martes, 21 de noviembre de 2006

Martí en The New York Times.

Posted on Tue, Nov. 21, 2006
CARLOS RIPOLL

El Partido Revolucionario Cubano se formó en Cayo Hueso y Tampa a principios de 1892. De regreso a Nueva York, Martí quiso integrar en el partido los grupos del exilio que allí lo apoyaban. A ese efecto se celebró una reunión de cubanos y puertorriqueños en el Military Hall, del Bowery. Por ese acto aparece en The New York Times por vez primera el nombre de Martí; dicen los titulares del 7 de marzo que se promovía una revolución y que los partidarios de la libertad de Cuba recaudaban fondos para la causa (Promoting a Revolution. Friends of Cuban Liberty Raising Funds for the Cause).

Mientras en Washington crecía el impulso expansionista, entre los cubanos aumentaba el número de los que estaban a favor de la anexión de Cuba a los Estados Unidos; un artículo en el periódico anunciaba a grandes titulares el 2 de agosto de 1892: Cubans Favor Annexation. Martí, antiimperialista, se lanzó entonces con mayor fuerza a torcer el ''destino manifiesto'' que de tiempo atrás se anunciaba para su patria.

A partir de ese momento, The New York Times sigue a Martí en su campaña por la Florida. Desde Cayo Hueso informa un corresponsal sobre su llegada procedente de Tampa. Lo recibió en el muelle una multitud de cubanos, recorrieron las calles precedidos por una banda de música y se dijeron discursos sobre el progreso de la conspiración en la isla. Luego, en Jacksonville, mil quinientos emigrados fueron a escuchar a Martí.

A partir de entonces el periódico se refiere con frecuencia a Martí como el ''general Martí'' (Gen. Marti). El 12 de marzo de 1893, desde Cayo Hueso afirma que la marina americana tenía listos dos cruceros para impedir una expedición armada a las órdenes de Martí (It is positively known that Gen. Marti will go with the expedition against Cuba); y con espíritu de burla reproduce la noticia de que los cubanos hacían prácticas militares en la playa, y que cuando no tenían fusiles llevaban escobas al hombro (If the supply of guns runs low, brooms are substituted).

Cientos de dibujos, quizás miles se han hecho de Martí. Que se sepa, el más antiguo es el que aquí se ofrece. Apareció en el periódico el 15 de abril de 1893 con una reseña de actos en San Agustín, Ocala, Tampa, Cayo Hueso y en el Hardman Hall, de Nueva York: era por el aniversario de la fundación del Partido Revolucionario Cubano. Otro aporte curioso que aparece en The New York Times es la traducción de un escrito de Martí anunciando el progreso de los planes para la guerra. Con el apoyo del general Máximo Gómez, en Santo Domingo, Martí estaba muy satisfecho de haber logrado también el del general Antonio Maceo, en Costa Rica. Escribió así una circular que el periódico tradujo y publicó en parte poco después: ''Somos un ejército de luz'', decía el original. ''No hay sorpresa ni desacuerdo que pueda detener nuestro camino hacia el triunfo. Los héroes de Cuba hoy trabajan juntos ¡Bendita sea nuestra patria!'' (We are an army of light. There is no surprise or discord that can check our march to victory The Cuban heroes are working together God bless our country!).

Iniciada la guerra, tres días después del Grito de Baire, en un despacho desde La Habana del 27 de febrero de 1895, The New York Times tilda de arrepentidos y cobardes a los que habían preparado la insurrección (Cuban Rebels Penitent. Those Who Were Fierce in New York Are Like Doves Elsewhere). El 1 de abril desembarcaron cerca de Baracoa Antonio Maceo, Flor Crombet y 21 hombres; y diez días más tarde, cerca de Santiago de Cuba, Martí, Gómez y sus 4 acompañantes. El 22 de abril, para desprestigiar la revolución dice el periódico que los insurrectos eran casi todos negros, con jefes incapacitados, y que el general Maceo se había suicidado (Cuba's Rare Insurgents. Mostly Negroes, With Poor Arms and Incapable Leaders. Maceo Kills Himself in Chagrin).

La noticia de la muerte de Martí la dio The New York Times el 21 de mayo. Tiempo después repitieron una infamia que empezó a circular a raíz de Dos Ríos: que hombres de Maceo, siguiendo sus instrucciones, lo habían asesinado. Después informó el periódico sobre el traslado del cadáver a Remanganaguas, a San Luis y al cementerio en Santiago de Cuba. De nuevo allí lo identificaron, y con cierto sarcasmo el periódico afirma que desde el punto de vista legal, y en toda la extensión de la palabra, ''el incomparable Martí'' estaba muerto (The one and only Martí is literally and legally dead).

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