuos. Constituyen una forma de expresión cualitativa de las concepciones del mundo, del ser y del ser-en-el-mundo de los sujetos en el proceso de construcción y representación de su sistema de relaciones.