sábado, 7 de junio de 2025

Un viaje a Venezuela: Crónica que refleja la visión geográfica, crítica y fundacional de José Martí a nuestra América

Por: Wolfgang R. Vicent Vielma
Viernes, 23/05/2025 12:19 PM

El 8 de enero de 1881, parte del puerto de Nueva York el vapor Felicia rumbo a la parte más septentrional de Suramérica, entre sus pasajeros viaja un ciudadano natural de la mayor de las Antillas, el escritor e independentista José Martí, quien emprende un nuevo viaje dentro de su peregrinaje de exiliado por sus luchas por la independencia de su amada Cuba. El 16 de enero llega a las agrestes costas de Curazao, y expresa de ella "Ante el mar limpio, terso, muelle y azul como ningún otro mar, luego de haber costeado largamente la isla; monótona y mondada, se ve al fin un pueblecillo compacto y risueño." El 19 llega a Puerto Cabello, poblado al que se referirá como pequeño pueblo que "con su jardín riente, cargado de platanales, de limoneros, de naranjos, de guanábanos, de dulces frutas del trópico,—que parece, rodeado por su verja de hierro, como un cesto de flores que marcha al encuentro de los viajeros." Posteriormente; el 21 de enero, muy temprano en la mañana arriba el Felicia al puerto de La Guaira, que Martí recordará como "La ciudad—arrojada irregularmente a los pies de una gran montaña, es accidentada y tortuosa, alegre, como encabritada sobre sí misma…"

Luego, en un cambio altitudinal, de la tibieza del puerto se ascenderá a la fría montaña que separa a Caracas del mar, ciudad a la que Martí se referirá como "la Jerusalén de los sudamericanos, la cuna del continente libre; donde Andrés Bello, un Virgilio, estudió; donde Bolívar, un Júpiter, nació;—donde se levantan a la vez el mirto de los poetas y el laurel de los guerreros, donde se ha pensado tanto en lo grande y donde se ha sufrido todo lo terrible; donde la Libertad—¡tanto luchó allí!— ". Entre lecturas y tertulias, su labor de periodista, profesor, su vivencia y observaciones en estas tierras, legará Martí una importante obra venezolanista y universal. En este escrito que estamos presentando, mostraremos una de esas obras en la que demuestra el gran amor que Venezuela le inspiró al gran poeta, la crónica "Un viaje a Venezuela" que fue escrita por Martí en francés, "Un voyage á Venezuela", probablemente elaborada entre los años 1881 y 1882, casi 10 años antes de su extraordinario ensayo, Nuestra América. Tomamos nota de "Un viaje a Venezuela" del volumen 19 de las Obras Completas de José Martí, publicada por el Centro de Estudios Martianos de La Habana (consultamos la edición de 2011). El 28 de julio de 1881 a bordo del vapor Claudius, por diferencias con el Presidente Guzmán Blanco, sale José Martí de Venezuela, después de una estancia de 6 meses en el país.

En esta extraordinaria crónica sobre Venezuela, escrita por este gran escritor y poeta cubano que en nuestra tierra desarrolló una importante labor poética, periodística y docente, trata sobre su visión crítica y fundacional de Nuestra América, allí, además de hermosas descripciones de Puerto Cabello, La Guaira, del camino de Los Libertadores en travesía por el Waraira Repano y de la decimonónica ciudad de Caracas, se aborda una amplia reflexión sobre la historia humana, la lucha de los pueblos que quieren progresar pero están apegados a sus costumbres; incultos campos; pueblos amenazados por naciones avaras; el derroche de las clases altas en la celebración del carnaval y la Semana Santa; de pueblos que no han superado sus odios domésticos; indígenas que temen a los blancos, de sus aristócratas que aborrecen a los negros, de sus aldeanos que no trabajan por miedo de ver sus campos arrasados por las revoluciones; el envilecimiento de hombres brillantes con la venta de su talento y honor; observa en Curazao refugiados políticos de Venezuela y de Colombia; y muchos alemanes que sueñan con la conquista de Venezuela, estiman que sólo hay que tomar a La Guaira, Puerto Cabello y Maracaibo, a lo que Martí replica "—Pero se olvidan de que un sarcófago vacío espera a los visitantes: el de Maximiliano.—".

En Venezuela Martí resalta la falta de apego a la identidad nacional, local; que la clase gubernamental busca permanentemente soluciones externas a problemas locales. Observa Martí que los venezolanos que saben leer y escribir, conocen al dedillo las obras de la literatura universal y hasta las traducen, pero no entienden las lenguas de los pueblos originarios. Estamos pues ante el escrito que denuncia el comportamiento de un país suramericano gobernado por el Liberalismo. Menciona la publicación de la Sociedad Agrícola de Francia, que señala la gran potencialidad agrícola de Venezuela por poseer las mejores tierras del mundo, dice Martí que acá están todos los climas y grandes ríos, que en un mismo ramo se puede disfrutar de la rosa de Malmaison y del jazmín de Malabar y "en la misma cesta la pera y el plátano" El poeta dice que "La vida es, el difícil arte de escalar una montaña" y que faltan acciones contundentes para el desarrollo del país, para que las clases populares y los pueblos originarios tengan acceso a la educación; que los gobernantes se preparen en el arte de gobernar y conozcan la idiosincrasia, las lenguas, potencialidades y necesidades de nuestros pueblos.

Leemos en la crónica que "La Biblia dijo la verdad: los hijos pagan por los pecados de los padres:—las repúblicas de América del Sur pagan por los pecados de los españoles. hermosos países amenazados, como siempre lo están, por naciones avaras". Dice Martí acerca de estos pueblos latinoamericanos que "tienen una cabeza de gigante y un corazón de héroe en un cuerpo de hormiga loca. Habrá que temerles por la abundancia y el vigor de sus talentos, cuando se hayan desarrollado". Escribe José Martí que "venimos de aquella tierra que vio nacer a ese hombre, que fue amado por Washington, Bolívar, que fue menos feliz que él, pero tan grande como él: nuestros caballos han pastado la hierba que antaño comieron los caballos de aquel formidable héroe, cuyas hazañas deslumbran como relámpagos, cuyos soldados, sin otros bajeles que sus inquietos corceles de guerra, se arrojaron al mar y sitiaron y tomaron las naves españolas".

La admiración y el amor que nuestra tierra le ha inspirado al gran poeta, educador y cronista José Martí, podemos verla magníficamente expuesta en esta expresión; "Venimos de Venezuela,—con los ojos maravillados aún ante tanta obra maestra de la naturaleza; con la esperanza renacida frente a los generosos esfuerzos que hace el país para repoblar sus bosques, renovar sus ciudades, acreditar sus puertos, abrir sus ríos al mundo". Las esperanzas y la convicción hacen que el poeta nos dedique también estas conmovedoras palabras: "y con el corazón entristecido por las razones históricas que todavía por algún tiempo harán subsistir en estos territorios tan bellos los rencores que los roen, la pobreza que los debilita, el combate pueril e indigno entre una casta desdeñosa y dominadora que se opone a la elevación, a la vida de las clases inferiores". De la hermosísima prosa de Martí leemos esta sentencia: "La libertad no es una bandera a cuya sombra los vencedores devoran a los vencidos y los abaten con su rencor infatigable:—la libertad es una loca robusta, que tiene padre, el más dulce de los padres—el amor; y una madre, la más rica de las madres—la paz.—Sin amarse, sin ayudarse mutuamente siempre serán un país raquítico. La felicidad es el premio de los que fundan,—no de los que se destruyen".

A Venezuela hay que conocerla, amarla, luchar por ella. Al respecto afirma Martí en su crónica que: "Venezuela bien vale el viaje que hay que hacer para llegar hasta ella. Hay, por suerte, un equilibrio perpetuo tanto en la naturaleza de los pueblos como en la de los hombres. La fuerza de la pasión se contrapesa con la fuerza del interés". José Martí afirma que "Venezuela es un país rico más allá de los límites naturales. Las montañas tienen vetas de oro, y de plata, y de hierro. El suelo, como una doncella, se despierta a la más leve mirada de amor. La Sociedad Agrícola de Francia acaba de publicar un libro en el que se demuestra que no hay sobre la tierra un país tan bien dotado como este para establecer en él toda suerte de cultivos. Allí se pueden sembrar papas y tabaco:—té, cacao, y café; la encina se eleva junto a la palmera… existen todos los climas, todas las alturas, todas las especies de agua; las orillas del mar, las orillas del río, las llanuras, las montañas; la zona fría, la zona templada, la zona tórrida… Los ríos son grandes como el Mississippi; el suelo, fértil como las faldas de un volcán".

Martí nos regala este bello mensaje: "Esta tierra es como una madre adormecida, que durante el sueño dio a luz una enorme cantidad de hijos.—Cuando el labrador la despierte; los hijos saldrán del seno materno, robustos y crecidos, y el mundo se conmoverá con la abundancia de los frutos.—¡Pero la madre duerme todavía, con el seno inútilmente lleno!" Dice José Martí en la crónica que "El labrador del país… solo ama a la mujer y a la libertad… tienen todavía costumbres grandiosas y llenas de orgullo,… son poetas, centauros y músicos… Cuentan sus hazañas en largas tiradas de versos que llaman galerones. Sus bailes tienen una dulce monotonía, la del céfiro en las ramas de los árboles,… todas las suaves melodías de la selva, interrumpidas por los gritos terribles del huracán… Sus caballos tienen alas bajo sus espuelas… Encantan a las mujeres con su gracia; con su fuerza, derriban toros." Así mismo, al referirse a la mujer caraqueña que observó en el carnaval, expresa, "Y los pies de las mujeres son tan pequeños, que toda una familia podría tenerse sobre una de nuestras manos.—No parecen criaturas humanas, sino nubes que sonríen, estrellas pasajeras, sueños que andan:—son ligeras, e inasequibles y esbeltas como los sueños.—Es una mujer notable—la caraqueña… nada quiebra la sólida virtud de la mujer, una virtud natural, encantadora, indolente;—elegante: una virtud que se inspira dulcemente… Estas mujeres tienen el don de detener a los hombres atrevidos con una sonrisa".

Al referirse a la vida de la ciudad manifiesta Martí que, "una singular vida semipatriarcal, semiparisiense, espera al viajero. Las comidas que allí se sirven, exceptuando algunos platos del país; las sillas en que se sientan, los trajes con que se visten, los libros que se leen,—todo es europeo". La cercanía de José Martí con Venezuela fue grande y así está reflejada en diversos libros, invitamos a leer el de nuestra autoría titulado Venezuela y los venezolanos en la obra de José Martí publicado en 2022.

Ampliar imagenWolfgang R. Vicent Vielma
Trabajador de la Casa de Nuestra América José Martí en Caracas y Profesor de la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada Bolivariana (UNEFA)

Tomado de: Aporrea

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