Por Papel Literario
Por KATHERINE CHACÓN
abril 5, 2025
“La sinceridad es, para Martí, un valor ético y estético, en tanto es el resultado de una implicación afectiva con el mundo y el fundamento de una nueva escritura. Cuando señala que ‘se ha de escribir viviendo, con la expresión sincera del pensamiento libre’, Martí propone la literatura como una expresión de la conciencia, un decir en sintonía con un sentir que ha sido decantado en el tamiz del amor y el sacrificio”

ESTATUA DE JOSÉ MARTÍ, CUBA
Amar: he aquí la crítica.
El cariño es la más correcta y elocuente de todas las gramáticas.
He padecido con amor.
José Martí
Es amplia y de larga tradición la literatura referida al «amor noble». Afecto desinteresado, el amor noble es esa emoción gentil y caballeresca que se funda en la fraternidad humana y se manifiesta en el sacrificio. La bondad natural y activa lo define; la cortesía es su código; la belleza y la justicia, sus ideales.
En uno de los sonetos de La Vita Nova, «Amore e ‘l cor gentil sono una cosa», Dante señala que la nobleza —el amor a la virtud misma— es inseparable del verdadero sentimiento amoroso. Diferente del amor erótico, de la pasión sensual, cuyo fin es la posesión del ser deseado y cuyo ímpetu puede ser destructivo, el amor noble es, más bien, una ‘pasión apolínea’, límpida, constructiva, en constante búsqueda de la integridad. Su eje moral se encuentra en la doctrina cristiana. Pasión del sentimiento y no del cuerpo —pero pasión, al fin y al cabo—, el amor noble posee también un flanco de nocturnidad, de desengaño.
Los textos del gran escritor y político cubano José Martí, esparcidos en poemas, artículos periodísticos, narraciones, ensayos, cartas, diarios y conferencias, se hallan esencialmente vinculados a esta verdad vital que amalgama reflexión ética y acción virtuosa. En él –escribirá Cintio Vitier– «literatura y servicio, literatura y redención histórica del hombre, son elementos inextricablemente unidos [… y] no es posible despojar a ninguna página de Martí de su carácter nativamente ético, moralizador» (1). Martí expresa una «noción evangélica» de la literatura, volcando la palabra al servicio de los hombres, y situándose, por esta vía que antepone la voz al signo, en un punto opuesto a las tendencias literarias dominantes en su época.