viernes, 17 de diciembre de 2021

José Martí y la trocha de Júcaro a Morón (*)

Margarita García Veitía
Historia
16 Diciembre 2021

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Vista de la línea defensiva de la Trocha, tomada desde la torre heliográfica en Ciego de Ávila - Foto: Eva Canel

A pesar de las ediciones sucesivas que ha merecido la obra martiana y del rastreo exhaustivo para abarcar material inédito, siempre acaba por aparecer algo nuevo, como prueba de la fecundidad prodigiosa de Martí.

En el año 1973 una paciente búsqueda hizo que se editara un grueso tomo, el 28 de sus Obras Completas, con el título de Nuevos materiales.

Allí encontramos un epígrafe sugestivo Gacetillas de Revista Universal, Sección Ecos de todas partes. Precisamente en las páginas 81-82 está la gacetilla Allá lo veredes, fechada el 14 de mayo de 1875.

El tono es zumbón, como corresponde a la respuesta a un sarcasmo del periódico La Iberia que aduce que “las grandes, las sublimes, las magnánimas, las omnipotentes naciones tienen tiempo de sobra para reconocer la independencia de Cuba, si han de esperar a que esta esté consolidada como República”. (Las bastardillas aquí parecen remarcar la intención irónica). Martí alega: “No son, sin embargo, de la misma opinión de nuestro ilustrado colega los que viven en Cuba y el mismo doblemente pacificador conde de Valmaseda confiesa que ya la revolución toca a las puertas de La Habana con los pomos de sus machetes, según dijo en una de sus proclamas. Parece, pues, más natural creer a los que están capeando el bicho que a los que están viendo los toros desde lejos”.

Y siguiendo esa cuerda burlona, por otro lado discernible sólo en parte de su obra, y especialmente en estas gacetillas redactadas con humor, dice el Maestro:

“Dentro de dos años veremos qué se han hecho 'Las huestes innumerables,/ Los pendones, estandartes/ Y banderas,/ Los castillos impugnables (1),/Los muros y baluartes/ Y barreras/' de que hablara Jorge Manrique en las coplas a la Muerte de su padre D.Rodrigo; entonces preguntaremos '¿Qué se hizo Valmaseda/ Y aquella célebre trocha/ De Morón?/ ¿Qué se hizo voto a bríos?/ Ya ni un castillo nos queda,/ ¡Maldición!/ Todo fue cena de negros:/ Tras tantas peleas ganadas,/ ¿Qué quedó?/ Una lágrima en la historia,/ España sacrificada/ Y un adiós'”.

Muy oportuno el fragmento seleccionado del gran poeta español que describe un poderío aparentemente inconmovible, para luego en un remedo de las usanzas literarias de Manrique retomar muros, baluartes y barreras en su mención de aquella célebre trocha de Morón para predecir que no quedarán sino desechos (lo que habitualmente cenaban los negros era eso: desperdicios) y augurar el derrumbe del sistema colonial español porque ya su ojo certero avizoraba que la trocha de Júcaro a Morón iba a ser burlada y, finalmente, España diría su adiós.

El tono satírico se acentúa cuando Martí asume en estos versos que habla por boca de los vencidos: “Ya ni un castillo nos queda”.

Y su hidalguía se impone en una objetividad nada burlesca: “Una lágrima en la historia,/ España sacrificada/Y un adiós”.

Pero más allá de esta o aquella interpretación literaria queda para nuestra identidad cultural la mención martiana, en justo enfoque de la célebre Trocha de Morón.

(1) Los castillos impugnables aparece en la edición dirigida y prologada por Augusto Cortina de la Obra completa de Manrique. En todo caso significa: que no se puede tomar o conquistar.

Fuentes:

Manrique, Jorge: Obra completa. Madrid, Espasa-Calpe, 1975.
Martí, José: Obras completas. La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1973.

(*) Publicado originalmente en el semanario Invasor, el viernes 18 de mayo de 1989.

Tomado de: Invasor

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