Ricardo R. Gómez Rodríguez
enero 30, 2025
La celebración de la VI Conferencia Internacional Por el Equilibrio del Mundo, en La Habana, deviene oportunidad para reflexionar sobre el pasado y presente de la humanidad, con el fin de garantizar la supervivencia del hombre, hoy en peligro, como nunca antes
Momentos convulsos de la humanidad remiten al pensamiento de hombres alumbrados, de verdaderos profetas en el tiempo.
Mucho más cuando cada año los cubanos y gente de bien en el mundo reviven la ideología y obra de José Martí, quien nació en La Habana el 28 de enero de 1853. En estos días finales del mes, convergen en la historia momentos que incitan a retomar el ideario del Apóstol, encauzado en garantizar la paz, soberanía y humanismo.
Retoman fuerza los conceptos de aquel ser, que sintió desde niño la injusticia, la barbarie del sometimiento, de la colonización y el abuso hacia los negros, como antes ocurrió con los nativos, es decir, los primeros indicios de la sumisión por la fuerza de los más humildes, por parte de los poderosos.
Martí adolescente encarcelado. / radiohc.cu
“La esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo”, dijo quien sufrió en su piel la violencia y huellas del grillete, al ser llevado a prisión, únicamente por ansiar la independencia de la patria y sentir “el odio invencible a quien la oprime”, según razonó el propio Héroe Nacional.
Hoy, cuando proliferan en medios de comunicaciones imágenes de personas maltratadas, esposadas, avasalladas, deportadas desde los Estados Unidos a sus naciones de origen, debido al supuesto “delito” de buscar mejores horizontes y sacar de la pobreza a las familias, es imprescindible remitirse a las reflexiones martianas.
¿Algo puede parecerse más a uno de los inhumanos campos de concentración nazis, décadas atrás en Europa, que la reciente decisión de llenar de migrantes rechazados por los países de origen, la ilegal Base Militar ubicada en el usurpado territorio de Guantánamo?
En momentos cuando somos testigos del genocidio y asesinatos de decenas de miles de niños, mujeres y hombres en Palestina, a manos de fuerzas de Israel, es imprescindible recordar el epistolario de José Julián Martí Pérez.
Esas doctrinas son esenciales, al rendir homenaje a los caídos durante la Segunda Guerra Mundial, en el criminal, despiadado cerco a la entonces ciudad de Leningrado, hoy San Petersburgo, cuyo aniversario 81 del fin recordamos por estos días.
Muy duro fue para el pueblo de Leningrado sobrevivir al bloqueo nazi. / tass.com
Prohibido olvidar el bloqueo a Leningrado
El asedio a la actual ciudad de San Petersburgo duró 872 días, desde el 8 de septiembre de 1941 hasta el 27 de enero de 1944 y provocó la muerte de un millón 93 mil seres por hambruna extrema o bombardeos intensos.
Si hacemos un paralelismo histórico, aunque distante en el tiempo y geográficamente, los contextos ahora se repiten. Solo aprendiendo del pasado podemos comprender el presente.
“Los planes de los nazis eran de tomar la ciudad, eliminar completamente la población, destruir el lugar con inundaciones y borrar la metrópolis de la faz de la Tierra”, explicó Mijaíl Konstantínov, doctor en Ciencias Históricas.
Si entonces las tropas soviéticas en medio de un crudo invierno, lograron romper el cerco nazi-fascista y obligaron la retirada de los alemanes invasores; ahora las batallas de la humanidad son otras, pero similares.
También van dirigidas contra fuerzas hegemónicas, cuyo fin es imponer dominios extraterritoriales, con la mayor prepotencia y desprecio a la dignidad plena del hombre, de la cual tanto habló Martí.
Remitámonos a pensamientos del Héroe Nacional para tratar de contextualizar el presente.
¿Por qué un hombre tan sensible, humanista y clemente sería capaz de fundar el Partido Revolucionario Cubano y organizar la Guerra de Independencia de Cuba, en la que murió en combate?
Él lo dijo antes de caer en Dos Ríos.
El 25 de marzo de 1895, le escribió a su amigo dominicano Federico Henríquez y Carvajal: “Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo” (Tomo IV de Obras Completas, página 111).
En campaña, presto a defender a cualquier costo sus doctrinas, el 18 de mayo de ese año, el día antes de morir, confesó al amigo mexicano Manuel Mercado en una misiva el sentido de su misión: “…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo– de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”. (Tomo IV, página 167).
Frei Betto (izquierda) e Ignacio Ramonet (derecha), en la Conferencia Internacional Por el equilibrio del mundo. / Jorge Luis Sánchez Rivera
Ignacio Ramonet y Frei Betto en La Habana, alerta ante un nuevo peligro
Siguen los gigantes que llevan siete leguas en las botas, pretendiendo perpetuar el dominio de los pueblos, colonizar tierras, mares. Intentan cambiar el nombre al Golfo de México, tratan de influir en las mentes mediante mentiras, manipulaciones en redes sociales y el uso de Internet, tergiversando hechos, promoviendo desajustes sociales.
