domingo, 29 de agosto de 2021

Odisea de José Martí en México (III)

Jorge Nuño Jiménez
24/08/2021

El 5 de mayo de 1875 José Martí fue invitado a las fiestas de Tlalpan de obreros y estudiantes. Fecha patriótica: se conmemoraba el triunfo de las armas de la República contra el imperio espurio de Maximiliano de Habsburgo.

Comentó en dicha ceremonia lo siguiente: "Las fiestas patrióticas son necesarias y útiles, los pueblos tienen necesidad de inspirarse en algo grande, sensible, que no es otra cosa que su propia conciencia, creencias y tradiciones de su propia tierra".

En aquellos días se desarrollaba en México una enconada lucha por el poder entre lerdistas y porfiristas en la Cámara de Diputados al grito de ¡religión y fueros!

Martí no era un hombre suavecito, dulzón, de frasecitas elegantes; era contundente, defendía siempre el orden constitucional de la República bajo el régimen de Lerdo de Tejada, a quien conoció y estableció con él una amistad permanente.

En los debates de aquel Congreso se distinguió por ser un defensor enérgico de las Leyes de Reforma, criticadas severamente por la iglesia conservadora. Afirmaba que: "La oposición no ataca, roe, finge lo que no existe, no tiene inteligencia ni autoridad moral para censurar, no sabe que no sabe y no entiende que no entiende, es una oposición iracunda y tramposa, inspirada egoístamente en la ambición del poder, agitaba al pueblo, incitándolos a una rebelión, preparando así el camino a la tiranía: la dictadura”.

Rosario de la Peña: “Amor con amor se paga”. Nos encontramos en los elegantes salones de la calle de Santa Isabel, en una tertulia literaria, llamaba la atención una mujer candorosa, hermosísima cuyos cabellos coronaban su magnífica frente.

Aquella maravillosa mujer flechó a muchos pretendientes, como don Justo Sierra, Guillermo Prieto y no podía faltar José Martí, quien afirmaba: “La inteligencia y el corazón de Rosario valen más que su hermosura”. Los poetas de la época la pretendían con delirio, hipnotizaba y encantaba a los hombres, los embrujaba. Dos años antes el poeta Manuel Acuña, loco de pasión por ella, le dedicó el poema “Nocturno”, y luego se suicidó.

Martí la conoció una noche de verano en el salón de Santa Isabel. Este joven de 23 años había sido flechado por Cupido, declarándole su amor. Martí le dijo entonces: "¿Cuándo podré verla a solas?" Rosario realmente nunca estuvo enamorada de José Martí, sin embargo, paseaban largas tardes solos, perdiéndose en el Bosque de Chapultepec, bajo los milenarios ahuehuetes. Tal vez esos árboles fueron testigos mudos y el cielo también de lo que el viento no se llevó.

José Martí se distinguía en los debates del Congreso y los cenáculos literarios. Los periodistas preguntaban: "¿Quién es Martí?" El periódico El Siglo XX afirmaba: "Tiene una voz clara y simpática, no es un filósofo, ha caído aprisionado en los anillos de la lógica, la palabra de este joven seduce, encanta y enajena".

La revista El federalista, dirigida por Justo Sierra, comentaba: "El discurso de Martí es arrebatador, elocuente, cede la palabra al filósofo, muestra sus galas de oratoria, algunos cubanos en México decían: este joven será terrible en la plaza pública, a la hora de la libertad de Cuba, podrá arrancar lágrimas de un sepulcro, será el orador favorito de las mujeres y de los niños y esperanza de la libertad de su patria".

El joven Martí abandona la Ciudad de México el 2 de enero de 1877, debido a nuevas circunstancias políticas: el ascenso al poder del general Porfirio Díaz.

Desde la barandilla del barco observa con nostalgia alejarse la imagen del Puerto de Veracruz. Regresaría después para terminar la primera rapsodia de su odisea: la libertad de su patria. No claudicaría, ni escucharía el canto y embeleso de la sirena ninfa de la isla Calipso.

Los dioses del Olimpo lo seleccionaron para ser el libertador de su patria, Cuba, por inspirarse en la patria grande: NUESTRA AMÉRICA. El eslabón histórico, indisoluble entre México y Cuba se llama José Martí.

Internacionalista

Tomado de: El Universal

No hay comentarios: