6 septiembre, 2020
La llegada de José Martí a Madrid, en su primer destierro, se produce en febrero de 1871, muy joven, con apenas una ayuda económica que ofreciera su padre y la salud quebrantada por las secuelas del presidio en las canteras de San Lázaro en La Habana, asume este joven una circunstancia difícil unida a la distancia familiar y el clima.
Pudiera el deslumbramiento cultural de la capital madrileña atenuar las incomodidades del destierro a que es sometido el joven cubano, y encuentra en un amigo nacido también en la Isla y desterrado por las mismas causas patrióticas, Carlos Sauvalle, quien lo acoge y le proporciona incluso atención médica.
Los sufrimientos vividos en la cárcel le han contraído el compromiso de la denuncia, y a eso se dedica cuando logra publicar El presidio político en Cuba, en cuyas páginas relata los horrores cometidos en las canteras, incluso con niños y ancianos presos.
No serán ajenos a estos relatos otros cubanos residentes en Madrid, entre ellos una santiaguera, viuda de un general español, que según cuentan los biógrafos, bañaba en lágrimas las páginas de los relatos: la señora Doña Bárbara Echevarría y Carmona, que había contraído matrimonio en su ciudad natal en 1869 con el entonces Gobernador de Santiago de Cuba el General Valentín Joaquín Ravenet y Marentes, matrimonio instalado en Madrid donde nace Pedro Joaquín su primer hijo y cuida de Juan, hijo del primer matrimonio del esposo.
Doña Barbarita, como solían llamarle los más allegados, le propone a José Martí que imparta clases a sus hijos y con ello ayudar al sustento del joven emigrado, incluso lo recomienda a otras familias para tal labor.
Son estos tiempos en los que José Martí asiste a la Universidad de Madrid y luego a la de Zaragoza, en compañía de su siempre amigo Fermín Valdés Domínguez, que ha llegado a Madrid también desterrado por su participación en los sucesos que condujeron al fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina y que ambos se ocuparon de denunciar con publicaciones.
La sucesión de los años y la diversidad de acontecimientos vuelven a unir estas vidas.
Pedro Joaquín y su hermano Juan siguen las huellas de su difunto padre y se integran al ejército español; por su parte el primero, entre otros cargos, se incorpora al batallón de la Unión Peninsular No. 2 y con el grado de teniente desembarca en Santiago de Cuba en 1895, bajo las órdenes del teniente coronel Manuel Michelena Moreno, tropas que quedan bajo el mando de José Ximénez de Sandoval. Son estos soldados españoles quienes participan en la batalla de Dos Ríos, donde cae precisamente José Martí. Estas consideraciones están recogidas en el artículo Pedro Joaquín Ravenet Hechevarría: discípulo, enemigo y admirador de José Martí, escrito por Jorge Domingo Cuadriello y publicado en el Anuario del Centro de Estudios Martianos 2015. Y según refiere su descendiente Mariana Ravenet en su libro Ravenet revela a Ravenet, en 1894, la madre de Pedro Joaquín, acompañada de su otro hijo y nuera vienen a Cuba y se establecen en la ciudad de Cienfuegos, donde fallece Bárbara Echevarría y Carmona el 22 de julio de 1897, y según consta en el libro de Defunciones de la Santa Iglesia Catedral de Cienfuegos No.21, Folio 121 y número 509, está enterrada en el Nicho No. 29 de la izquierda, fila 2.
Los biógrafos del Apóstol, cuentan con especial reconocimiento las relaciones de Doña Barbarita con Martí; por ejemplo, Luis Rodríguez Embil le llama “el hada buena”; M. Isidro Méndez refiere que Martí “…vivía en una buhardilla y comía gracias a unas clases que daba en casa de la señora viuda del general español Ravenet”. Raúl García Martí, sobrino del Maestro, apunta en su biografía: “Relacionase también Martí con la bondadosa dama cubana Barbarita Echevarría, viuda del General Ravenet”, y Mañach en su Martí el Apóstol, dice “Afortunadamente, doña Barbarita Echevarría, que tanto se conmovió con la lectura de El Presidio, se percata de la situación y una vez que Pepe va a visitarla le pregunta si podrá encargarse de dar clases a sus hijos”.
Corresponde a los cienfuegueros que amamos nuestra historia y honramos en nuestro parque la imagen de José Martí desde 1906, rendirle homenaje a esta cubana, que encontró en la tierra cienfueguera su descanso.
Tomado de: 5 de Septiembre
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