martes, 21 de noviembre de 2006

El álbum de Clemencia Gómez en Villa Clara.

Fue José Martí quien reveló su existencia.

Por: Narciso Fernández Ramírez
18 de Noviembre de 2006

Vanguardia ofrece detalles desconocidos acerca del álbum de la hija mayor del Generalísimo Máximo Gómez, que incluye pormenores de su publicación y la dedicatoria que a ella le hiciera José Martí.

Es precisamente el Héroe Nacional quien revela la existencia de tan íntimo documento en una crónica publicada en la edición del periódico Patria el 29 de abril de 1893.

Muy propio de la época —en que la mayoría de las jóvenes recogía en un documento los testimonios y recuerdos de sus mayores afectos—, la hija mayor del matrimonio del dominicano Máximo Gómez y la cubana Bernarda Toro poseía el suyo desde que su padre se lo compró en la ciudad norteamericana de Nueva Orleáns, el 28 de enero de 1885, fecha coincidente con el cumpleaños 32 de José Martí.

Desde ese día, la niña, a la sazón con 12 años, había iniciado su llenado con un cariñoso reclamo a sus padres: «Mis queridos Papá y Mamá ya que tú me has regalado el autógrafo escríbeme un recuerdo tuyo. Yo te beso y te abrazo. Clemencita.»

Cuando Martí llegó a República Dominicana en 1892, en la preparación de la Guerra Necesaria, conoció de la existencia del álbum, y en él plasmó hermosas palabras que llegaron hondo al corazón del viejo mambí, de quien se había alejado abruptamente en 1884 por motivos del fracasado plan insurrecional Gómez-Maceo.

Nadie mejor que el visionario cubano para darse cuenta de que no había puerta más segura para penetrar de nuevo en el alma del patriota dominicano —al que no tenía otra cosa que ofrecer que la probable ingratitud de los hombres— que ganarse el afecto y cariño de su adorada hija, modelo de acrisolada virtud y probado patriotismo.

De ahí que, según sus propias palabras: «Hurtó el viajero su álbum a Clemencia, y le copió las páginas que sigue, y son espejo fiel de aquella casa.».

De igual manera, aprovechó el Maestro para dar a conocer también las sensibles dedicatorias escritas a Clemencia por sus padres, Gómez y Manana, así como la de su hermano Francisco, el valiente Panchito, quien caería años más tarde junto a Antonio Maceo en San Pedro de Punta Brava.

DERROTERO DEL ÁLBUM Y SU PUBLICACIÓN EN VILLA CLARA

Como señala el investigador Antonio Álvarez Pitaluga en el artículo publicado en Granma, las últimas líneas recogidas por la hija mayor de Gómez datan del 24 de mayo de 1903.

Por sus 18 páginas había transitado lo más selecto y valioso del pensamiento revolucionario cubano de fines del siglo XIX. Desde el héroe de Dos Ríos hasta la esposa del Titán de Bronce, María Cabrales. Sin que faltaran las firmas de los Mayores Generales Serafín Sánchez y Francisco Carrillo, ni las del doctor Eusebio Hernández, junto a otras más modestas, e incluso hoy desconocidas.

En 1922, muere Clemencia a la edad de 49 años sin dejar descendencia. Pasa entonces el documento a Margarita, su hermana menor, y de esta a las de su hijo Pedro Máximo Vargas Gómez, nieto del Generalísimo y sobrino suyo, quien fallece el 5 de junio de 1998 en Ciudad de La Habana a los 85 años.

En 1992, este último lo presta al maestro villaclareño Arístides Rondón, amante de la historia y amigo personal suyo, quien lo conserva en su poder y lo utiliza en varios eventos científicos.

Dos años después, Pedro Máximo autoriza su publicación, en carta que damos a conocer por vez primera. Sentidas palabras del nieto del Generalísimo que testimonian su amor por los villaclareños y la confianza depositada en el profesor Aristides, ya por entonces en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de cuyo centro es su historiador.

Doce meses más tarde, coincidiendo con el centenario de la caída en combate de José Martí y del inicio de la Guerra Necesaria, y a instancias del Dr. Ordenel Heredia, el documento se publica íntegro en el número 110 de la revista Islas de la Universidad Central de Las Villas.

Sus autores fueron el Doctor en Ciencias Pedagógicas Ricardo Pino Torrens, en misión de colaboración en Venezuela, y el propio Arístides Rondón Velázquez.

Con su edición, se daba a conocer una joya de la historiografía cubana, la cual había permanecido inédita durante más de un siglo en el seno de la familia Gómez.

Los que entonces tuvimos en nuestras manos el documento original sentimos la emoción de saber que allí, en esas amarillentas hojas rectangulares, habían plasmado sus ideas y sentimientos más íntimos hombres sumamente venerados por todos los cubanos.

Vimos y palpamos la letra nerviosa e inequívoca de Martí, la más tosca, pero bella y profunda, de Gómez, quien le escribiera a su hija frases tan amorosas como estas: "El perfume de tus castos pensamientos mantendrán siempre joven y alegre el corazón de tu amoroso Padre..."

También es sobrecogedora la dedicatoria de Bernarda Toro a su adolescente hija y la del malogrado Panchito, caído junto al Titán de Bronce Antonio Maceo en Punta Brava, quien le dijera a su hermana: "Yo te deseo una feliz vida aunque yo creo que no la tendremos hasta que no volvamos a pisar el suelo de nuestra Cuba."

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