lunes, 6 de septiembre de 2021

El Martí de la Plaza

Por: Ciro Bianchi Ross
Publicado en: Apuntes del cartulario
4 septiembre 2021

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Plaza de la Revolución - Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

En el concurso definitivo, convocado en1943, para seleccionar el proyecto del monumento a Martí en lo que sería la Plaza Cívica o de la República (Plaza de la Revolución) resultó premiado el del arquitecto Aquiles Maza y el escultor Juan José Sicre.

Se seleccionó, en segundo lugar, el de los arquitectos Evelio Govantes y Félix Cabarrocas. Mereció el tercer premio el de los arquitectos e ingenieros Enrique Luis Varela, Juan Labatut, Raúl Otero y Manuel Tapia Ruano, y el escultor Alexander Sambugnac.

Como el proyecto a ejecutar sería el de Maza-Sicre, se dispuso que el de Govantes y Cabarrocas, muy funcional, se edificase como Biblioteca Nacional, y el de Varela se adaptase para un monumento a Carlos Manuel de Céspedes, por no contar el Padre de la Patria con un monumento digno de su estatura.

Pasaron los años y nada se hizo. En 1952, a su regreso al poder tras el golpe de Estado del 10 de marzo, Batista aseguró que todo se haría como se estableció en el certamen del 43, pero seis semanas después de esa declaración decidió que se erigiera el de Varela, su cúmbila político. Se violaba así el derecho del arquitecto Maza porque las bases del concurso establecían la obligatoriedad de llevar a la práctica el proyecto destacado con el primer premio.

Esa violación motivó la protesta del Colegio de Arquitectos en defensa de Maza y Sicre. Pero Sicre aceptó esculpir la estatua sedente del Apóstol que se adicionó al proyecto de Varela y que originalmente no tenía y que es la que está en la Plaza. Por su parte, la Junta de Patronos de la Biblioteca Nacional llevó a la realidad, con fondos propios, el proyecto de Govantes y Cabarrocas, y el único que no se ejecutó fue el proyecto que mereció primer premio en el concurso.En el concurso definitivo, convocado en1943, para seleccionar el proyecto del monumento a Martí en lo que sería la Plaza Cívica o de la República (Plaza de la Revolución) resultó premiado el del arquitecto Aquiles Maza y el escultor Juan José Sicre.

Se seleccionó, en segundo lugar, el de los arquitectos Evelio Govantes y Félix Cabarrocas. Mereció el tercer premio el de los arquitectos e ingenieros Enrique Luis Varela, Juan Labatut, Raúl Otero y Manuel Tapia Ruano, y el escultor Alexander Sambugnac.

Como el proyecto a ejecutar sería el de Maza-Sicre, se dispuso que el de Govantes y Cabarrocas, muy funcional, se edificase como Biblioteca Nacional, y el de Varela se adaptase para un monumento a Carlos Manuel de Céspedes, por no contar el Padre de la Patria con un monumento digno de su estatura.

Pasaron los años y nada se hizo. En 1952, a su regreso al poder tras el golpe de Estado del 10 de marzo, Batista aseguró que todo se haría como se estableció en el certamen del 43, pero seis semanas después de esa declaración decidió que se erigiera el de Varela, su cúmbila político. Se violaba así el derecho del arquitecto Maza porque las bases del concurso establecían la obligatoriedad de llevar a la práctica el proyecto destacado con el primer premio.

Esa violación motivó la protesta del Colegio de Arquitectos en defensa de Maza y Sicre. Pero Sicre aceptó esculpir la estatua sedente del Apóstol que se adicionó al proyecto de Varela y que originalmente no tenía y que es la que está en la Plaza. Por su parte, la Junta de Patronos de la Biblioteca Nacional llevó a la realidad, con fondos propios, el proyecto de Govantes y Cabarrocas, y el único que no se ejecutó fue el proyecto que mereció primer premio en el concurso.

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Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución - Foto: Alejandro Azcuy/Cubadebate.

El monumento a Martí se ubica sobre una suave colina entre la Plaza propiamente dicha y el Palacio de la Revolución, construido originalmente para Palacio de Justicia. Componen el conjunto la estatua del Apóstol, un obelisco o pirámide y una pequeña explanada, donde se llevan a cabo actos protocolares. Unos metros más adelante, adyacente a la Avenida Paseo y a la Plaza misma, se encuentra la tribuna desde donde se han presidido la mayor parte de las masivas concentraciones populares desde 1959.

La base del obelisco, que consta de cinco salones que se corresponden con las cinco puntas de la estrella enorme sobre la que se levanta, lo ocupa el Memorial José Martí. Se inauguró este Memorial el 28 de enero de 1996, en ocasión del 143 aniversario del natalicio del Héroe de la Independencia de Cuba. Dedica sus áreas a evocar su vida y su obra con la exhibición de reliquias originales, documentos, grabados y otras piezas. Destacan en ese conjunto los títulos que acreditan a Martí como Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras, expedidos por la universidad española de Zaragoza y que el mayor de los cubanos no pudo nunca tener en sus manos.

La Plaza de la Revolución, principal centro político y administrativo de la República, recibió tal nombre el 16 de julio de 1961, aunque ya para entonces había sido escenario de magnas concentraciones populares como la del 26 de julio de 1959, en la que el Comandante en Jefe reasumió el cargo de Primer Ministro al que había renunciado por desavenencias con el Presidente de la nación. Es allí donde, el 2 de septiembre de 1960, el pueblo de Cuba constituido en Asamblea General Nacional, aprueba la Declaración de La Habana.

Volviendo al monumento, se impone recordar que tiene un diámetro de 78,50 m y la pirámide es de 27,29 m en su base, con una altura de 112,7 m desde la calle hasta la torre de remate. La altura total, hasta los faros y banderas, es de 141,95 m sobre el nivel del mar.

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"El ascenso del Apóstol", imagen del monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución - Foto: L Eduardo Domínguez/ www.cubadesnuda.com/ Cubadebate.

Cuenta con un elevador que recorre 90m. Y con una escalera de 579 escalones.

La pirámide es de hormigón y acero, y está revestida de mármol blanco de Isla de Pinos. Se emplearon en su construcción 20 000 metros cúbicos de hormigón. 40 000 quintales de acero y 10 000 toneladas de mármol.

Su mirador posibilita un alcance de visión de 60 km y una vista panorámica de la ciudad de 360 grados.

Los terrenos para el monumento costaron tres millones de pesos, y el monumento 3,5 millones.

La estatua de Martí tiene 18 m de alto y es de mármol de Isla de Pinos. Martí aparece sentado, en actitud meditativa y envuelto en los pliegues de su toga.

Otras fuentes conceden al monumento una altura total de 138,5 m. De cualquier forma es el mirador más alto de La Habana.

Ciro Bianchi Ross
Destacado intelectual cubano. Consagrado periodista, su ejecutoria profesional por más de cuarenta años le permite aparecer entre principales artífices del periodismo literario en el país. Cronista y sagaz entrevistador, ha investigado y escrito como pocos sobre la historia de Cuba republicana (1902-1958). Ha publicado, entre otros medios, en la revista Cuba Internacional y el diario Juventud Rebelde, de los cuales es columnista habitual.

Vea además:

La Plaza de la Revolución como nunca la has visto

Tomado de: Cuba Debate

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