Por Gislania Tamayo Cedeño
17 junio, 2025
Hace justo 120 años murió en su hogar habanero el 17 de junio de 1905, Máximo Gómez Báez aquel dominicano que dedicó parte de su vida a la “querida y sufrida Cuba”.
Convertido en una figura de incuestionable capacidad y autoridad militar, Máximo Gómez dejó vibrando a los cubanos con su impresionante grito de: “Al Machete”.
Esta acción conocida como “La Primera Carga al Machete”, de la guerra de independencia cubana realizada frente a un batallón español dejó un saldo de más de 200 muertos.
A Cuba llega Máximo Gómez Báez procedente de Santo Domingo acompañado de su madre y dos hermanas y se instala en Manzanillo, luego se traslada en una hacienda en el poblado de El Dátil, sitio cercano a Bayamo.
El trato inhumano que se les daba a los esclavos, conmovió la sensibilidad de Gómez y sus compatriotas, quienes no habían vivido en su tierra natal esas costumbres, ni la profundidad de las diferencias sociales y económicas.
En Cuba se incorporó a la causa independentista para pelear por la libertad del negro esclavo y el criollo explotado por el colonialismo español.
Varón de carácter recto, intransigente, digno, cualidades que hicieron de él un hombre querido y respetados por todos.
El Generalísimo, como se le conoce le imprimió a sus tropas una disciplina implacable, dura. Tanto soldados como prefectos mambises supieron de las penas de muerte y la degradación ante hechos equivocados.
El 11 de septiembre de 1892, José Martí lo visita en Montecristi, República Dominicana. Desde Santiago de los Caballeros, le escribe proponiéndole el mando del Ejército Libertador de Cuba.
“El partido Revolucionario Cubano viene hoy a rogar a usted, repitiendo su sacrificio, ayude a la Revolución, como encargado supremo del ramo de la guerra, a organizar, dentro y fuera de la isla, el Ejercito libertador (…) Yo ofrezco a usted, sin temor de negativa, este nuevo trabajo hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres…”
Días después Máximo Gómez, le contesta:
“Desde ahora puede usted contar con mi servicios.”
De tal manera es que José Martí, el Héroe Nacional de Cuba lo calificó de organizador enérgico “de quien solo grandezas espero…Donde está él, está lo sano del país, y lo que recuerda y lo que espera”.
Su incesante batallar junto a los cubanos, lo llevó a ocupar el cargo de General en Jefe, el más alto de las fuerzas libertadoras, el mismo que puso en sus manos José Martí.
El 12 de marzo de 1899, la Asamblea del Cerro acordó la destitución de Máximo Gómez como General en Jefe del Ejército Libertador y la eliminación definitiva de ese cargo.
Ante tal situación el Generalísimo, mediante un manifiesto a la nación, expresó:
… Extranjero como soy, no he venido a servir a este pueblo, ayudándole a defender su causa de justicia, como un soldado mercenario; y por eso desde que el poder opresor abandonó esta tierra y dejó libre al cubano, volví la espada a la vaina, creyendo desde entonces terminada la misión que voluntariamente me impuse. Nada se me debe y me retiro contento y satisfecho de haber hecho cuanto he podido en beneficio de mis hermanos. Prometo a los cubanos que, donde quiera que plante mi tienda, siempre podrían contar con un amigo.
Como jefe militar en Cuba, durante la Guerra de los Diez Años y la de 1895, el guerrillero dominicano hizo derroche de habilidad, constancia y decisión que eran reflejos de la prudencia, astucia y paciencia, bases fundamentales de su método de lucha.
Antonio Maceo lo engrandece diciendo: “¿No es el más capaz de todos, y el que ahoga la ambición mezquina con su gloria y con su espada, más grande y más brillante que todos?”.
Por su parte el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, destacó que “supo convertirse en hijo insigne y entrañable del pueblo cubano por derecho ganado en su lucha por la independencia de Cuba, a la que aportó su brazo y su machete, su genio militar y su coraje, un notable talento político y un profundo pensamiento revolucionario”.
Todas las acciones de Gómez con respecto a Cuba constituyen una muestra ejemplar de desinterés y entrega ilimitada. Por ello el pueblo cubano le dio sobradas muestras de gratitud, respeto y cariño.
Fue un brillante orador como lo demuestra esta arenga pronunciada momentos antes de iniciar una de las últimas batallas de la guerra final: …Cubanos, se nos presenta otro momento difícil. La dificultad aviva nuestra energía. Bienvenido sea este momento.
Los españoles han perdido la guerra; pero quieren caer con honra. Ellos son nuestros padres; nos alegramos de su decisión. Si ellos buscan la honra en la derrota, nosotros queremos que el heroísmo acompañe nuestra victoria.
Se aproxima una dura campaña. Démosle la bienvenida. Haremos frente al enemigo y no saldremos de esta zona. Nuestro machete está ya inquieto en su funda. Los tiros españoles enardecen nuestros pechos. Estamos todos al servicio de la Patria tiene hoy todos nuestros afectos, nuestra pasión merecida.
Morir es una gloria, no un dolor. Los que mueran serán los mejores; ellos vivirán más en la memoria de todas las generaciones. Levantemos nuestros corazones. Preparémonos para esta nueva embestida, la ultima quizás. El enemigo no da cuartel. Paguémosle con la misma moneda. Soldados, el clarín tocará a degüello. Obedecer es la suprema Ley. El clarín es la voz de Cuba Libre.
Su casa era Santo Domingo, la que nunca olvidó y la que guardó en su recuerdo por siempre.
En carta abierta a Bernarda Toro, fechada en el mes de abril, Gómez expresa en relación con la situación del país
“Los que esperan, están desesperados. Como va no espero nada, estoy muy tranquilo con mi inesperada situación, descargado de toda responsabilidad y gozando del cariño de este pueblo que ahora más que nunca, me lo ha demostrado, comprometiendo, por modo tan elevado y sentido, mi gratitud eterna. (…)
La actitud del Gobierno Americano con el heroico Pueblo Cubano, en estos momentos históricos, nos revela a mi juicio más que un gran negocio… Nada más racional y justo, que el dueño de una casa, sea él mismo que la va a vivir con su familia, el que la amueble y adorne a su satisfacción y gusto; y no que se vea obligado a seguir, contra su voluntad y gusto, las imposiciones del vecino. La situación pues, que se le ha creado a este pueblo; de miseria material y de apenamiento, por estar cohibido en todos sus actos de soberanía, es cada día más aflictiva, y el día que termine tan extraña situación, es posible que no dejen los americanos aquí ni un adarme de simpatía. ”
Fue general en la Guerra de los Diez Años y el General en Jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra del 95.
Tomado de: La Demajagua
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