domingo, 31 de agosto de 2025

José Martí, enfermo en las montañas de Catskill, escribió versos

por Dr. C. Ricardo Hodelín Tablada*
Publicado el 27 agosto, 2025 • 22:14

Homenaje a José Martí en el 135 aniversario de su estancia en las montañas de Catskill en agosto de 1890

«Me echó el médico al monte, corrían arroyos, se cerraban las nubes, escribí versos»
José Martí

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El año 1890 fue difícil para José Martí, el 22 de enero la Sociedad Protectora de la Instrucción La Liga desarrolló una velada para estrenar un nuevo local en Bleecker Street número 198 y allí Martí pronunció un discurso, al término quedó disfónico por afectación de las cuerdas vocales y tuvo que guardar reposo. En abril la propia sociedad organizó una serie de clases gratuitas para cubanos y puertorriqueños de bajos ingresos, y la intensa participación de Martí también lo llevó a guardar cama.

El 12 de junio en carta a Juan Bonilla escribe Martí: «No he peleado mal, mi querido Juan, en estos últimos meses, a pesar de mis morideras. Ni en ninguna de mis peleas he dejado de tener muy presente a aquellos que me consuelan, por su honradez y nobleza, de la falta usual de ellas en los hombres». El mismo mes le corresponde a Rafael Serra: «Entre los calores y el trabajo, y los cuidados del espíritu, dieron en cama conmigo, y me voy con la cabeza seca a la montaña. Me voy a un rincón de hojas y de soledad por unos días». A su trabajo constante se suma que al mes siguiente, el 24 de julio fue nombrado, por decreto presidencial, Cónsul de la República Argentina en Nueva York, y seis días después la República de Paraguay lo designa Cónsul de su país en la ciudad norteña.

El intenso trabajo desarrollado debilitó las fuerzas del ilustre cubano y su médico de asistencia, doctor Eligio María Palma Fúster, le indicó reposo, la enfermedad diagnosticada por el galeno fue Broncolaringitis aguda, Martí se trasladó a una casa de descanso en las montañas de Catskill, necesitaba respirar el aire puro de aquellas empinadas lomas. Vale señalar que la noticia apareció publicada, el 6 de agosto de 1890, en el periódico El Porvenir que se editaba en Nueva York.

Rodeado de la tranquilidad del monte escribió la mayor parte de los poemas que agrupó en sus conocidos Versos sencillos, el poemario tiene un exergo que dice: «Me echó el médico al monte, corrían arroyos, se cerraban las nubes, escribí versos». El poema XV lo dedica al doctor Fúster, de quien él decía que «era el médico del aliento y del cariño». Así le canta al galeno: Vino el médico amarillo/ A darme su medicina,/ Con una mano cetrina/ Y la otra mano al bolsillo:/ ¡Yo tengo allá en un rincón/ Un médico que no manca/ Con una mano muy blanca/ Y otra mano al corazón!/

El 8 de agosto le escribe nuevamente a Juan Bonilla para comentarle que en uno de los picos más altos de aquellas montañas recibió su carta del día 3 en que le anunciaba la visita a la oficina. Le subraya que tuvo que escaparse de la misma porque «ya no me queda nervio quieto ni fuerza para cumplir con mis deberes que es para lo que vivo. Ya yo me voy muriendo, mi querido Juan, los pulmones se me quejan y el corazón salta más de lo que debe», es decir que la broncolaringits le ocasiona dificultad respiratoria y taquicardia.

A pesar de la enfermedad Martí no se detiene, conoce a miembros del Club Crepúsculo que se encontraban de vacaciones en el lugar y de inmediato les comenta las preocupaciones por su Isla amada. Estas relaciones perduran en el tiempo, el 23 de octubre les dirige la palabra en el restaurante Morello donde aboga por el incremento de las relaciones entre las personas de los Estados Unidos y los de la América del Sur, y dos meses después, el 23 de diciembre, recibe el certificado de miembro activo de dicho club neoyorquino.

En la carta comentada del 8 de agosto Martí le explica al amigo que no se vive para hoy, sino para mañana, y asegura que para esta vida es la espina y para la otra será el pescado. Como una verdadera declaración de principios, sentencia: «Toda la vida es deber». Y así fue toda su vida, no podía ser diferente este mes de agosto de 1890, donde enfermo, desde las montañas de Catskill, escribió versos y continuó con su laboreo por la Patria.

Ampliar imagenAcerca del autor: Dr. C. Ricardo Hodelín Tablada*
Médico e Investigador histórico. Doctor en Ciencias Médicas. Académico Titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Neurocirujano del Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Docente “Saturnino Lora”. Santiago de Cuba. Miembro de la Uneac, de la Unhic y de la Scjm.

Tomado de: Trabajadores

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