El original de uno de los cuatro dibujos que Bernardo Figueredo Antúnez realizara al Apóstol se ha guardado con celo durante 113 años.
Por: Luis Hernández Serrano
Correo: digital@jrebelde.cip.cu
22 de noviembre de 2006 01:52:10 GMT
El primer niño que dibujó a José Martí en toda la historia, al parecer, fue el dominicano Bernardo Figueredo Antúnez, hijo del camagüeyano Fernando Figueredo Socarrás —secretario y ayudante de Carlos Manuel de Céspedes—, y de la manzanillera Juana Antúnez Antúnez. El dibujo original —inédito hasta hoy—, se conserva todavía.
Según el licenciado Jorge Rolando García Perdigón, museólogo-especialista del Museo Casa Natal de José Martí, de Ciudad de La Habana, el original de uno de los cuatro dibujos que el muchacho realizara al Apóstol, guardado con celo durante 113 años, se expondrá en esa institución próximamente.
Hecho con tinta negra, a plumilla, sobre una cartulina, donde el maestro está de frente y de medio cuerpo, el dibujo se mantiene nítido y en buen estado. Mide 11,2 centímetros de largo por 7,5 centímetros de ancho.
El niño Bernardo, a la edad de 14 años, dibujó al autor de La Edad de Oro el sábado 23 de diciembre de 1893, cuando Martí tenía aún 40 años. Lo acompañaba en el coche Pullman de un tren que se dirigía de Cayo Hueso a Nueva York.
Bernardo, estudiante de Pintura de la Academia Abney, en Cayo Hueso, le hizo primero tres dibujos al Apóstol, en papel cuadriculado español, a fines de 1892 o principios de 1893, que no aparecen en la primera iconografía martiana, hecha en 1925 por Arturo O. de Carricarte, pero sí en la de Gonzalo de Quesada y Miranda, publicada por la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado en 1985. Sin embargo, el cuarto es ahora que se publica por primera vez, en Juventud Rebelde.
Fernando y Juana se casaron en 1873 en la manigua cubana. Tras el Pacto del Zanjón, en 1878, se mudaron para Santo Domingo, donde nació el niño el primero de julio de 1879. De allí la familia pasó a vivir a Cayo Hueso, ciudad en la que conoció a Martí durante su primera visita a ese lugar, en 1891.
El Apóstol volvió al Cayo a mediados de 1893 y ocasionalmente se albergó en la casa de ellos. Tanto afecto sintió el Apóstol por el niño pintor, que le dedicó así un ejemplar del libro Stanley’s History or Through the Wilds of Africa (Historia de Stanley o Atravesando África): «A Bernardo, que es de los mejores de este mundo, porque es bueno, José Martí, N. York, 27 de julio de 1893».
Bernardo participó en la guerra de 1895 y alcanzó el grado de teniente. Al final de la lucha se fue a vivir a La Habana, donde desempeñó importantes cargos en el sector bancario. Murió con 93 años, en la capital cubana, el 27 de febrero de 1972.
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