Por: Elier Ramírez Cañedo, Eduardo Torres Cuevas, Yoel Cordoví Núñez, Alberto Prieto
2 diciembre 2023
La “doctrina” Monroe; la sagrada doctrina imperial
Eduardo Torres-Cuevas
La llamada “doctrina” Monroe, conocida por la célebre frase “América para los americanos”, no constituye una expresión aislada, sino que es hija de una concepción imperial nacida en los orígenes políticos de los Estados Unidos. Forma parte de una cosmovisión que incluye otras expresiones sistémicas como las de “la frontera corrediza”, la “espera paciente”, el “destino manifiesto” y, en especial para Cuba, la de la “Fruta Madura”. En todas estas expresiones de la filosofía pragmática norteamericana la mayor de Las Antillas resultó, hasta nuestros días, un eslabón primario y fundamental en la idea imperial. Por esas razones, mientras Europa se desangraba en sus contradicciones territoriales y expansionistas, allende el Atlántico se iba conformando la potencia que hoy domina al mundo. Por esas razones fue por Cuba y por México por donde nació, se proyectó y definió en lo simbólico, económico y geopolítico la doctrina imperial.
En 1889, José Martí es el primer pensador universal que con más profundidad vio el alcance y coherencia de la sagrada doctrina imperial, sustento del “sueño norteamericano”. El apóstol cubano establece la ligazón ideológica de las distintas manifestaciones que, durante el siglo XIX, conformaron el pensamiento expansionista de un imperio de nuevo tipo que se basa en el concepto abstracto y manipulable de Libertad. Luego de expresar: “Desde la cuna soñó en estos dominios el pueblo del Norte”,1 acopla, en proceso histórico, las ideas de Jefferson, la “visión profética” de Clay, “la gran luz del Norte” de Webster, y “el fin es cierto y el comercio tributario” de Summer. En este escrito reproduce una frase del verso de Sewall “que va de boca en boca”, y que expresa “vuestro es el continente entero y sin límites”. A este añade la idea de la Everett de la “unificación continental” y la de Douglas de la “unión comercial”, para concluir:
…y cuando un pueblo rapaz de raíz, criado en la esperanza y certidumbre de la posesión del continente, llega a serlo, con la espuela de los celos de Europa y de su ambición de pueblo universal, como la garantía indispensable de su poder futuro, y el mercado obligatorio y único de la producción falsa que cree necesario mantener, y aumentar para que no decaigan su influjo y su fausto, urge ponerle cuantos frenos se puedan fraguar, con el pudor de las ideas, el aumento rápido y hábil de los intereses opuestos, el ajuste franco y pronto de cuantos tengan la misma razón de temer, y la declaración de la verdad. La simpatía por los pueblos libres dura hasta que hacen traición a la libertad; o ponen en riesgo la de nuestra patria.2