jueves, 11 de abril de 2024

Un solo Partido para dirigir y hacer la Revolución

Autor: Delfín Xiqués Cutiño
archivo@granma.cu
9 de abril de 2024 10:04:06

«Para la obra común se funda el partido, de las almas magnánimas y limpias. De pie la emigración entera, proclamó el 10 de abril su voluntad de ordenar en bien de Cuba (...)»

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Grupo hecho en diciembre de 1891, en Cayo Hueso, integrado por los dirigentes de la Convención Cubana, que invitó a José Martí a visitar esa histórica población. Foto: Archivo de Granma

Corrían tiempos en que se habían frustrado las esperanzas del pueblo: Cuba no había alcanzado su independencia del colonialismo español por medio de la lucha armada, y disímiles errores hacían sombra a los más puros ideales.

La Guerra de los Diez Años (1868-1878) fracasó socavada por errores estratégicos, regionalismo, desunión, además de falta de suministros bélicos. Culminó con el humillante Pacto del Zanjón, que promovía una paz sin independencia, y que fue rechazado por el General Antonio Maceo y su valerosa tropa en Mangos de Baraguá.

Luego se producen los alzamientos de la llamada Guerra Chiquita (1879-1880), durante la cual un grupo de patriotas se lanzan a la manigua, en zonas de Oriente y Las Villas, sin un plan único ni vínculos entre sí, comandados por el Mayor General Calixto García.

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José Martí junto a los tabaqueros emigrados cubanos, de la fábrica de Vicente Martínez Ibor en Tampa, Estados Unidos. Foto: Archivo Granma

No fue un movimiento nacional, sino la suma de alzamientos en la región central y oriental de la Isla. Se malogró, entre otras causas, por la falta de un liderazgo político y militar central, los prejuicios raciales, la posición reaccionaria de los partidos burgueses en el archipiélago, así como la efectividad de las acciones políticas y militares que desplegaron las autoridades españolas contra ese movimiento insurreccional.

Por ese entonces, José Martí desplegaba una amplia actividad política vincula­da con los emigrados, con el propósito de mantener encendido el fervor revolucionario. Las masas trabajadoras fueron la base ideológica que contribuyó a que el Apóstol se convirtiera en el jefe político de la revolución, al difundir su pensamiento político por medio del Partido Revolucionario Cubano (PRC).

El joven Martí, que no alcanzaba los 35 años de edad, era consciente de la pléyade de prestigiosos veteranos de la Guerra de los Diez Años que mostraban en su hoja de servicios en el Ejército Libertador, una brillante y heroica trayectoria revolucionaria, capaz de arrastrar tras de sí a grandes sectores de la población en una nueva guerra contra España.

Pero ninguno de estos venerables mambises, que tenían más de una cicatriz en su cuerpo, recibidas en combate, reunía las condiciones indispensables para unir en un haz a las fuerzas dispersas y contradictorias de la nación cubana, en un programa común de lucha.

Por lo tanto, era indispensable crear una organización política disciplinada que acogiera en su seno a todos los revolucionarios cubanos, sin distinción de raza, de credo ni clase; a los que residían en la Isla, y a los del exterior. Y a esa tarea se dedicó en cuerpo y alma José Martí.

Renunció a los cargos que venía desem­peñando como cónsul de Argentina, Uruguay y Paraguay en Nueva York, y a otras responsabilidades como colaborador en diferentes periódicos, para dedicarse, a tiempo completo, a la preparación y fundación del Partido Revolucionario Cubano y del periódico Patria, concebidos para la organización del reinicio de la Guerra Necesaria.

El presidente del club Ignacio Agramonte, de Tampa, lo invitó, el 16 de noviembre de 1891, a participar en una fiesta artístico-literaria. Allí existía una numerosa y revolucionaria emigración cubana que laboraba, principalmente, en los talleres de las fábricas de tabaco. El Apóstol lo sabe, por eso acepta.

El día 26 del propio mes se reúne en esa ciudad floridana con los representantes de los clubes locales, con quienes discute y aprueba un importante documento, redactado por Martí, conocido como Resoluciones, que exhor­taba, por iniciativa popular, a la unión revolucionaria y, en primer lugar, a la necesidad urgente de reunir, en acción republicana y libre, a todos los elementos revolucionarios honrados, entre otros acuerdos. Por la noche, en el Liceo Cubano, pronuncia su discurso Con todos, y para el bien de todos.

A final de diciembre, Martí visita Cayo Hueso, donde radicaba una influyente y revolucionaria emigración cubana. Allí presenta –el 3 de enero–, a los dirigentes de la Convención Cubana de esa localidad, el proyecto de los documentos para la constitución del PRC, con los que discute algunos detalles hasta quedar listos para su redacción final.

Dos días después, en esa localidad, el Maestro preside una reunión en la que están presentes delegados de Tampa, Cayo Hueso y Nueva York, quienes aceptan y aprueban las Bases del Partido Revolucionario Cubano y sus Estatutos, documentos aprobados, sucesivamente, por los emigrados y otras asociaciones y clubes de diferentes ciudades en el exterior.

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Casa del patriota Teodoro Pérez en Cayo Hueso, donde se hospedaba con frecuencia José Martí. Allí comenzó a redactar los documentos de lo que sería el Partido Revolucionario Cubano. Foto: Archivo de Granma

La visión política de Martí y su sentido de la propaganda y la divulgación de las ideas revolucionarias para contrarrestar la labor diversionista y divisionista del enemigo, lo lleva a fundar –el 14 de marzo de 1892– el periódico Patria, como vocero de la emigración a favor de la independencia de Cuba y Puerto Rico, en el cual escribió: «Nace este periódico, a la hora del peligro, para velar por la libertad, para contribuir a que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden».

Terminado el proceso de deliberaciones y consultas –8 de abril–, el Consejo de Presidentes y Delegados de Clubes, presidido por José Dolores Poyo, confirmó la elección de José Martí como Delegado, y de Benjamín Guerra como Tesorero. Y el 10 de abril de 1892 se proclamó, oficialmente, la fundación del Partido Revolucionario Cubano (PRC).

En su artículo La proclamación del Partido Revolucionario Cubano el 10 de abril, publicado en Patria, seis días después Martí señaló: « …Para la obra común se funda el partido, de las almas magnánimas y limpias. De pie la emigración entera, proclamó el 10 de abril su voluntad de ordenar en bien de Cuba, con todos los factores honrados de las fuerzas necesarias para acelerar la independencia de Cuba y Puerto Rico, en acuerdo con los principios de las Bases y los métodos de los Estatutos del Partido Revolucionario Cubano…».

Martí no solo nos legó los ideales de justicia, independencia y unidad, también trajo hasta hoy la verdad de que las fuerzas de las revoluciones deben estar unidas en un mismo haz; la verdad de que en la unión está la fuerza.

Fuente:

  • José Martí 1853-1895. Cronología, Ibrahim Hidalgo Paz.
  • La trascendencia de crear el Partido, por Raúl Rodríguez la O, Granma, 10 de abril de 2007.

Tomado de: Granma

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