domingo, 20 de junio de 2021

Carlos Baliño, el hombre puente entre dos ideales

Jorge Wejebe Cobo
16 Junio 2021

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Foto: Archivo

El movimiento obrero y comunista recibió con pesar el 18 de junio de 1926 la noticia del fallecimiento de Carlos Baliño a los 78 años, el que fuera el hombre puente entre el ideal independentista al que se consagró junto a José Martí, con quien fundó el Partido Revolucionario Cubano (PRC), y la emancipación del proletariado en unión de Julio Antonio Mella, con el cual organizó el Partido Comunista en 1925.

En esa ocasión, el Periódico El boletín del cigarrero reprodujo un artículo de gran simbolismo titulado “La caída del roble” y en uno de sus párrafos sentenció: "Los trabajadores de Cuba y especialmente los comunistas, han perdido a uno de sus mejores militantes".

Baliño, obrero tabaquero de filiación socialista, fue calificado por el Maestro como “un cubano que padece con alma hermosa por las penas de la humanidad y solo podría pecar por la impaciencia de redimirlas”, palabras muy cercanas a las que utilizó para calificar a Carlos Marx cuando supo de su deceso en 1883, al cual consideró “hombre comido del ansia de hacer bien”.

En 1892, el obrero tabacalero conoció en Tampa, Estados Unidos, al prócer independentista y se convirtió en su cercano colaborador, que lo distinguió, además, con su amistad, y desde entonces participó activamente en la fundación y dirección de clubes revolucionarios de base del PRC, cumplió tareas en la recolección de fondos en su gremio y escribió artículos en el periódico Patria llamando a desarrollar la revolución.

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Su temprana formación marxista la recibió Baliño de forma intuitiva y autodidáctica. Concibió la gesta independentista como etapa indispensable para la futura redención de la clase trabajadora, en una época en que no escaseaban las interpretaciones dogmáticas y excluyentes del incipiente movimiento socialista sobre el desarrollo y alcance de las luchas de independencia de América Latina.

Al finalizar la guerra contra España retornó desde Estados Unidos a Cuba y comenzó una activa tarea como publicista para denunciar la explotación de los trabajadores y divulgar la ideología marxista y socialista, además de participar en la organización del Partido Obrero (1904), que transformó en Partido Obrero Socialista y publicó el que quizás fue el único artículo de entonces en apoyo a la revolución rusa de 1905.

Tomó parte en la constitución de la Agrupación Socialista Internacional y del Partido Socialista de Cuba, surgido de la refundición del Partido Obrero Socialista y de la Agrupación Socialista Internacional, creada también con su contribución.

La llegada de la década de 1920 representó la entrada en acción de una nueva generación nacida con el siglo, la cual irrumpió en la vida nacional del país, sumido en la frustración que trajo la seudorrepública de 1902, que negó todos los postulados martianos.

Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena son ejemplos destacados de esa generación que aportó a la lucha revolucionaria un nuevo aliento, a la vez que proclamó la necesidad de rescatar el pensamiento y la obra inconclusa de los ideales independentistas.

Para entonces Carlos Baliño, ya al final de su vida, representó la continuación del pensamiento antiimperialista de José Martí y los de redención social que proclamaba el momento.

El 16 de agosto de 1925 participó junto a Mella y otros compañeros en la fundación del Partido Comunista de Cuba, lo cual fue posible en gran parte por los años de lucha y de organización del movimiento obrero y marxista desde 1898.

Su legado de continuidad está muy presente en la obra de la Revolución, sintetizada en la concepción del Comandante en Jefe Fidel Castro, cuando en ocasión del centenario del inicio de la Guerra de los Diez Años, el 10 de octubre de 1868, proclamó que en Cuba solo hubo un proceso revolucionario continuo que se había iniciado 100 años antes.

Tomado de: Agencia Cubana de Noticias (ACN)

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