Jorge Wejebe Cobo
Foto: Cubahora
03 Mayo 2023
La Guerra de Independencia organizada por José Martí comenzó el 24 de febrero de 1895, y en mayo ya estaban en la manigua los principales dirigentes de la insurrección, quienes desembarcaron en la costa oriental de la Isla después de difíciles travesías.
Para definir la estrategia inmediata de la Revolución, las circunstancias imponían un encuentro de los líderes, así como la organización de sus instituciones, tal como contempló Martí en su concepción de lo que llamó Guerra Necesaria.
De esa forma se acordó que la reunión se realizaría el 5 de mayo del propio año, en la casa del administrador de la colonia de cañas del ingenio La Mejorana, en la actual provincia de Santiago de Cuba, solo dos semanas antes de la caída en combate del Apóstol de la independencia, el 19 de mayo de 1895.
Sobre cómo se organizó el intercambio existe un testimonio que describe la realización de un almuerzo debajo del framboyán del patio de la vivienda. En la mesa ocuparon las sillas 18 personas: Gómez en el centro, Martí a su derecha y Antonio Maceo a la izquierda.
Además, estaban José Maceo, Paquito Borrego, Jesús Rabí y el administrador de la hacienda, Germán Álvarez. Pero más allá del festejo salieron a relucir las divisiones de la contienda de 1868-1878, como la tendencia de dirigir la guerra por un Gobierno en Armas, basado en un Presidente y la Cámara de Representantes, y por otra parte la propuesta de la dirección ejercida por los jefes militares, sin la intromisión de los poderes civiles.
Martí y Gómez llegaron a La Mejorana con grandes coincidencias basadas en un equilibrio de poderes en un gobierno con “el Ejército, libre, y el país, como país y con toda su dignidad representada”, como escribió el primero mientras el Titán de Bronce defendía la tendencia de un mando predominantemente militar, encabezado por una junta de generales.
Adicionalmente, influyó en el disgusto de Maceo con los otros dirigentes la designación de Flor Crombet al frente de la expedición que lo había traído desde Costa Rica.
El Delegado del Partido Revolucionario Cubano (PRC) tuvo siempre muy en cuenta en sus planes insurreccionales esas divisiones, y para desterrarlas fundó esa organización en 1892, con el fin de evitar la desunión y el caudillismo y que esas desavenencias volvieran a generalizarse en el nuevo intento independentista.
En el Diario del Maestro sobre el encuentro en La Mejorana dice: “Maceo y Gómez hablan bajo, cerca de mí: me llaman a poco, allí en el portal: que Maceo tiene otro pensamiento de gobierno: una junta de los generales con mando, por sus representantes, –y una Secretaría General– (…) Nos vamos a un cuarto a hablar. No puedo desenredarle a Maceo la conversación: “¿Pero V. se queda conmigo o se va con Gómez?” Y me habla, cortándome las palabras, como si fuese yo la continuación del gobierno leguleyo, y su representante».
La misteriosa desaparición de cuatro páginas sobre esos días del Diario de Campaña de Martí después de su muerte, coadyuvó a que se plantearan muchas interrogantes y especulaciones sobre lo que exactamente sucedió en el histórico intercambio.
No obstante, los acontecimientos posteriores desmienten la ocurrencia de antagonismos insolubles entre los jefes. Por el contrario, en el encuentro se prefiguró la futura campaña invasora hasta Pinar del Río, y al parecer también se abordó la permanencia del Delegado en la manigua o su partida para el exilio para garantizar el apoyo logístico y político a la causa, aunque el Apóstol tenía el propósito, reflejado en los escritos de sus últimos días de vida, de llegar hasta Camagüey.
También Maceo estuvo de acuerdo con el envío de cuatro delegados por la provincia de Oriente a un venidero evento para decidir la organización de los órganos de poder en la manigua, tal como lo concibió Martí en sus proyectos del PRC y que suscitó las principales discusiones.
Otro momento significativo resultó la aprobación por los presentes del Manifiesto de Montecristi, documento en que se anunció al mundo las causas de la Guerra Necesaria, se establecieron los principios civilizados de la conducción de la lucha armada por los cubanos y en general se reflejó toda la obra martiana para evitar los errores y las divisiones internas que influyeron en la frustración de la independencia en la gesta de 1868-1878.
Antes de la partida de Gómez y Martí, este último escribió: “Y así, como echados, y con ideas tristes, dormimos”, en tanto Maceo salió para su campamento sin invitarlos a que lo acompañaran.
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Pero al otro día recapacitó, los llamó a su cuartel y los presentó a la tropa para expresarles de alguna forma sus disculpas y los tres próceres fueron vitoreados por los soldados y oficiales después de que El Maestro les dedicara un encendido discurso sobre los planes de la Revolución.
Así se selló aquel histórico encuentro que hizo irreversible la Guerra Necesaria. (Jorge Wejebe Cobo, ACN)
Tomado de: Agencia Cubana de Noticias
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