viernes, 21 de enero de 2011

Alfaro y Martí.

Ketty RomoLeroux G.
El Telégrafo
El próximo 28 de enero se cumplen ciento cincuenta y ocho años del nacimiento del libertador cubano José Martí.

Irónicamente, se conmemoran en ese mismo día noventa y nueve años del asesinato de nuestro Eloy Alfaro.

¡La vida y la muerte!

Dos fechas de trascendencia histórica continental.

La primera suscita júbilo. La otra, indignación, rebeldía...

Ambas llaman a la reflexión. Dos héroes anticolonialistas, antiimperialistas. Símbolos patrios de nuestros pueblos.

Martí alertó a las naciones del Sur sobre el peligro del dominio hegemónico del “Norte revuelto y brutal que nos desprecia”. Conocida es su reflexión: “Lo que Bolívar no dejó hecho está todavía por hacer en América”.

El “bravo Alfaro”, como lo llamó Martí, fue el intrépido guerrero, que dirigió su campaña a favor de la libertad y el derecho de los pueblos a la autodeterminación.

Alfaro y Martí fueron grandes amigos. Se conocieron en Nueva York el 24 de octubre de 1890.

Cinco años después, el 18 de mayo de 1895, Martí cae abatido heroicamente en Dos Ríos por el ejército español.

Alfaro, al mes siguiente, el 5 de junio, asume el poder, dando inicio a un paquete de transformaciones radicales en nuestra nación.

Una vez que tomó posesión de la Jefatura del Gobierno, dispuso que el coronel León Valle Franco organizara una expedición armada para apoyar a los insurrectos cubanos. Mas, el gobierno conservador de Colombia se opuso al paso por el Canal de Panamá.

Desilusionado, el 19 de diciembre de ese año dirigió a la reina María Cristina, regente del trono español, su famosa carta reclamando la independencia de la isla.

Alfaro y Martí personifican los ideales patrióticos de sus tiempos.

Ambos, muertos, convocan a las actuales generaciones a luchar por la defensa de la soberanía nacional y el fortalecimiento de la integración y unidad de América Latina, escenario actual de una revolución social que avanza.

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