Por: Prensa Latina
diciembre 17, 2022 CST11:15 (GMT) -0500
Ciudad de Guatemala, 17 dic (Prensa Latina) Llegó a la capitalina avenida Las Américas un 23 de agosto de 2013 y desde entonces el Héroe Nacional José Martí quedó más enraizado en la historia de Cuba y Guatemala.
En la plaza que lleva su nombre, colocar la efigie de tres metros fue todo un reto; pero el joven escultor cubano Andrés González quedó complacido, pues no tuvo ni un rasguño.
Un despacho de Prensa Latina de ese día recuerda que varios trabajadores de la Municipalidad auxiliados por una grúa ayudaron a hacer realidad el proyecto de Andrés y su discípulo Oscar Luis González.
Ambos estuvieron pendientes de cada paso del meticuloso traslado de la obra desde la Escuela Taller de la Municipalidad hasta la concurrida calzada, aproximadamente unos 10 kilómetros.
“Creo que es un honor justo, un reconocimiento a su impronta y al cariño que tanto sintió él por el pueblo guatemalteco, como el que el pueblo guatemalteco siente por Martí”, expresó Roberto Blanco, entonces embajador de Cuba en la tierra del Quetzal, cuando tuvo lugar la inauguración oficial del monumento.
“Es un templo a la hermandad y un reconocimiento a la lucha de los dos pueblos”, ratificó.
Autoridades guatemaltecas y de la isla dieron la bienvenida al Maestro en Las Américas, donde su estatua sobresale junto a otros independentistas memorables del continente.
Decenas de curiosos que pasaban por el sitio registraron entonces en sus celulares la imagen del Héroe independentista de Cuba, quienvivió entre 1877 y mediados de 1878 en Guatemala un breve pero intenso período de tiempo.
La escultura de “El peregrino humilde” está sobre un pedestal de más de seis metros y cuenta con una armazón de hierro cubierta con cemento y polvo de piedra procedente de las montañas de la zona oriental de este país.
Un Martí con un libro apretado a su pecho junto a una rosa, extiende el brazo izquierdo en señal de gratitud, esperanza, merecimiento…
“Sin perturbar mi decoro, sin doblegar mi fiereza el pueblo aquel, sincero y generoso, ha dado abrigo al peregrino humilde. Lo hizo maestro que es hacerlo creador. Me ha tendido la mano y yo la estrecho», escribió en su ensayo “Guatemala” a modo de agradecimiento por todo el cariño que recibió de “una tierra hospitalaria, rica y franca”.
Al apreciarlo ahora, cada caminante se lleva una idea diferente del brillante orador, docente y poeta que dejó un profundo lazo cultural y de amistad entre dos pueblos de la que él llamó aquí por primera vez Nuestra América.
Si es cubano, quizá evoque de inmediato un verso libre conocido desde la temprana infancia: “Cultivo una rosa blanca/en julio como en enero/para el amigo sincero/que me da su mano franca…”.
Si es guatemalteco, vendrá a su memoria el poema IX de sus Versos Sencillos y la estrofa inicial que a la izquierda del monumento está esculpida en una pequeña tarja: “Quiero, a la sombra de un ala, /contar este cuento en flor:/la niña de Guatemala, /la que se murió de amor.”
(Tomado de Orbe)
Tomado de: Prensa Latina
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