Por Luis Ernesto Martínez González
Mar 25, 2025
En 1895 José Martí estudió el contenido del libro La igualdad de las razas humanas, del haitiano Antenor Firmin.
Entre 2000 y 2001 el historiador cubano Rolando Rodríguez localizó en el Archivo Central del Instituto de Historia y Cultura Militar de Madrid numerosos documentos que José Martí llevaba consigo al caer en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895. Los nuevos hallazgos se dieron a conocer en un suplemento especial del periódico Juventud RebeldeV en 2001. Ese mismo año se publicó Martí: los documentos de Dos Ríos, por la Editorial Sed de Belleza de Santa Clara. Con el título “Los documentos de Martí en Dos Ríos”, se incluyeron en la antología de la obra de este autor titulada Los vientos huracanados de la historia (2013), que dio a la luz la Editorial de Ciencias Sociales.
Entre ellos se encontraban unas hojas de libreta rayada, donde se leían, anotadas “…de mano de Martí una cierta cantidad de citas y aforismos, copiados básicamente en francés, aunque hay algunos en alemán, español y latín”. El investigador Luis Toledo Sande identificó que provenían del libro De l’égalité des races humaines, del haitiano Antenor Firmin. Sobre ellos agregó: “Las citas de Firmin que Martí llevaba al morir, están en francés; pero no siempre son reproducciones textuales, sino más bien extractos para su uso personal: tienen cortes, incorporaciones y algún comentario o acotación del propio Martí”.
Además de su valor como parte de la papelería martiana, los apuntes acerca del libro La igualdad de las razas humanas, es una evidencia de la relación entre dos hombres que hicieron de la libertad de sus pueblos el sentido de sus vidas.
Un haitiano extraordinario
Joseph-Anténor Firmin (1850-1911) fue un antropólogo, escritor, diplomático y político haitiano. Trabajó de maestro desde muy joven y ejerció como abogado. Se vinculó a la política de su país, fue ministro en varias ocasiones y candidato presidencial en 1902. Fundó Le Messager du Nord, publicación sobre política y literatura. Publicó Haïti et la France (1891), Une Défense (1892), Diplomate et Diplomatie (1898), M. Roosevelt, Président des Etats-Unis et la République d’Haïti (1905) y Lettres de Saint-Thomas. Études Sociologiques, Historiques Et Littéraires (1910). Murió exiliado San Tomás, Islas Vírgenes.
Antenor Firmin. Foto tomada de Internet.
Representó a su país en Venezuela, para la celebración del centenario de Simón Bolívar en 1883. De apasionado pensamiento liberador, fue partidario de la Confederación Antillana. Estuvo entre los promotores del Primer Congreso Panafricano, celebrado en 1900 en la ciudad de Londres. En 1909 fue ministro de Haití en La Habana.
Antenor Firmin arribó a Francia en 1884. Establecido en París, fue propuesto como miembro de la Sociedad Antropológica de París. En esta institución científica conoció las ideas prevalecientes de la antropología positivista, a la cual se adhirió. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de sus colegas, para Firmin esto fue un acicate para demostrar la igualdad de todos los seres humanos, más allá de reales o supuestas diferencias físicas e intelectuales.
José Martí y Antenor Firmin se conocieron en Cabo Haitiano en 1893, en ocasión de la visita que el Delegado del Partido Revolucionario Cubano realizó a esa ciudad. Sobre el encuentro entre ambos escribió el Apóstol a su amigo Sotero Figueroa el 9 de junio de 1893: “Ayer hablé de Vd. con un haitiano extraordinario, que por Betances y por Patria lo conocía; con Antenor Firmin”. Años después, Firmín rememoró este suceso en un artículo, donde calificó al cubano como “…el incomparable José Martí…” y señaló que habían experimentado “…una irresistible simpatía el uno por el otro”.
Un libro fundador
El más célebre y relevante libro de Antenor Firmin, De l’égalité des races humaines (Anthropologie positivé), se publicó por vez primera en 1885. Ha tenido varias ediciones, en inglés y francés, desde la década de los años 60 hasta nuestros días. En Cuba se realizó, en 2013, una edición en español, con el título de Igualdad de las razas humanas (Antropología positiva). Se inicia con valiosos estudios sobre Firmin y su libro, debidos a Jean Maxius Bernard y Luis Toledo Sande. Esto contribuyó a su conocimiento entre los cubanos. Es una impresión cuidada, aunque no incluyó todas las notas al pie del texto original.
Portada del libro De l’égalité des races humaines (Anthropologie positivé) (1885). Archivo del autor.
Está dividido en veinte capítulos y desde el inicio quedó clara la intención de Firmin: ofrecer una respuesta a las ideas del francés Joseph Arthur de Gobineau (1816-1882). Este autor, en su obra Essai sur l’inégalité des races humaines (1853-1855), inauguró una era de racismo científico. Con ella, trató de fundamentar “científicamente” la discriminación racial y, por ende, la esclavitud, el despojo colonial y las guerras de conquista en África y Asia.
Portada del libro Essai sur l’inégalité des races humaines (1853-1855). Archivo del autor.
Uno de los aspectos más relevantes de La igualdad de las razas humanas, es que Firmin realizó una ingeniosa sustentación de su tesis en el darwinismo. Fue un claro índice de sagacidad intelectual, pues Gobineau era francés y miembro de una comunidad científica que se mantuvo firme muchos años en una tenaz oposición a las teorías evolucionistas, y particularmente al darwinismo. Esta es la razón por la cual abundan en el texto los elogios hacia Charles Darwin.
Joseph Arthur de Gobineau. Imagen tomada de Wikipedia.
Más allá de la respuesta a los criterios de Gobineau, el libro de Firmin es una contundente respuesta al racismo de su tiempo y también al del nuestro. Es, en sí mismo, la demostración de que la inteligencia y la verdad científica no son patrimonio de ningún grupo humano. Ni mucho menos, patrimonio exclusivo de determinado color de la piel.
Debido a la riqueza emancipadora de su obra, pero sobre todo de este libro, la figura de Antenor Firmin ha sido objeto de valiosos estudios y análisis en las últimas décadas.
Acerca del valor de la obra legada por Firmin a su patria y a Nuestra América, el escritor haitiano Delinois Martin Celestin señaló en 1945:
“«Haití debe servir para la rehabilitación del África». Tal fue su sueño. Abogado de su raza, esa raza negra tan desacreditada y sin embargo tan llena de vigor y de posibilidades, puso al triunfo de su causa, su corazón y su cerebro. Estaba, decía, en su destino de escribir libros improvisados. Los improvisaba, sin duda, pero como escultor genial, los tallaba en la roca de la inmortalidad”.
Los apuntes martianos
En el diario escrito por José Martí a su paso por Haití en 1895, hay referencias a momentos en los que adquirió, observó o pudo leer algunos libros, la mayoría quizás publicados en francés. Es probable uno de ellos fuera La igualdad de las razas humanas. El 2 de marzo de 1895 escribió: “…revuelvo libros viejos…”. Al día siguiente anotó una anécdota relacionada con “…el segundo prontuario científico de Paul Bert”. En la misma fecha volvió a referirse a textos franceses: “Hojeo libros viejos…”.
Más adelante, mencionó que había encontrado “…un montón de libros olvidados bajo una consola…”. El 6 de marzo, ya en Montecristi, llamaron su atención unos “…libros descuadernados…”. Lo mismo ocurrió un mes más tarde, al observar el camarote del capitán del vapor Nordstrand. Por último, en Cabo Haitiano, tuvo otra oportunidad de adquirir libros. Señaló que, para mitigar su soledad, le entregó al negro Tom:
“Con un doblez de papel en que pido libros, para escoger, a la librería de la esquina, la librería haitiana, le doy un billete de dos pesos, a que lo guarde en rehenes, mientras escojo.—Y el librero, el caballero negro de Haití, me manda los libros, —y los dos pesos”.
