Por Gelsy Rodríguez Rivero
Radio Cadena Agramonte
13/diciembre/2021 - 11:57:35 AM
Ala y raíz fueron, según el periodista Jorge Mañach, las palabras preferidas de Martí. Desde la cuna hasta la tumba, las alas de su ingenio y su amor patrio dieron vida libre a las ideas que se sembraron desde la Calle Paula hasta Santa Ifigenia para renacer incansablemente no solo en Cuba sino en toda la América Latina.
El contenido semántico de ambas, su aparente contraposición, encierran el espíritu medular del creador, que supo ser él mismo ala y raíz de su patria y su historia.
Universal y tan nuestro, genial y tan cotidiano, elevado y tan terrenal, ideal y tan concreto; fue Martí la más sobresaliente expresión de su tiempo y, a la vez, el anuncio certero y claro de la posteridad.
Por eso somos muchos, y tendremos que ser todavía más, los que bebemos del zumo genial de Martí, porque es imposible abrazar este oficio de periodista, tan parecido a él, sin acercarse a su ejemplo, sin oírle decir a él cómo debe ser la buena prensa, sin admirar en él la materialización de sus ideales y seguirle irremediablemente.
No hay nada que no se sacuda íntegramente ante las palabras de Martí, y en él halla el periodismo cubano un ejecutor insigne por la obra y la acción, por la ética y la estética, por los preceptos que con su hacer dictó a las generaciones venideras, cual código imperecedero de lo que ha de ser el periodismo revolucionario y revolucionador, comprometido y sincero.
Yérguese Martí hoy, periodista, ante nuestro asombro, con una vigencia dada solo a los grandes del gremio. Lo fue por necesidad del espíritu, por instinto y vocación, por ejercicio de la libertad que su talento le permitía.
Lo fue más que cabalmente, magistralmente, de manera constantísima y profunda, de manera eficaz y atractiva. Nos legó un universo trabajado, profuso, substancial y palpitante en el cual reposar las prisas corrientes de nuestro oficio, en el cual posar la vista en esas horas de recuento y dudas.
Es Martí el colega de referencia allí, en el trepidar del diarismo, cuando la prisa urge y las ideas bullen buscando la válvula de escape; él parece tener la medida justa de cada cosa, la palabra precisa, el consejo esperado, y uno siente como su mano al hombro, como su voz al oído, como su dedo apuntando, como su risa leve aprobando… uno le siente allí, siempre cerca, porque el periodismo cubano le debe el ser muy martiano, y los que acometen el oficio se deben a sí mismos conocerle y honrarle.
Tomado de: Radio Cadena Agramonte
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