Autor: Por Pedro Rioseco
11 de Marzo de 2022
El ultraje de marines yanquis a la estatua del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, en el Parque Central es un antecedente hace 73 años del mismo bochornoso acto antipatriótico cometido en años recientes por mercenarios cubanos pagados desde Estados Unidos para ofender la memoria del Apóstol.
El 11 de marzo de 1949 una parte de los marines estadounidenses que habían arribado al puerto habanero a bordo del portaaviones Palau, los barreminas Rodman, Hobson, Jeffers y el remolcador Papago invadieron bares y prostíbulos, de la Habana Vieja y Centro Habana armando camorras y haciendo invitaciones ofensivas a las mujeres con que se tropezaban.
Alrededor de la nueve de la noche un grupo de la tripulación del barreminas Rodman deambulaba, con vaivén etílico y actitudes groseras por el Paseo del Prado y al llegar al Parque Central treparon la estatua de José Martí en una irrespetuosa competencia por alcanzar la cima, en medio de la ovación de la pandilla de marines que le acompañaban.
Los habaneros que habitualmente estaban en el parque no podían creer lo que veían, y reaccionaron rápidamente corriendo a defender la estatua del Apóstol, donde un marinero sentado en la cabeza tenía su pie apuntalado en el brazo de la escultura y temían que lo desprendiera.
Todos gritaban indignados y enérgicos: ¡fuera! ¡fuera! En ese momento pasaba por allí el fotógrafo Fernando Chaviano quien registró la afrenta con las dos últimas planchas que le quedaban y por las cuales, al día siguiente, la Embajada de Estados Unidos le ofrecería dos mil dólares pretendiendo infructuosamente destruir la prueba gráfica.
El escándalo en el centro del parque llamó la atención de transeúntes y también de estudiantes del Instituto de La Habana que salían en aquellos momentos. Todos se unieron a los que reprendían a los marinos y los ánimos se exaltaron cada vez más.
El marinero trepado sobre la cabeza de la estatua recibió todo tipo de proyectiles desde piedras hasta botellas, y tuvo que bajar para unirse a sus compañeros que trataban de escapar del cerco de una multitud indignada que los insultaban y respondían a puñetazos la ofensa, sin que policías y otros marinos pudieran liberar a los autores que fueron llevados a una cercana Estación de Policía.
La magnitud de la afrenta, las fotografías publicadas en la prensa en primera plana al día siguiente y la detención de tres marines en un calabozo de la Estación de Policía, movilizó a la población habanera que se congregó frente a ella exigiendo justicia y castigo. Pero, también movilizó al gobierno de entonces, los jefes de las unidades a que pertenecían los marines y a la embajada norteamericana en un intento por liberarlos y sofocar el escándalo.
El 12 de marzo los dirigentes de la FEU, Fidel Castro, Alfredo Guevara, Lionel Soto y Baudilio Castellanos, estudiantes y pueblo se concentraron en la Plaza de Armas frente a la Embajada norteamericana para protestar por tamaña afrenta y exigir que los culpables fueran juzgados por los tribunales cubanos, pero nuevamente los policías arremetieron contra los manifestantes infligiéndoles graves golpeaduras a Baudilio y a otros estudiantes más.
La flotilla yanqui partió de La Habana el 13 de marzo. Un consejo de guerra yanqui sólo condenó a un marine a 15 días preso en las celdas del Rodman de todos los que participaron en el grotesco espectáculo. El Embajador norteamericano intentó acallar el hecho colocando una ofrenda floral a Martí en la propia estatua y ofreció disculpas, pero eso no borró la ofensa que hasta el día de hoy recuerda con indignación el pueblo cubano.
Tomado de: Contraloría General
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