Francisco Vicente Aguilera, un hombre desconocido en profundidad

por Georgina Camacho Leyva
Publicado el 4 marzo, 2025 • 11:04

Como parte de las presentaciones durante la Feria Internacional del Libro de La Habana y a pocas horas del aniversario 148 del fallecimiento del patriota cubano Francisco Vicente Aguilera el 22 de febrero de 1877, la doctora Onoria Céspedes Argote expuso el contenido del primer tomo de su obra “He aquí mi juicio”.

En la foto: Onoria Céspedes Argote, René González Barrios y Sergio Guerra Vilaboy.

En el contexto de fechas relacionadas con la independencia cubana como el 24 de febrero de 1895 que marcó una nueva etapa de la guerra iniciada en 1868, y la muerte en combate desigual de Carlos Manuel de Céspedes el 27 de febrero de 1874; de la editorial Bachiller, el libro se presentó en formato digital el 21 de febrero en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, el mismo trata sobre las memorias del prócer independentista en la emigración (Estados Unidos, Londres y París) entre 1871 y 1872.

Entre los presentes en la actividad estaban los doctores, René González Barrios director del Centro Fidel Castro Ruz, y el académico Sergio Guerra Vilaboy. De la Biblioteca, su director Omar Valiño y Yaremis Pérez directora de Ediciones Bachiller.

Aguilera es, “un gran hombre que en su profundidad es desconocido en Cuba” comentaba el director de la institución cultural al introducir la presentación.

Por su parte, González Barrios se refirió al Mayor General del Ejército Libertador como “uno de los más importantes próceres de la independencia de Cuba, alma acrisolada y virtuosa a quien la historia no ha hecho justicia entre los padres fundadores de la nación cubana”.

René hizo referencia al gran trabajo realizado por la investigadora Onoria que, como entusiasta e incansable mambisa, sólo del Archivo Nacional de Cuba tuvo que transcribir cientos de legajos para hacer pública la papelería de Aguilera.

“Una valiosa contribución a la historiografía sobre nuestras guerras por la independencia”. El estudio de la vida, pensamiento y obra de éste hombre, es imprescindible para entender las complejidades históricas de la Guerra de los Diez Años, señaló René, la unidad de las fuerzas revolucionarias, la diversidad de ideas, la diplomacia mambisa, el papel de la emigración, la forja de un escudo protector de nuestras islas, así como las apetencias imperialistas sobre Cuba.

Uno de los cubanos más ricios de su época, murió muy pobre en Nueva York imaginando un pedazo de tierra en su país para vivir con su familia, destacó el intelectual. “Qué felices seremos entonces con la conciencia de haber contribuido con todos nuestros esfuerzos a hacer nuestra patria libre”, escribió a su esposa en 1872.

Por mandato viajó a Estados Unidos, se consideraba que sólo él podía limar las divisiones de los cubanos en el extranjero. Sus restos mortales reposan en su Bayamo natal desde 1910.

Comentaba Sergio Guerra, que el texto contiene apuntes que Aguilera hacía a diario en los que también dejaba su opinión en el abordaje de disímiles temas, entre ellos, sobre el gobierno de Estados Unidos, la repercusión de la guerra en América Latina y el esfuerzo por lograr el respaldo de esos países.

Explicaba la autora que se refirió, además, a cómo Estados Unidos trató todo el tiempo de frenar el avance del Ejercito Libertador. Que este gran hombre dejó su testimonio ante la historia en estas memorias, “su inquebrantable patriotismo y los sacrificios personales”.

Como si viviera en estos tiempos, de Estados Unidos decía Aguilera que Demócratas y Republicanos todos eran yanquis, personificación del egoísmo, que la política de Washington era agresiva, materializada, desnaturalizada, supeditada a los intereses mercantiles sacando de ello provecho. Que sólo ayudarían a Cuba cuando se ayudaran a sí mismos.

Señalaba la doctora Onoria que, “es una generación que a excepción de Carlos Manuel de Céspedes ha sido poco estudiada, es poco conocida y tenemos esa deuda con la historiografía cubana”. Agregó que, “determinadas manifestaciones ideológicas de los revolucionarios de 1895 tuvieron un punto de partida en la ideología de 1868”.

Es un libro imprescindible que deben conocer las jóvenes generaciones, recalcó el profesor Sergio Guerra.

Tomado de: Trabajadores