miércoles, 31 de mayo de 2023

La última enfermedad de Martí

José Gabriel Ávila Rivera
mayo 18, 2023

Ampliar imagen

No recuerdo cuándo fui literalmente deslumbrado por la poesía de José Julián Martí Pérez, quien nació el 28 de enero de 1853 en La Habana, Cuba. Mejor conocido como José Martí, hoy es considerado un héroe nacional cubano que luchó por impulsar la revolución democrática y popular hacia la independencia de Cuba, Puerto Rico y las Antillas; así como su papel como promotor por la libertad y reivindicación de los derechos de los esclavos, trabajadores y de todos aquellos cuya dignidad fuese vulnerada. Su actividad abarcó la política, la diplomacia, la divulgación de ideas y su faceta más interesante para mí, que es la de poeta. Con un lenguaje especialmente rico, copioso, exuberante y espléndido, se necesita leer y saborear con un diccionario en mano para poder percibir lo que manifestó en su momento,

A muy temprana edad comenzó sus actividades revolucionarias, por lo que a los 17 años fue encarcelado en condiciones tan deplorables que, por afectaciones importantes en su estado de salud, le fue condonada la pena, con una deportación a España; y si bien experimentó un afecto profundo por ese país, por las políticas colonialistas hacia Cuba, en brillantes textos promovió el movimiento político de independencia. Fue a partir de esa deportación como se inició una vida cuya mayor parte del tiempo se caracterizó por el peregrinar en constantes destierros que generaron estancias en muchos países de América, el Caribe y Europa. Una estadía particularmente interesante en México le condicionó una madurez cultural, intelectual, ideológica y formativa, cuando percibió la mezcla de problemas sociales, políticos, económicos y culturales que prevalecían en nuestra región del mundo. Definió la identidad latinoamericana y asumió como un concepto propio, las denominaciones de “Nuestra América” y la “Madre América”, que aparecieron por vez primera en sus escritos en México.

En 1894 Martí y sus partidarios comenzaron a preparar el alzamiento en Cuba que daría lugar a la Guerra de Independencia (1895-1898) cuya culminación sería la emancipación de la isla. Se desempeñó como delegado del Partido Revolucionario Cubano para conseguir auxilios materiales y políticos mostrando grandes virtudes diplomáticas. Con este cargo regresó por última vez a México el 18 de julio de 1894 para recaudar fondos en función de su labor independentista. “Una verdadera revolución”, escribió antes de morir “debe ocuparse tanto de afirmar la soberanía de la nación frente al imperialismo cuanto de liberar a las clases explotadas de sus explotadores […] Cuba debe ser libre de España y de Estados Unidos”. Exigía la necesidad de que Cuba liberara a negros, indios, campesinos y obreros porque, la independencia es también emancipadora de los oprimidos.

José Martí es considerado junto a Bolívar, San Martín y Miranda uno de los principales protagonistas del proceso independentista de Hispanoamérica. No sólo es reconocido por representar un papel decisivo en la emancipación de Cuba, sino porque también dejó un amplio legado literario que se componía de poemas y ensayos, mismos que lo llevaron a ser uno de los precursores del modernismo, un movimiento literario hispanoamericano cuyas repercusiones fueron importantísimas para sentar las nuevas bases de una poética que cambió para siempre la literatura en lengua castellana y otras más.

Un día antes, el 18 de mayo, escribió reafirmando sus ideas y siendo consciente del precio que pagaría por ellas: “… ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber”. Más adelante, expresó con un dramatismo verdaderamente conmovedor: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas, y mi onda es la de David”.

El 19 de mayo de 1895, cabalgando en medio de un combate armado, se dirigió sin saberlo, hacia un grupo de españoles ocultos en la maleza y fue alcanzado por tres disparos que le provocaron heridas mortales. Su cadáver no pudo ser rescatado por los soldados cubanos siendo finalmente sepultado el día 27, en el nicho número 134 de la galería sur del cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.

Tenía apenas 42 años de edad y si bien uno se pregunta qué podría haber sucedido si hubiese vivido más tiempo, su salud era francamente frágil. Se ha comprobado que padeció una enfermedad conocida como sarcoidosis, diagnosticada desde la adolescencia. Caracterizada por el crecimiento de pequeños grupos de células inflamatorias en diferentes partes del cuerpo, estas tumoraciones suelen ocurrir con mayor frecuencia en los pulmones, los nódulos linfáticos, los ojos y la piel. Los síntomas pueden variar según los órganos afectados y aunque pueden desaparecer en la mayoría de los casos, no se necesita un tratamiento específico, aunque en otras personas, puede durar años y provocar daños en distintos los órganos. Probablemente a partir de esta enfermedad padeció afectaciones oculares, del sistema nervioso, problemas cardíacos e inflamación de ganglios con fiebre. También se sabe que padeció un sarcocele (tumor de testículo, de tipo quístico), con abundancia de líquido alrededor del tumor. Para aliviar sus dolores los médicos lo puncionaban con periodicidad. Finalmente fue operado, sometido a una extirpación total del testículo, eliminando la tumoración.

A finales del siglo antepasado, es difícil suponer que pudiese haber vivido mucho tiempo y podemos deducir que sus expectativas de vida a largo plazo eran mínimas; sin embargo, esto no demerita su obra, que es justamente reflejo de una vida intensa.

Repasando mentalmente su extraordinario ensayo “Nuestra América”, me quedo con ese sabor de infinito placer que me genera la obra de Martí: ¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; ¡del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Semí(1), por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!

Notas

1.- Gran Semí, es un personaje mitológico de los indios tamanacos que riega con sus semillas el territorio para dar nacimiento a una nueva generación de hombres y mujeres.

Tomado de: La Jornada de Oriente

No hay comentarios: