martes, 5 de noviembre de 2024

Nuestra América mestiza

Fernando Iriarte
By Voz Digital
noviembre 4, 2024

Una diatriba ética, poética e histórica que defiende nuestros orígenes, llegadas, asentamientos y mezclas culturales de las que surgió el mestizaje

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'A Redenção de Cam', una pintura al óleo realizada por el pintor español Modesto Brocos en 1895.

El título de este artículo pertenece a José Martí, pensador, poeta, escritor, guerrillero y mártir de la independencia de Cuba a finales del siglo XIX en la guerra contra lo que quedaba del antiguo imperio español.

El mismo patriota que murió combatiendo al lado de los mambises y que se había dirigido a su pueblo, escribiendo proclamas encendidas desde Nueva York, es decir, “desde las entrañas del monstruo”.

América sí, pero sobre todo América Mestiza

Claro, por supuesto, hay una América aborigen o varias, en todo el continente, desde Argentina al Canadá, incluyendo Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Centroamérica, México.

Lo sabemos bien. Igual, hay una América negra y no solo en el Caribe, también en los estados del sur de USA y en Brasil.

Y además una América blanca de emigrados de la península euroasiática, Portugal y España en particular y de otros países, pasando por los oriundos del Oriente Próximo, del Líbano, Palestina y varios lugares más.

América de muchas procedencias, sí, pero sobre todo América Mestiza, nuestra América.

Esta es nuestra tierra

Los aborígenes la reivindican con toda su fuerza porque aquí estaban primero, antes de cualquier invasión, aunque no fueran santos y a veces arremetieran unos contra otros, tal como han hecho los humanos en cualquier parte y tiempo.

Los negros también la reivindican porque los arrastraron a esta zona del planeta como esclavos sin haberlo pedido, y fueron explotados con enorme crueldad. Pero llegaron y se quedaron y esta es su tierra y no están dispuestos a que los vuelvan a sacar.

E igualmente hacen los descendientes de blancos, antiguos y recientes, porque nacieron y crecieron aquí, hace generaciones, de modo que echaron raíces profundas y tampoco se pueden despreciar.

Que otros intenten siquiera empujar a cada uno de ellos a lugares distintos y notarán cómo se les opone una fuerza difícil de superar. Si no imposible.

Todos hacen parte de algo mayor, que sobrepasa los componentes separados que lo integran, algo como una “raza cósmica” según dijo José de Vasconcelos hace tiempo, si bien hoy el concepto de raza ya no juega, porque no hay razas propiamente, sino humanos idénticos con culturas, idiomas, costumbres, usos y si acaso tonos de piel distintos. Y aun así, con historias semejantes sin importar el lugar del mapamundi donde habiten.

Esa es fuerza, una gran fuerza, nuestra fuerza. Aquí me incluyo y debemos incluirnos todos.

¿Nuestra América Mestiza? Pues sí, sin duda alguna.

En esta parte del Planeta Tierra, única que va de polo a polo, con gigantes cordilleras que le sirven de columna vertebral, se comenzó hace siglos a forjar un nuevo hombre. No es casual que lo llamemos Nuevo Mundo.

No somos el futuro, somos el presente que emerge

Empezamos a llegar hace decenas de milenios. Por Bering en el norte, cuando por las glaciaciones que congelaron una parte del territorio se abrió un camino para unir Siberia con Alaska.

Por el océano Pacífico, en canoas prodigiosas que recorrieron las islas de Oceanía, una por una. Por el océano Atlántico, también al norte, en barcos vikingos de madera que no se tragó la mar.

Otra vez por el Atlántico, en buques más grandes que partieron desde Iberia. Quizá, además, en naves chinas que surcaron su mar propio y después el Pacífico. Y váyase a saber en qué otro momento y por cuales diferentes caminos.

Como fuere, comenzamos hace mucho un proceso largo y fértil para ser quienes somos.

Hace quinientos años ese proceso se aceleró, pero no fue “el proceso” en abstracto, el grande, sino uno más. Podemos llamarlo invasión, porque lo fue, especialmente en el norte, en los Estados Unidos y en Canadá, donde los agresores jamás quisieron integrarse y prefirieron aniquilar a los originarios, sin que dejara de ser invasión ꟷde otra maneraꟷ en Centroamérica y América del Sur.

Humanos mestizos, eso somos

Los más cercanos en el tiempo, pues todo en el avatar de nuestra especie ha sido mestizaje. No somos únicamente Homo Sapiens sino también Neandertales, Denisovanos, Homo Erectus, Homo Ergaster y un sinfín de procedencias que todavía desconocemos. Y no solo procedemos de África, sino además de toda Eurasia y de las islas oceánicas.

De América no parecemos ser originarios, sino que aquí llegamos hace miles y miles de años. Y es una suerte que tenemos.

Somos mestizos de muchas mezclas: de aborigen y blanco, de aborigen y negro, de blanco y blanco, de blanco y “amarillo” (si se puede hablar así), como sucedió y sucede en California; de amarillo y negro, de amarillo e indígena, que a veces denominamos cobrizo, piel de bronce.

Pero ꟷpor sobre todoꟷ somos mestizos culturales, que es el verdadero mestizaje que debe importar.

Nos dicen occidentales, pero no. También somos euroasiáticos y africanos y oceánicos. Y nos hemos convertido en americanos. Otra cosa.

Así, ¿qué realmente puede significar cualquier doce de octubre de un año cualquiera? En esta perspectiva, poco. Realmente muy poco. Quizá apenas un motivo para esta reflexión.

Tomado de: Voz Digital

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