jueves, 15 de octubre de 2020

El Martí de todos y de nadie

Camilo Loret de Mola
Miami 28 Ene 2020 - 22:23 CET
No es solo la propaganda castrista, las redes sociales han creado un José Martí 'fake'.

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José Martí, junto a Frida Kahlo y Diego Rivera en 'Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central'. Diego Rivera (AFAR)

El Apóstol, el Héroe Nacional de los cubanos pena condenado a ser el monigote de cada bando político que aparezca en el escenario insular.

Hoy lo usan indiscriminadamente los que imponen el absurdo del régimen en La Habana y los que se oponen al sistema desde el exilio o la oposición interna. Les sirve por igual a todos, lo citan con frases apócrifas y lo acusan de decir los disparates más elementales, fuera de contexto, lejos de su estilo.

En ese nuevo parnaso en que se han convertido las redes sociales, han creado otro Martí, uno que firma cuanto anatema le pase por delante. Un Martí fake capaz de afirmar que "cuando un pueblo emigra los gobernantes sobran" sin que nadie pueda precisar dónde o cuándo pudo decir tal cosa.

En los años 80 del siglo pasado la frase apareció en Cuba y se la atribuían a la premier británica Margaret Thatcher, decían que "La Dama de Hierro" había quedado conmovida con la emigración vietnamita y soviética cuando lanzó la sentencia.

Pero sin explicarse cómo, la frase le fue endilgada al Héroe Nacional alrededor del 2010 y ya hay algunos que aseguran haberla escuchado de toda la vida.

Otro pensamiento que se multiplica en las redes sociales es el referente a las ventajas de tener enemigos, al que inclusive le han acoplado la foto de brazos cruzados de Martí, cuando en realidad es un pensamiento de Baltasar Gracián, un escritor jesuita que llevaba 195 años muerto cuando, en 1853, José Julián abrió los ojos en la calle de Paula.

Desde La Habana el régimen no se queda atrás, ha montado todo su "martirologio" en base una carta de dudosa procedencia.

"En silencio ha tenido que ser", "viví en el monstruo", "el norte revuelto y brutal" y "mi onda es la de David" son algunas de las frases repetidas hasta el cansancio para convencernos del odio que sentía Martí hacia EEUU, pero el régimen se cuida mucho de contar que la carta donde aparecen estas frases pudiera ser un invento español.

La carta inconclusa a Manuel Mercado se clasifica como un documento desaparecido, según consigna Gerardo Castellanos en su Panorama histórico: Ensayo de cronología cubana desde 1492 hasta 1933.

Supuestamente, un militar español la encontró en el cadáver de Martí aquel 19 de mayo de 1895 en Dos Ríos y sospechosamente fue escondida hasta que la publicó en la revista habanera El Fígaro. Desde entonces muchos piensan que se trata de un tardío pase de cuenta de los españoles a los gringos, que les derrotaron en el desastre del 98. Hay inclusive quien dice haber visto la carta en los museos de Cuba, cuando la realidad es que el baluarte ideológico del castrismo es una fantasía española que nunca ha podido ser corroborada.

En ese vía crucis impuesto al Apóstol se le saca de contexto y adultera en provecho del propósito de moda, responsabilizándolo de ponerle cascabeles a los látigos o llorándolo por una foto de joven, preso y con grillete donde inexplicablemente aparece una columnata decorativa.

El último agravio es embarrarlo, mancharlo de sangre o pintura roja en un desespero por llamar la atención del cibermundo. Los Clandestinos de moda no son más que otra frase inventada a expensas de Martí, no hay profundidad ni mensaje más allá de la mancha superficial que sin sentido arrojan sobre la figura del único inocente en este pleito.

Pobres de quienes pretenden encontrar un laberinto de propósitos y sentidos detrás de esa fina capa de colorante que no logra penetrar el mármol, o el yeso barato con que se fabricaban los bustos del "Periodo Especial". No hay nada detrás del manchón amorfo.

Hay oportunistas que ahora pretenden asociarse al clandestinaje y comprar a los elementales ejecutores de la embarrada, también hay personas bien intencionadas que intentan salvar algo de esta novedad cuando en realidad se trata de un fenómeno espontaneo que hace daño, salpicando sus gotas de pintura en todas direcciones.

Clandestinos no serán nunca los herederos de la oposición histórica que por tantos años ha sufrido la represión en carne propia, no les corresponde ser los pinos nuevos de los que hablaba Martí en un ensayo muy suyo.

Son el reflejo de una nueva tendencia a banalizarlo todo, de un nuevo tipo de activismo simplista que vulgariza cualquier causa, incluida una tan seria como el final de la represión en Cuba.

Son parte de un grupo de gestores que se repite en las pantallas de las computadoras, a veces posando desnudos, otras veces diciendo disparates o convirtiéndose en eco de los chismes y venganzas personales que llegan de la Isla, aunque todos aseguran defender los derechos de los cubanos, sin detenerse a sopesar que en esa supuesta defensa Martí termine cubierto de desechos.

Si algo ha logrado Clandestinos es repetirse como moda, hay copycats en varias provincias y algún desesperado que intenta darles un rumbo más agresivo desde una página anónima que presume de ser la idea original.

Clandestinos también son el instrumento invaluable que la represión necesitaba, ahora pretenden poner un pomo de pintura en las manos de todos los opositores, intentando vestirlos de chusma ignorante e irrespetuosa pagada por "el norte revuelto".

Los cubanos debemos aterrizar a Martí, devolverlo a ese ser de carne y hueso que tanto nos une y nos separa, debemos defenderlo limpio pero impuro, imperfecto, pero con ese brillo "que ilumina y mata", solo entonces estaríamos garantizando para nuestros hijos el futuro de una nacionalidad que ya la sufrimos en tragedia y no la debemos degradar a una comedia.

Martí es de todos y no es de nadie, como los son las palmas agrestes y voluntariosas, que siguen apareciendo y creciendo, verdes y hermosas, en aquella isla depauperada.

Tomado de: Diario de Cuba

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