Orlando Freire Santana
La Habana 18 Oct 2023 - 18:01 CEST
'La historia de Cuba precisa de una nueva reescritura. Esta vez para recuperar la objetividad que le fue arrancada por la arbitraria y sesgada visión castrista del pasado.
Ficha policial de Fidel Castro, después del asalto al cuartel Moncada, 1953 - Facebook/Comandante en Jefe Fidel Castro
Son muchos los perjuicios causados por Fidel Castro y sus huestes a la nación cubana. La destrucción de la economía al estatizar todas las empresas y entidades, la eliminación de las libertades individuales, las muertes inútiles en las aventuras militares en África, las desapariciones de cubanos en el estrecho de la Florida, el haber convertido a la Isla en un país de emigrantes…. Y poco faltó para que su orgullo y obstinación nos borraran del mapa, de no haber sido por la cautela de John Kennedy y Nikita Jrushov.
Por estos días el oficialismo cubano ha recordado el aniversario 70 de la autodefensa realizada por Castro en el juicio que se le siguió tras la temeraria acción del asalto al cuartel Moncada. Juicio que mostró la benevolencia de la Justicia en la Cuba republicana. Primero, al permitírsele la autodefensa, que le posibilitó pasar de acusado a acusador del Gobierno de Batista y, después, la benigna condena a 15 años de prisión ante tan grave comportamiento. Y como colofón, un indulto presidencial tras solo dos años de prisión.
¡Qué diferencia con lo que hubiese sucedido actualmente! Imaginemos un ataque armado contra cualquier unidad militar u organismo de la Administración Central del Estado. Lo menos que la Justicia castrista les impondría a los ejecutantes de tal acción sería la cadena perpetua. Y ni pensar en un indulto.
El entonces joven Fidel Castro, al preguntársele sobre la autoría intelectual de esa acción armada, respondió con la que quizás sea una de las declaraciones más irresponsables de su vida: José Martí era el autor intelectual del asalto al cuartel Moncada.
Semejante afirmación, a la que tal vez no se le concediese mucha importancia en el momento de ser pronunciada, iba a cobrar una gran connotación después de la llegada al poder de Castro y sus barbudos de la Sierra Maestra. Penetraría como un virus maligno para envenenar la memoria histórica de la nación.
Porque en la Cuba castrista, con un sistema político tan totalitario como el de la Alemania nazi, se pondría de manifiesto la máxima esgrimida por el ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels: una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad.
De esa manera, la gran mentira dicha por Castro en el juicio del Moncada, repetida hasta la saciedad por la historiografía castrista, se ha convertido lamentablemente en una "verdad" para varias generaciones de cubanos que no han contado con otra visión del pasado.
La consecuencia de ello reporta un alto grado de nocividad. Un gran número de jóvenes cubanos que llegan al exilio, así como también muchos de los que permanecen en la Isla, no quieren saber nada acerca de José Martí, al que consideran responsable, en el fondo, del caótico estado de cosas existente en Cuba.
El intelectual comunista José Antonio Portuondo, en los tempranos años 60 de la pasada centuria, insistía en la necesidad de reescribir la historia de Cuba para superar el decadente discurso burgués, y abrirle paso al materialismo histórico de Marx.
Parafraseándolo, diríamos que la historia de Cuba precisa de una nueva reescritura. Esta vez para recuperar la objetividad que le fue arrancada por la arbitraria y sesgada visión castrista del pasado. Para que, entre otras cosas, José Martí y otros próceres ocupen el lugar que verdaderamente les corresponde en nuestra memoria histórica.
A pesar de haber recibido honores en la Isla, y de reposar inmerecidamente sus restos en un preeminente sitial del cementerio de Santa Ifigenia, no dudamos de que Fidel Castro ya haya sido condenado por la Historia.
Tomado de: Diario de Cuba
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