sábado, 21 de marzo de 2009

Cuadernos éticos de José Martí para la niñez.

Miralys Sánchez Pupo
Colaboradora de Radio Rebelde
20 de Marzo de 2009, 11:52 a.m.

La Habana, Cuba.- José Martí ejerció el periodismo en periódicos y revistas disímiles a lo largo de su fructífera vida profesional. Pero en una de ellas dedicada a los más pequeños se sumó con entusiasmo ante el editor que consiguió de su labor una publicación hermosa a la que le dedicó su corazón al mismo tiempo de convertirse en cuadernos éticos para la niñez.

De los pasos martianos por aquella revista se han conservado los primeros cuatro números- los únicos que definitivamente salieron de la imprenta- y en ellos estuvo presente entre julio a octubre de 1889 los ejemplares que en la actualidad se han fusionado en un solo libro con la denominación dada a ella por el Maestro de La Edad de Oro.

Así la concibió en todo un amplio acercamiento a todo lo que pudrir ser útil para niñas y niños. Con gotas de su amplia cultura las escribió con el fino talento de su pluma con el interés de que ellos se sintieran amigo de aquel lejano hombre que las escribió con mucha sensibilidad para cada uno de ellos.

El volumen de temas diferentes estaba cosido por el sentido ético siempre expresado por Martí. Los títulos lo anuncian sus títulos como La Muñeca Negra, que a través de Piedad se muestra la igualdad del género humano. La utilización de la historia del hombre contada por sus casas como un acercamiento a su distribución geográfica, pero en todas partes con idénticas aspiraciones por una vida en paz para sus semejantes y descendiente.

Punto y aparte su visita a la Exposición Universal de París donde muestra a los pequeño todo lo de valor que ofrece el género humano hasta el acercamiento a esa dama-la Torre Eiffel- que asciende hacia el cielo como estimular nuevos conocimientos en los más pequeños que a lo largo del tiempo han agradecido sus páginas permanentemente vigentes en nuevas épocas.

En el reverso de la contraportada Martí les anunció “La empresa de La Edad de Oro desea poner en manos del niño de América un libro que lo ocupe y lo regocije sin fatiga, le cuente en resumen pintoresco lo pasado y lo contemporáneo”.

Con lenguaje sencillo el Maestro abrió la avidez de conocimiento de los pequeños al convertirse en un precursor de la literatura infantil en el mundo de habla hispana. Pero como periodista y asalariado en fin, no aceptó finalmente imposiciones del editor de la revista para tratar otros temas que consideró no apropiados para ellos y selló con la constancia de su ética el final de La Edad de Oro.

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