Autor: Por Pedro Rioseco
10 de Marzo de 2022
Un 11 de marzo de 1876, hace 146 años, nació el capitán del Ejército Libertador Panchito Gómez Toro, cuarto hijo del Generalísimo Máximo Gómez y Ayudante del Mayor General Antonio Maceo, quien estando herido murió combatiendo al enemigo para intentar rescatar el cadáver de su jefe.
Panchito constituye para la juventud cubana un ejemplo de amor a la Patria y de fidelidad a sus jefes mambises. José Martí se refirió a él como la criatura humana con menos imperfecciones que había conocido.
Nació en un campamento mambí en La Reforma, Sancti Spíritus, en 1876 y murió en Punta Brava el 7 de diciembre de 1896, cuando sólo tenía 20 años y ya era capitán en las luchas por la independencia de Cuba.
Recoge la historia que, a los pocos días de nacido Panchito en un campamento mambí, llegó Maceo y al conocer al nuevo descendiente de Gómez y Bernarda Toro, se mostró muy contento. Cuando la madre le contó que tenía una pequeña imperfección en el pie derecho Maceo dijo que no importaba, porque el pie que necesitaba un guerrero para montar a caballo era el izquierdo.
Un hecho importante en la vida de Panchito fue conocer el 11 de abril de 1892 a José Martí, en la finca La Reforma, en Santo Domingo. La simpatía que surgió entre Martí y el hijo de 16 años del Generalísimo se afianzó luego durante el tiempo que trabajaron juntos preparando la Guerra Necesaria.
Con 18 años de edad, Panchito viajó a Nueva York junto a su padre y se quedó en esa ciudad para servirle de ayuda y compañía al Maestro, en su peregrinar por Tampa, Cayo Hueso, Costa Rica, Panamá y Jamaica, en la tarea de recabar apoyo para reiniciar la lucha contra España por la independencia.
Cuando el Generalísimo y el Apóstol se embarcaron de República Dominicana para Cuba en 1895, Panchito quería acompañarlos, pero lo disuadieron de aquella idea. Pasado un tiempo, cuando ya Martí había caído en Dos Ríos, el joven llegó a tierras pinareñas en el barco Tres Amigos, en una expedición al mando del mayor general Juan Rius Rivera, que desembarcó el 8 de septiembre de 1896 por la caleta de María La Gorda, en Pinar del Río.
El Lugarteniente General Antonio Maceo, quien en la etapa final de la invasión estaba en el Occidente de la Isla, se asombró de que el niño que conoció recién nacido en el campamento La Reforma ya fuera un hombre de esa talla y lo designó como su ayudante con el grado de teniente. Panchito participó en los combates de Ceja del Negro, Manaja, Tumbas de Estorino, Loma China, El Rubí y Bejerano, donde fue herido en el hombro izquierdo. Ya con el grado de capitán sumaba 14 acciones combativas cuando ocurrieron los hechos de San Pedro el 7 de diciembre de 1896.
Maceo llegó a San Pedro Arriba el 6 de diciembre de 1896, donde aguardan su llegada varios regimientos con unos 450 hombres y marcha a su encuentro con entre 40 y 60 hombres, pero un descuido permite a la vanguardia de una columna española localizar su campamento y fueron sorprendidos por guerrilleros españoles el 7 de diciembre a medio día.
Los jefes y oficiales mambises pasaron rápidamente a la contraofensiva y ante la energía y empuje de la tropa de Maceo, los españoles sufrieron 28 bajas y se retiraron tras una cerca de piedra al oeste del campamento desde donde se defendieron descargando un nutrido fuego sobres las tropas mambisas. Maceo quiso desalojar al enemigo y obligarlos a salir hacia un potrero cercano pero la acción fracasó y se creó una situación táctica muy grave para los mambises con un armamento que no les permitía entablar un combate de posiciones.
Desechando la alternativa de una retirada, Maceo cargó machete en mano hacia un punto estratégico del campo de batalla, pero una cerca de alambre detenía su avance. Expuesto al nutrido fuego de línea proveniente de la cerca de piedras, situada a unos 80 metros, dijo a sus acompañantes "Esto va bien". Apenas dijo eso cayó de su caballo por un balazo que le entró por la mandíbula, rompió la carótida, y murió casi instantáneamente.
Ante el intenso fuego los mambises se retiran y el cadáver queda en terreno dominado por el enemigo. Panchito, por estar herido había recibido la orden de quedarse en el campamento, pero se lanza con un brazo en cabestrillo y prácticamente desarmado, en busca del cadáver de su jefe y resulta blanco fácil de las balas españolas. Herido, debilitado por la sangre que pierde, trata de suicidarse para que no lo cojan vivo, quiere escribir una nota a sus padres y hermanos para explicarles la decisión, pero no puede concluir el mensaje. Uno de los guerrilleros españoles lo remata con machetazos en la cabeza.
Dieciocho valientes, al mando del teniente coronel Juan Delgado se lanzaron fieramente para rescatar de territorio enemigo al Titán de Bronce y a Panchito, y fue tan fuerte su embestida, que la guerrilla española que despojaba a los cadáveres de las pertenencias, abandonó el lugar sin imaginar quieres eran. Esa noche los insurrectos lavaron los cuerpos de los dos héroes y los velaron. Decidieron esconderlos en la finca Cacahual, propiedad de Pedro Pérez, tío del teniente coronel Delgado, donde fueron enterrados en secreto.
Tras la exhumación en septiembre de 1899 reposan en el Mausoleo de El Cacahual los restos de Panchito junto a los de su jefe, el Titán de Bronce.
Tomado de: Contraloría General
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