Fueron varias las oportunidades en que José Martí pudo haber interactuado con el libro La igualdad de las razas humanas, leerlo y realizar los apuntes mencionados. Es evidente que, ante la imposibilidad de poder llevar consigo el voluminoso texto de casi 700 páginas, acudió a una estrategia de aprendizaje que ponía en práctica desde hacía muchos años: resumió o copió textualmente los aspectos que consideró más interesantes y valiosos.
Entre los apuntes que hizo José Martí del libro La igualdad de las razas humanas, estuvieron dos frases del filósofo griego Platón (427-347 ane). La primera es textual: “Que nul n’entre chez moi, s’il n’est géometrie”. (Que nadie entre en mi casa a menos que sea experto en geometría).Fue tomada por Firmin de la obra Chiliades, escrita por el erudito bizantino Jean Tzetzès (1110-1180). La segunda frase proviene del texto Timeo, del propio Platón: “La musique, la géometrie et l’astronomíe étaient les anses de la philosophie”.
Otra nota de José Martí resume un comentario añadido por Firmin a una idea del antropólogo francés Paul Topinard (1830-1911). Se relaciona con la influencia de la inteligencia en la intensidad de la acción nerviosa. También copió otras dos citas. Una es del poeta latino Virgilio (70-19 ane): “Mens agitat molem”, que puede traducirse como “Un pensamiento mueve montañas”. La segunda pertenece al médico y filósofo holandés Jacob Moleschott (1822-1893). Está escrita en alemán: “Ohne Phosphorus, kein gedanke”, o sea: “Sin fósforo, no hay pensamiento”. Es una de las frases más célebres de Moleschott en defensa del materialismo en la fisiología animal.
Otra frase copiada del libro de Firmin por José Martí fue anotada por un interés personal. Plantea la relación entre la fuerza moral y la voluntad humana ante los más duros obstáculos, de lo cual su propia vida fue ejemplo. También anotó una cita de Alexander von Humboldt (1769-1859), que apareció originalmente en su grandiosa obra Cosmos, sobre la clasificación de las razas humanas. Lo mismo hizo con un criterio del biólogo inglés Thomas Huxley (1825-1895) en torno a los grupos humanos de acuerdo al tipo de cabello.
En la libreta que acompañó a José Martí en 1895 también aparece un extenso párrafo, conformado a partir de varias partes del libro La igualdad de las razas humanas. Trata sobre las diferencias en el color de la piel de los seres humanos. Los primeros apuntes son casi textuales, mientras que el último es un abreviado resumen de la hipótesis defendida por Firmin para explicarlas. En otro, resumió planteamientos sobre la clasificación de las lenguas.
Acerca de las lenguas aglutinantes, apuntó el Apóstol una cita del arqueólogo y lingüista francés François Lenormant (1837-1883), que Firmin incluyó en el libro. También copió el criterio del autor haitiano sobre las lenguas de flexión y lo expresado por Lenormant en relación con el hausa, idioma del África Central. Transcribió, además, la conclusión final del resultado obtenido por Firmin al comparar el peso del cerebro en varios individuos de diferentes características físicas. Esto le permitió rebatir cualquier criterio de desigualdad.
Portada de la edición cubana de Igualdad de las razas humanas (2013). Biblioteca del autor.
La lectura martiana del libro La igualdad de las razas humanas, del intelectual haitiano Antenor Firmin, demuestra su interés por el conocimiento científico, sobre todo cuando era una base sólida para defender la igualdad humana. Los apuntes que realizó son evidencias que reafirman el empleo de la lectura, la toma de notas y la elaboración de resúmenes, como estrategias de aprendizaje. Incluso, como es el caso, en momentos de gran tensión, en los cuales nunca decayó su dedicación al estudio.
Para José Martí todo aporte a la defensa de la dignidad humana era digno de resaltar. Así seguramente lo pensó de este hermoso y militante libro, que demuestra la relación, en pensamiento y acción, de dos grandes de Nuestra América. (ALH)
Tomado de: TV Yumurí
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