En la actual VI Conferencia Internacional llevada a cabo en La Habana, el teólogo e intelectual brasileño Frei Betto disertó sobre la justicia como camino para la paz y el equilibrio del mundo, puso el ejemplo de una Cuba solidaria, capaz de compartir vacunas y médicos con disímiles naciones, pero a la cual bloquean y acusan injustamente de patrocinar el terrorismo, con el fin de someterla, mediante el disgusto de las masas y el hambre.
Explicó cómo “la naturaleza del capitalismo ha cambiado: ahora necesita manipular el descontento para mantener su poder”.
“La paz solo es posible, como hija de la justicia”, señaló.
Por eso llamó a los movimientos progresistas a impulsar un giro de rumbo global y priorizar la defensa de los derechos sociales, porque la naturaleza del capitalismo cambió y ahora necesita impulsar la desmotivación, y así mantener el poder.
En igual sentido, ante representantes de un centenar de naciones el escritor y catedrático en Teoría de la Comunicación de origen español, radicado en Francia, Ignacio Ramonet, fue específico al recordar el uso masivo de la entonces red social Twitter, hoy X por parte de Donald Trump cuando ganó la primera vez las elecciones. El actual presidente de Estados Unidos reconoció que tenía 157 millones de seguidores.
Ramonet opinó que la influencia de las redes hoy crea desconcierto, porque estamos ante una extinción profunda de los medios tradicionales y donde cada individuo puede generar y difundir informaciones, sean reales o no.
Por eso “los partidos fascistas aprovecharon a las masas, porque son fáciles de seducir”, precisó y analizó la manera mediante la cual las redes hacen que la idea de audiencia pasiva pierda fuerza, porque somos casi más emisores que receptores. “Cada persona es un medio”, enfatizó y agregó “la mentira anda a sus anchas”.
En una de las salas del Palacio de las Convenciones, el intelectual puntualizó: “Cuando veo una información, la cual va en sentido de lo que creo, la difundo. Pero a veces es falsa. No podemos protegernos contra eso”.
De estos profundos razonamientos, podemos redefinir el valor de la guerra de pensamientos, la validez de aquel concepto de la batalla de ideas, tan difundido por Fidel Castro Ruz.
Desde diversas latitudes llegaron quienes apoyan la lucha de Cuba contra el bloqueo de Estados Unidos. / Jorge Luis Sánchez Rivera
Todos somos Palestina
La contienda hoy es otra, y está encaminada a intentar subyugarnos.
Son paralelismos de la historia. Tratan de repetirse los hechos.
Es increíble la manera empleada por poderes hegemónicos, en usar las armas, las doctrinas, enfocadas en defender intereses económicos, financieros, militares, a cualquier costo, aunque se trate de miles y miles de palestinos.
A la defensa de esa causa, dedicaron grupos solidarios un panel en la Conferencia, donde escuchamos gritos de: ¡los terroristas son ellos!, ¡manos fuera de Palestina!, ¡Cese la barbarie!
Fernando González Llort, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, ICAP, en entrevista a BOHEMIA expuso la trascendencia de tener la posibilidad de unir fuerzas y acciones por una causa justa, mediante convocatorias lanzadas a personas de bien de cualquier parte. Esa es la única manera de parar los bombardeos contra la indefensa población civil.
Aunque los genocidas lo pretenden, es imposible ocultar la barbarie. El apoyo crece en el mundo, como lo patentizaron en este encuentro en la capital cubana, representantes de diferentes países.
América y los nuevos peligros
Las confrontaciones son en cualquier rincón del planeta, pero regresando a nuestro continente, cobra vigencia el pensamiento de Martí, quien en 1889 comprendió que “de la tiranía de España supo salvarse la América española”, y entonces le había llegado “la hora de declarar su segunda independencia”, más que amenazada ya entonces por la codicia de los Estados Unidos, resueltos a “ensayar en pueblos libres su sistema de colonización”. (Tomo VI, Pág. 46 y 57).
La llegada al poder de la nueva administración norteamericana, desde el primer día, provocó beligerancias y desacuerdos con México, Colombia, Canadá, Brasil, Cuba… Cualquiera pudiera pensar en arrebatos de un prepotente trastornado mental, aunque quizás sea preferible identificar a Trump como un arrogante negociante, acostumbrado a buscar ventajas en cualquier pacto, sin importarle las consecuencias.
Queda justificado el interés de muchos de buscar la luz del pensamiento martiano, en la cita celebrada en La Habana.
Sirva este mensaje de alerta a todos quienes confían en la posibilidad de un mundo mejor.
El Héroe Nacional nos enseñó con claridad: “No hay proa que taje una nube de ideas”.
Tomado de: Revista Bohemia
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