Rafael Evaristo Santos Badía
21/05/2025 00:00
El pasado 19 de mayo se conmemoraron 130 años de la caída en combate de José Martí, líder intelectual de la independencia cubana, en Dos Ríos.
Su muerte marcó un punto de inflexión en la lucha independentista y dejó un legado imborrable en la historia de América Latina.
Martí formó una alianza estratégica con el militar dominicano Máximo Gómez, simbolizando la unión de la razón y la espada.
Esta colaboración fusionó el pensamiento político revolucionario con la experiencia militar, fortaleciendo el movimiento independentista.
En este contexto, el presidente dominicano Ulises Heureaux también jugó un papel crucial al permitir que Martí y Gómez utilizaran territorio dominicano como plataforma para la organización revolucionaria.
Un contexto histórico decisivo
La Guerra de Independencia de Cuba (1895-1898) representó el último intento por liberarse del yugo colonial español. Tras el fracaso de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), los líderes revolucionarios en el exilio entendieron la importancia de reorganizarse.
José Martí, desde la República Dominicana, trabajó incansablemente para unificar las fuerzas independentistas dispersas.
Máximo Gómez se convirtió en el aliado militar clave para Martí. Con experiencia previa en la Guerra de los Diez Años, Gómez aportó la destreza militar necesaria para enfrentar a las tropas coloniales. El presidente dominicano Ulises Heureaux, aunque autoritario, compartía el sentimiento anticolonialista y permitió que los preparativos bélicos se desarrollaran sin interferencia estatal.
El viaje hacia la libertad
El 25 de marzo de 1895, en Montecristi, República Dominicana, Martí y Gómez firmaron el Manifiesto de Montecristi, que consolidaba los principios de la guerra: independencia, inclusión racial y social, y el establecimiento de una república democrática. El 1 de abril partieron desde Cabo Haitiano, Haití, hacia Cuba en el barco ‘Brothers’, sorteando dificultades marítimas y la vigilancia española.
Finalmente desembarcaron el 11 de abril en Playitas de Cajobabo.
Aunque no hay evidencia de apoyo financiero directo de Heureaux, su postura de no interferencia fue esencial para que Martí y Gómez coordinaran sus esfuerzos revolucionarios.
La trágica caída de un líder
El 19 de mayo de 1895, solo un mes después de su llegada a Cuba, José Martí cayó en combate en Dos Ríos. Su muerte significó una pérdida devastadora para el movimiento independentista cubano. A pesar del golpe emocional, Máximo Gómez continuó la lucha, motivado por el legado de su compañero.
Un legado que trasciende
La colaboración entre José Martí y Máximo Gómez se ha convertido en símbolo de la conjunción entre pensamiento y acción en la lucha por la libertad. La visión republicana de Martí y la experiencia militar de Gómez sentaron las bases de una estrategia revolucionaria que marcó la historia de Cuba. La postura indirecta de Ulises Heureaux también resalta la conexión entre la lucha cubana y el espíritu anticolonialista caribeño.
Aunque Martí no llegó a ver la independencia lograda en 1898, su pensamiento y sacrificio permanecen vivos en la memoria histórica cubana. La alianza entre Martí, Gómez y Heureaux representa un ejemplo de solidaridad y compromiso con la libertad. Hoy, al conmemorar 130 años de su caída, recordamos su valentía y su legado inmortal.
Tomado de: Listín Diario
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