Por: Angel Bermúdez Pupo
19/10/2022
Esas tres Bayamesas adquieren un grado de simbolismo en nuestra cultura y también en nuestra Historia patria

Fotograma del video clip El mambí. (Granma)
Los cubanos somos de música y ritmo. No hay dudas. Muy temprano, encontramos en la música un medio para expresar nuestros sentimientos más íntimos, los propios y universales, y la incorporamos de manera espontánea al proceso de formación de la identidad nacional.
Recientemente tuvimos la oportunidad, de lujo, de asistir, en el espacio “Cultura y nación” de la Sociedad Cultural José Martí, a una conferencia impartida por Jesús Gómez Cairo, director del Museo Nacional de la Música, en la que el investigador se refirió a las connotaciones para la cultura cubana, de tres canciones que bien conocemos en la Isla: La Bayamesa de Céspedes, Castillo y Fornaris, la de Perucho Figueredo, devenida Himno Nacional, y la de Sindo Garay.
Cuando escuchó por vez primera La Bayamesa, de Pedro Figueredo Cisneros, José Martí quedó impactado por la fuerza y la belleza de la canción. Recorría Tampa y Cayo Hueso, en Estados Unidos, en ese afán permanente de aunar voluntades y recursos con que sustentar la causa emancipadora en la Mayor de las Antillas. En aquellos sitios, los revolucionarios de la emigración la cantaban ya con frecuencia.